Eduardo Acevedo: “Parecíamos gladiadores romanos: pan y circo, coliseo y tenemos que jugar”

El ex técnico de Universidad de Concepción reafirma sus fuertes críticas a la programación del Campeonato en época de pandemia. Vuelve a reclamar por la inequidad deportiva que, dice, perjudicó al Campanil y lo motivó a irse del fútbol chileno.



“Equidad deportiva, dije yo”, aclara de entrada Eduardo Acevedo, ex director técnico de Universidad de Concepción. La carencia de esa garantía es la que lo llevó al uruguayo a renunciar a la banca del Campanil, que en las próximas fechas se jugará la permanencia, ahora con la dirección de Hugo Balladares. Después del empate ante Everton, frente a todo el país, a través de la transmisión televisiva, el charrúa anunció que se iba. Lo sabían solo los dirigentes y el capitán del equipo, Alejandro Camargo. “Yo no dije que hubiera mala intención o buena intención, nada de eso. Yo lo que digo es que jugué cinco partidos en 18 días y cuatro partidos en 10 días van a jugar ahora los muchachos. Y resulta que lo que está pasando es que jugamos contra rivales que descansaban una semana y nosotros veníamos de jugar tres partidos en esa semana. Entonces, cuando yo les digo a los dirigentes, que hicieran una carta. O quizás yo estoy acostumbrado a otra cosa, soy de decir lo que pienso. Y les dije a los dirigentes “si yo no veo un cambio, me voy después de Everton”. Que haya equipos que jugaron dos partidos en 16 días y nosotros cinco en 18 y ahora vienen cuatro en 10…. En su momento tuvimos unas tarjetas amarillas que las protestamos, cuatro tarjetas que tenemos los videos y no vemos por donde, y tampoco ganamos ninguna. En esos cinco partidos en 18 días nos fijan dos partidos en el norte. Uno ante Cobresal, a las 10.30 de la mañana, el segundo tiempo con 40 grados de calor y 2.500 metros de altura. Universidad de Chile juega a los seis o siete días, a las siete de la tarde y va en un charter. Más allá de los resultados, son las ventajas deportivas que notaba y se las dije a los dirigentes. Y cuando el día jueves, antes del partido con Everton, se corrobora lo que yo decía, les presenté la renuncia. Y la hice pública recién después del partido”, expone en la nueva edición de El diván del Kily, el programa de conversación de El Deportivo de La Tercera.

¿Siente que hubo intención de perjudicar a Universidad de Concepción con la programación?

No, no. Sí que se le está perjudicando, pero no creo en la intención. Yo creo que hay que jugar partidos y partidos. Para Universidad de Conce siempre fue negativo. Hemos cumplido todos los protocolos, todas las fases de la pandemia. Tuvimos dos o tres semanas en las que los jugadores no podían compartir pelotas, seguimos cuidándonos. Ahora recién salió un positivo, después de 26 hisopados que llevamos. Resulta que nos da negativo y tenemos que jugar por los que no juegan, que, ojo, tampoco veo intención. No se juega con estas cosas, yo no creo en la mala fe. Sí creo en que hay momento en que se diga ‘esto tiene que seguir adelante y que siga a toda costa’. El sacrificado, al final, es la U de Conce y alguno más. Eso es lo que yo no veo bien.

A su juicio, entonces, terminar el torneo como sea es lo que genera esta situación…

Sí. Porque sí, había que meter partido y partido. Yo no tengo problemas en jugar cada dos días si todos jugamos cada dos días, pero no me hagan jugar a mí cada tres días y yo jugué contra rivales que venían de una semana de descanso. Y después ese rival jugó a los nueve días. Nosotros veníamos de tres partidos y teníamos que jugar a los tres días de nuevo. Eso no es equidad deportiva, no es paridad. Los contratos van y vienen. Me da una pena enorme porque en Conce me trataron de gran manera, los dirigentes, la universidad. Quizás yo estoy acostumbrado a otra cosa, a protestar y no, es por carta, es por coso… ¿Y cuando entrenábamos? No podíamos ni entrenar. Dos viajes al norte, seguidos.

