Daniel Krauze, escritor: “En México se nos enseña que la corrupción es natural, y eso a la larga afecta”

Narrador y guionista de la exitosa serie sobre Luis Miguel, el hijo del historiador Enrique Krauze ofrece un crudo retrato de la política de su país en la novela Tenebra.


Daniel Krauze (1982) escuchaba con una mezcla de escepticismo y fascinación. Entre copa y copa uno de sus amigos, joven asesor de un senador, le hablaba de su vida en los entresijos del poder y de los placeres y privilegios a los que tenía acceso. Las cenas, los viajes, los gastos. Decía que acababa de hacer un viaje por Capri con un grupo de amigos, todos jóvenes operadores políticos. Arrendaron un yate, contrataron prostitutas y estuvieron de fiesta navegando dos semanas por el Mediterráneo.

-No mames, no te creo -dijo Krauze.

-¿Ah, no? Pues mira -respondió el amigo, enseñándole su cuenta de Instagram.

“Allí estaba todo, en cuentas de funcionarios públicos, con redes sociales abiertas”, recuerda el escritor, hijo del historiador y director de la revista Letras Libres, Enrique Krauze. “No me impresionó que hubiera corrupción en México, eso ya lo sabía, sino que fuera tan descarada. Sentí como que hubiera encontrado una mina de oro y quise escribir una novela sobre estos jóvenes políticos millonarios”, cuenta.

Autor de la novela Fallas de origen y guionista de la exitosa serie sobre Luis Miguel que transmite Netflix, Daniel Krauze dedicó tres años a investigar el universo sombrío de la política de su país. “Fue un proceso muy entretenido y muy perturbador. No solo leí mucha historia política de México, sino que me entrevisté con gente muy cercana a políticos, expolíticos, funcionarios, periodistas. Y fui apuntando frases y se las di luego a mis personajes. Y mucho de lo que cuento en la novela son cosas que me contaron y que confirmé con distintas personas. Me parecía que eso le iba a dar una pátina de verosimilitud. La novela se aproxima mucho a la realidad, porque mucho de lo que aparece en ella está documentado”, afirma.

Publicada el año pasado en México, Tenebra relata la historia de Julio Rangel, asesor del senador Óscar Luna, un tipo oscuro y corrupto, y Martín Ferrer, cuya familia encontró la ruina precisamente debido al senador Luna. La novela alterna los puntos de vista de ambos y los aproxima a través de una historia de venganza. Ambientada en el gobierno de Enrique Peña Nieto, la historia dibuja una trama cruzada de corrupción, crímenes y drogas. Y bajo ella, late la violencia del narcotráfico. “Un lenguaje realista y unos diálogos inmejorables en una magnífica novela”, afirmó Mario Vargas Llosa.

Con agilidad narrativa y personajes fuertes, Tenebra ofrece una mirada cruda a la política y una reflexión sobre el deterioro moral del país. En ella, la justicia parece ausente: “Una de las personas que entrevisté me dijo que en México no hay crimen que acabe con la carrera de alguien en esa esfera del poder”, cuenta.

¿Óscar Luna y Julio Rangel se basan en personajes reales?

Julio se inspira en estos operadores políticos jóvenes y millonarios, es un Frankenstein de varios de ellos. Óscar Luna está basado en muchas historias que escuché, no te quiero dar nombres, pero en tres o cuatro políticos mexicanos a los que estudié y pregunté cosas.

Es decir que la corrupción y los delitos que vemos en la novela no son del todo ficción.

No sé si hay un senador mandando a matar a alguien, no tengo ese dato, pero otras cosas sí, empresas fantasmas, acá les llamamos factureras, que se hacen solo para hacer dinero. Las dinámicas de los personajes son ficticias, pero yo quería que los universos en que se mueven fueran reales. Esas bodas, los hoteles, el derroche de dinero…

Parece que en el mundo de la política que describe no hay lugar para la honestidad o el servicio público

Es muy difícil en México encontrar a un político que crea en el servicio público, hay los que creen hasta donde el jefe los deja, siempre protegiendo su carrera o su dinero. Creo que la clase política mexicana es deleznable y es tan atroz que solo atrae gente así. Imagino poca gente honesta pensando quiero ser diputado, ¡cómo, si es un nido de ratas! Un ambiente vil, envilecido, atrae gente de esas características, no a gente honesta. Por eso el padre de Martín dura cinco segundos como aspirante a político, porque es honesto, valiente, no es calculador, pero se lo comen y lo escupen en tres segundos. La política en un país como el mío admite muy poca gente honesta.