¿A quien responsabiliza de la falta de equidad que denuncia?

Yo pienso que a la organización. Acá, en el club, nunca nos fallaron en un mes de sueldo. Tengo cosas maravillosas para hablar de Chile, pero ante la premura de todo lo que se vino después, la vorágine de partidos, no se pensó. Entonces ‘este está negativo, juega, juega, juega’ y los demás no juegan. ¿Como es? Yo lo protesto con Iquique, después con La Serena y no tengo repercusión alguna. Yo les digo a los jugadores ‘algo tengo que hacer por ustedes’. Los jugadores no van a decir ‘nosotros no jugamos’. Es como cuando echan a un técnico. No van a echar a echar a los jugadores. Entonces, yo tengo que ponerme y decir ‘acá está pasando esto. El esfuerzo que han hecho estos jugadores de Universidad de Concepción es tremendo’ y los vi en un partido fundidos, sin reacción, jugando con un equipo que venía de siete días parado. Y en su casa.

El presidente de Audax Italiano habló de una operación salvataje a Colo Colo, ¿concuerda? ¿ve alguna relación con esta desprolijidad que plantea?

No. No puedo decir eso. Capaz que él tenga fundamentos. Yo no lo puedo decir, no lo puedo afirmar. Yo estoy hablando del perjuicio hacia nosotros. Y también dije, y no es por lavarme las manos, el fútbol no tiene misterios, está lleno de misteriosos, ese es el tema. Pero yo no puedo afirmar una cosa que no la sé. Entonces, yo creo que acá tenemos que jugar todos. Se para un partido, se paran todos, pero no me digan que después del 15 se van a poner a igualar todos lo demás, que ya el 15 puede estar el pescado vendido. La paridad en la competencia tiene que ser en la competencia misma. Puede haber un día de diferencia, pero no así. No puedo afirmar lo que dice. El fútbol te convierte, sí, en una persona desconfiada, pero yo creo en la buena intención. Cuando me demuestren que no hay buena intención, ahí ya es distinto. Y yo no soy un tipo que me atornillo a los sillones o a los cargos. Llevo del año 96 dirigiendo, en todos lados, y me he manejado siempre de la misma manera.

¿Y esta vez vio malas intenciones?

No. Yo creo que hubo falta de organización. Para mí, en la premura de los partidos lo que hubo fue falta de organización. Este da negativo, juega. Si es positivo, la seremi, no se quien, suspende los partidos. Pero estos juegan. Y resultan que yo estoy jugando y el otro, descansando. Yo hablé de equidad, no de intenciones. No hay paridad, de que todos juguemos en las mismas condiciones. No sé por qué. Que hay que jugar porque no jugamos durante seis meses. No. Acá hay jugadores de fútbol, hay planteles cortos. Nosotros no somos un plantel largo, pero me jacto de que pude hacer jugar a seis jugadores jóvenes, que rindieron de maravilla.

¿Cambió su percepción respecto del fútbol chileno a raíz de esas “cosas raras” que expuso?

Reconozco también que es un año distinto, que es inédito, que no es normal. Tengo muchos colegas, amigos. Dirigí a David Henríquez, a Nelson Pinto. Conozco mucho del fútbol de Chile y siempre lo tuve como es, como un país organizado y serio. Ahora, yo pienso que se desbordó el vaso. Que hubo una cosa inédita, que había que jugar, que había que darle esos 30 partidos a la televisión y no se pensó en la competencia. Se pensó en la cantidad y no en la calidad de los partidos. Ni en la desventajas entre ciertos equipos. Hay equipos que tienen la desgracia de tener un contagiado, pero es el otro equipo el que sale perjudicado y él sale favorecido. La U de Conce mandó una carta a la federación y todo. Y yo esperaba algún efectivo. En enero vas a jugar 15 puntos que son muy importantes. Nosotros heredamos una tabla y aceptamos el reto, pero también estábamos mirando de reojo las copas. Y rivales que están en las mismas posiciones, jugaron menos que nosotros. Esperaba una respuesta y no la encontré. Yo, por mis jugadores tenía que hacer algo.

¿Cree que se debía seguir jugando? Usted decía que los entrenamientos desaparecieron, que se lo llevan viajando, que hay un riesgo importante en el ir y volver…

Lo dije. Fue un año muy difícil. Parecíamos gladiadores romanos, pan y circo, coliseo y tenemos que jugar. Entiendo también que un año sin jugar es tremendo. Casi un poquito más del 10 por ciento de su carrera. También entiendo que hay mucha gente que vivimos del fútbol. Sí creo que había que hacerlo más cuidado, dividiéndolo, no con la premura de jugar y jugar. Capaz que la premura de los hechos es lo que ocasiona todo esto. Y los perjudicados somos los jugadores y los que estamos al frente de los planteles.

¿Es el aspecto económico el que justifica este calendario tan exigente?

Sí, sí. Yo no estaba acá el año pasado, pero se cortó el campeonato y no se terminó de cumplir. Y esto pasó en el mundo. Cuando jugamos con Audax, cuando comenzó esto, fui el que declaró que era un disparate que se siguiera jugando. Que los jugadores estaban nerviosos y en hoteles. Está grabado. Al otro día, se suspendió el campeonato. Acá está la vida en juego, pero no voy a parar el fútbol del mundo. El fútbol tiene que seguir, pero con los cuidados máximos. En la Universidad de Concepción era a rajatabla. Era más fácil entrar a la NASA que entrar a un entrenamiento de la U de Conce. Nadie está a salvo de agarrarse la enfermedad, porque hay que ir al supermercado, puede pasar. Nosotros hemos cumplido a rajatabla, no digo que los demás, no. Lo que sí es que siempre dimos negativos. Nos hicimos 26 hisopados. Ahora, en el 27, hubo un positivo.

¿Quiénes sabían que se iría después del partido con Everton?

La dirigencia, el gerente deportivo.

¿Se los explicó antes a los jugadores?

No. Hablé con (Alejandro) Camargo, el capitán. Le dije que no lo podía pasar por alto, porque también fue capitán, que no lo decía para que no tuviera repercusión. Cuando terminó el partido, tenía que hacer pública mi decisión, porque si no lo hacía no iba a trascender. Lo hago por mis jugadores, para que vean lo que está pasando con mis jugadores. Y después tuve la charla con todos y fue una cosa muy emotiva, que me la voy a guardar en el corazón. De los dirigentes, si me quejo, sería deshonesto.

¿Los jugadores le reprocharon que lo haya comunicado por televisión antes que a ellos?

No. Yo tenía miedo de generarles alguna repercusión en el campo de juego. Tenía que cuidar mucho eso. Si no lo decía en ese momento, mi renuncia no tendría ninguna repercusión. Tenía que decirlo en ese momento, públicamente, para defender a mis jugadores. Tenía que hacerlo ver, para defender a mis jugadores, a mi institución. Yo soy así. No me callo. Los jugadores lo entendieron.

Internamente, al menos, comentan que están molestos, que no esperaban que los dejara.

Nadie me lo dijo. Al revés. Tengo 30 mensajes de jugadores. De los pibes a los grandes. Yo lo hago por ellos, no por mí. Yo pierdo el contrato. Los dirigentes me ofrecían tres años. Si alguien no lo entendió…

La dirigencia también lo acusa de abandonar el barco ante el peligro de hundimiento, ¿qué les responde?

Yo pienso que les molestó, porque ellos me quisieron convencer. Uno de ellos me dice que los milagros existen y yo le digo que no. Mis jugadores se están matando y yo algo tengo que hacer, porque después les critican que dan un pase mal, que no pudo controlar. Y nosotros veníamos trabajando lo mínimo para regenerar. Hielo, regeneración y nada más. ¿Qué voy a hacer?

¿No está arrancando?

No. Entiendo que puedan estar molestos, pero el que calla otorga. Y si no hago nada, siga el baile. Como capitán del barco, tenía que hacer algo. Me inmolo yo. No les puedo decir a los chicos que no jueguen más. ¿Qué tendría que hacer? Yo soy sanguíneo, tengo pasión. Mis grupos, en todos lados, hablan de mí y me mandan mensajes. No tengo ese trauma. Y si alguno no me conoció, lo lamento. Tengo un gran recuerdo de todos los dirigentes, pero no me voy a callar.

Si la U de Conce, con la misma programación, hubiese estado quinta, fuera de peligro, ¿hubiese tomado la misma decisión?

No tiene nada ver lo del descenso. Yo estaba peleando las copas, también. Te lo dije. Estaba en copas cuando pasa esto. Sabíamos lo que estábamos jugando, una cosa que heredamos, pero que la sabíamos perfectamente. Si nos deshauciaron antes de empezar el campeonato. Esa es una realidad. Y de repente empezamos a sumar puntos y puntos. Hicimos 28 puntos desde que empezó la pandemia. Con un plantel corto. Hay un solo jugador del año pasado. Sé lo que hago. ¿Me callo, sigo entrenando, sigo cobrando? No sería yo. Algo tenía que hacer. Los dirigentes me dieron su respaldo. O será que en mi cabeza soy más amateur que profesional. Quiero ganar, competir con los demás de igual a igual. No me ata un contrato. Y si alguien dijo algo, no me lo dijo a mí.

¿Siente que alcanzaba a salvar a la U de Conce del descenso?

Sí. El grupo está muy fuerte. Lo físico y las sanciones empezaron a mermar la situación. Si la U de Conce agarra una tranquilidad… en el partido con la U hubo un penal y no lo fue a consultar al VAR, pero para matar a la U de Conce le van a tener que clavar un puñal en el medio del corazón. Y ojo que no nos reforzamos. No porque no buscamos, porque no había.

Si la U de Conce desciende, ¿qué porcentaje de responsabilidad asumirá?

¿De lo que heredamos o de lo que hice yo?.

De todo…

Ehhhh, espera, espera. 22 puntos del año pasado, una campaña espectacular llevamos, con un plantel armado entre el 3 y el 24 de enero. Yo sabía que estaban esos puntos. Yo tengo fe en mi trabajo y la U e Conce me dio la seguridad. La universidad está por encima de cualquier cosa. Tuvimos tiempo para trabajar. Llegamos a los cinco partidos y el equipo empezó a caer. Yo acepto si todos jugamos con las mismas condiciones.

¿Esperaba que Cecilio Waterman se transformara en uno de los mejores futbolistas del torneo?

Sí. Si lo traje y lo conozco hace 11 años. Lo enfrenté y lo dirigí en Defensor. Sé de su potencia, valentía. Yo fui defensa y me pongo a pensar que me hubiese costado marcarlo

Él agradeció, en una entrevista con La Tercera, que lo hubiera traído y que le diera confianza. ¿Donde lo imagina el próximo año?

Uff, no sé. Es ilimitado. No tiene techo. Cecilio corrió con una desventaja, que siendo extranjero no salía de Uruguay. Estuvo en Fénix, que es un cuadro muy querido, pero no pelea campeonatos, con sus goles y todo. Cuando fue a Defensor ya peleó campeonatos. Jugamos finales, salimos campeones. Ahora tuvo la suerte y lo aprovechó. Yo sabía que iba a dar, porque sé lo que es como persona y como jugador.

En un panorama ideal, ¿cómo hubiese jugado la U de Conce de Eduardo Acevedo?

Empecé a dirigir el 96, he salido campeón, he estado en buenos mercados, pero lo que creo es que la idea no puede estar sobre el jugador. Tengo que sacarle rendimiento. Mi idea siempre será estar arriba, pero hay veces que no se puede.

¿Ha recibido alguna oferta?

Me preguntaron lo de Nacional, que es un grande de América, que tuve la suerte de dirigir. Hablé hace dos meses con ellos y les dije que no me podía ir. Después, en la conferencia un periodista me preguntó. Yo me iba el 22 de enero y Nacional empieza a entrenar el cinco. Entonces, ¿piensa que seguiría acá? Si hubiera algo, se lo digo. El fútbol te lleva a desconfiar y entiendo las preguntas, pero cuando hablen de mí, averigüen quien soy Aprietas un botón y te sale todo.

Lo cambio de tema, ¿puede un entrenador provocar a un jugador rival? Se lo pregunto por la conducta de Gustavo Quinteros.

No, no. Yo nunca me he metido. Yo nací jugador de fútbol y voy a morir jugador de fútbol, a pesar de que soy técnico y de que estoy del otro lado del mostrador. Para mí lo más grande del fútbol es el jugador. Yo respeto a todos los jugadores del mundo. Para mí, un jugador es sagrado, nunca voy a tener una palabra con un rival. Al revés, pueden preguntarles a los rivales cuando se acercan a mí, el saludo o cuando se acaba el partido, que los saludo a cada uno. Yo al jugador lo respeto a muerte. Sé lo que está peleando, sé lo que está luchando, sé que está a 250 pulsaciones. Sé todo. Yo fui jugador de fútbol y tuve la suerte de jugar en grandes mercados. Un jugador de fútbol para mí es sagrado.

¿Cómo calificaría su gesto?

Gustavo es famoso en América también. Es un técnico que nunca ha tenido problemas. Hay que ver el momento, qué pasó, la situación, el contexto. Si uno saca de contexto las cosas siempre van a ser explosivas. Nunca me había enterado de que Gustavo hubiese tenido problemas con algún jugador rival en ningún lado. Las veces que tuve con él, es un tipo muy educado y todo. Lo que sí sé es que con un jugador no me meto, pero hay que ver el contexto.

Cuando hablamos de contexto se refiere a la situación de Colo Colo o a lo específico de la jugada.

A lo de la jugada. A si pasó algo específico. Yo tengo la fortuna de que todos me respetan. Ahora, qué puede pasar si un jugador viene y me provoca. Hay que estar muy frío. No me ha pasado. Algo pasó. Para que haya una reacción, tiene que haber una acción. Es lo mismo que cuando me piden opinar de un equipo y no sé qué está pasando. Las situaciones del fútbol son intransferibles. Ahora, sé que conmigo es muy difícil que los jugadores se metan.

Es un código no escrito del fútbol que los entrenadores no se meten con los jugadores…

Por esto te digo que hay que ver el contexto. Yo no sé lo que pasó. Para que haya reacción tiene que haber acción y la acción no la veo bien.

¿El entrenador no debería estar con la cabeza más fría, no reaccionar ante este tipo de situaciones?

Yo estoy metido en el rectángulo. Me pueden gritar a favor o en contra y no me doy cuenta. Yo estoy viviendo el partido. Nunca me gustaron los entrenadores que están quietitos. Yo estoy para ayudar a mis jugadores. Como jugador nunca me gustó tener un técnico frío. Es mi manera.

¿Cómo controla los nervios?

Yo canalizo por el trabajo. He jugado mundial, copa América. Somos hijos de la presión, debe ser como una droga, porque nunca la probé. Yo canalizo por el trabajo. Cada día de la semana es fundamental, no puedo perder el tiempo. Si no puedo hacerlo, me vuelvo loco. Los nervios están, el día que no los sientas, ándate. No sientes nada por el fútbol. A mí no me gustan los vestuarios con olor a perfume. Cuando hay nervios, hay otros olores. A mí no me gusta que entren con mascotas, aunque fui niño y me encantaba, pero es una distracción. Yo los quiero metidos. Yo no doy notas antes de los partidos. Veo el detalle, si está inquieto, veo la banca si hacemos un gol, quien no está atento. Son todos detalles que me marcan quién es quién.

¿Le gustaría tener una revancha en el fútbol chileno?

Chile es espectacular. Los jugadores y la infraestructura son maravillosos. Hay una cuestión que me llama la atención: acá están poniendo menores por reglamento y no por por las condiciones que tienen. Yo estoy en contra del reglamento. En Uruguay hice debutar jugadores de 15 años. Quiero ver una coordinación más grande entre la Selección y las menores. Yo tenía cada jugador. Lástima que estábamos peleando cosas importantes y que no les pueda poner la presión del descenso. El reglamento puede llevar a usar jugadores de 19 o 20 años obligado y a que después de que cumple la edad lo tiro para afuera. Ha pasado en México. A Leandro Díaz hoy lo quieren de México. Cuando nosotros llegamos se iba a ir prestado. El fútbol no es edad, es responsabilidad. Es lo único que veo mal en Chile. La falta de oportunidades a los jóvenes.

¿Qué opina de la partida de Reinaldo Rueda?

No la entiendo. Yo a Rueda lo tengo por un gran estratega. Pude estar con él en una cena, en una premiación que nos hicieron en el diario El País, en Uruguay, y siempre dije que Rueda es un gran estratega. No comprendo qué pasó. Nosotros tenemos la suerte de tener al Maestro, que lleva 12 años dirigiendo a la selección. Conoce desde el Sub 14 hasta el jugador de Primera. Yo creo que a Chile la ansiedad lo vulnera, pero la Selección tiene que ser un proceso. Yo tuve la fortuna de jugar contra la mejor camada de jugadores chilenos de la historia. Llegué a jugar contra Elías Figueroa, contra Caszely. Letelier, Basay, Aravena. Lizardo Garrido… nos daba dolor de cabeza. Y después está la otra, la de Arturo, esta generación. Y uno se pregunta por qué hay un lapso en el medio. Eso tiene que estudiar Chile. Tiene que haber más procesos largos. Y no ser permeables a las críticas. Los dirigentes tienen que saber qué entrenador contratan, por qué lo contratan, qué es lo que quieren y después confiar y no ser permeables. En el fútbol, la gente del fútbol y los dirigentes tienen que ser impermeables, pero hoy con lo de las redes los dirigentes se ponen nerviosos. Lo de Reinaldo no lo entiendo, no lo entendí, qué fue lo que pasó. Hizo un partido estratégicamente brillante contra Uruguay. Hubo un penal dudoso, el de Coates. Después veo un bajón tremendo. No entiendo qué pasa. En Uruguay, cada jugador entra a la cancha a jugar una final del mundo.

¿Vio en el futbol chileno las piezas como para pensar en el tan ansiado recambio?

Sí. Las hay. Lo que pasa es que tienes que darles las oportunidades, porque yo veo condiciones. Y cuando tienes condiciones, tienes que pulirlas y darle y darle. Jugar partidos internacionales. Acá me hablan de un juvenil de 21 años. En Uruguay si no estás a los 17 o a los 20, te lapidan la carrera, porque no alcanzar a ser un clase A. Hablaba con Patricio Ormazábal y me dijo un par de cosas muy interesantes. El principal daño es que esos jugadores no tendrán competencia.

¿Qué le parece la sanción a Cavani por llamar ‘negrito’ a un seguidor a través de las redes sociales?

Me parece un disparate. Es una locura. Por algo hacen eso. ¿Estarán sucios para hacer eso? Negrita mucha gente en Uruguay le dice a la señora. A mí me decían ‘Blanquito’. No hay un problema con eso en Uruguay. Nosotros vivimos todos juntos. Aparte es una conversación, por más que sea en redes, dirigida a un amigo de toda su vida. No le digo a un desconocido. Salió la academia en Uruguay y Argentina a respaldar a Cavani. Cuando hacen esas cosas, es porque quieren erradicarlas. Y en Uruguay no las hay. Me parece un disparate, de otro planeta. El negrito es cariñoso, blanquito igual. En México te dicen güerito por rubio o si tienes los ojos claros. ¿Entonces me están discriminando? Le erraron al clavo. Hasta la Conmebol salió a defenderlo.

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