¿Qué mueve a la política en México?

Hacer dinero, yo creo que la manera más sencilla de ser millonario en México es entrar a la política, de esto no me cabe la menor duda. Si te quieres hacer millonario, hazte amigo de un político. Los políticos aspiran a tener dinero, mi penthouse, una chica, eso, en menor medida el poder y muy abajo mejorar mi alcaldía. Ponte a ver, acá hay un actor, Alfredo Adasme, lo grabaron diciendo apenas llegue a la alcaldía voy robar 300 millones de pesos, y encima tiene la manía de insultar a la gente, ¡es un monstruo! Y sigue siendo candidato.

¿En qué medida los países tienen los políticos que se merecen?

Me pregunto mucho eso: ¿El país tiene los políticos que nos merecemos? En México tenemos muchos problemas, se nos enseña que la corrupción es algo natural, y eso a la larga afecta. También creo que la política es una rama hipertorcida de nuestro árbol que no podemos enderezar, porque no atrae a gente buena. No creo que gente buena quiera entrar. La única manera de mejorar la política es que gente más buena, más noble, más capaz entre en ella y eso no lo veo al corto plazo. Soy pesimista

Julio Rangel no parece tener límites: trabaja para un senador, pero se ocupa de las tareas más sucias.

No hay límite, porque el deterioro en la vida no tiene límite. Me interesaba explorar esta especie de dicotomía entre un personaje que se dice muy orgulloso de su trabajo, el puesto que tengo y el dinero que gano, pero que su trabajo es la cosa más indigna: eres un esclavo, ni todo el dinero del mundo vale lo que haces. Me importaba que Julio no fuera capaz de ver esta contradicción, que el lector pudiera verlo, pero no él.

En la novela también hay periodistas corruptos, sobornados por el senador. ¿También tiene base real?

Absolutamente. Eso va cambiando, ahora es peor. Ahora con López Obrador hay un marabunta de periodistas y seudo periodistas y youtubers que su trabajo es desinformar y apoyar al Presidente, diga la barbaridad que diga. Y me interesaba explorar también el otro lado, el periodismo independiente y valioso. La novela tenía que tener dos personajes buenos, que son Beatriz, la periodista y pareja de Martín, que intenta llevarlo por el buen camino, y el padre de Julio, es medio áspero, pero es mejor que su hijo.

La corrupción parece permear la vida de los personajes: ¿Se volvió algo cotidiano y natural?

Mi hermano (el periodista León Krauze) le preguntó a Enrique Peña Nieto si la corrupción es cultural o heredada del PRI. No sé, creo que es una mezcla de ambas. Sí creo que no es lo único. En mis libros he querido hacer una crónica del deterioro moral de mi país, que para mí es muy palpable y va en aumento. La corrupción es una cosa, la corrupción está muy naturalizada; me acuerdo de adultos pagando mordidas, un soborno, a policías, y eso es muy normal. Pero lo que realmente ha deteriorado el tejido moral de mi país, y es algo que recorre la novela subterráneamente, es la violencia generada por el narco y la delincuencia. Eso ha ido evidentemente en aumento desde el 2004. Es ingenuo pensar que a la gente que crece en un país donde los titulares dicen encontraron 18 cuerpos decapitados, eso no te afecte: tú dices dónde chingados vivo, dónde diablos estoy criando a mi hija. Yo quería darle un final luminoso a la novela, y luego me di cuenta que de ninguna manera: en un país violento no puede haber otro final para una novela más que un final violento

¿Cuál cree que ha sido el legado del PRI?

Todavía lo estamos viendo. El propio López Obrador fue militante del PRI y mucha gente cercana de su gobierno estuvo en el PRI. En México ya no existen las ideologías, ya no hay partidos de derecha e izquierda, y quien diga lo contrario es de una ingenuidad supina, porque ya se han mezclado ideológicamente este con este y con este. El presidente que es nominalmente de izquierda está aliado con un partido de extrema derecha que está en contra del aborto, o sea, no tiene ningún sentido. Todavía quizás es hasta temprano para ver el legado del PRI. En mi investigación, lo que pude ver es que en los 12 años de gobierno del PAN hubo menos corrupción que en los seis años de Peña Nieto, o sea, el PRI tiene una manera de hacer las cosas que parecer ser vamos a hacernos ricos todos, rápido, y eso ha permeado. Por lo menos, la gente de clase media y media alta vive así. Yo veo que en México hay una obsesión enferma por tener dinero, dinero, dinero, tener un coche mejor que el vecino, una casa mejor, hacer un viaje mejor que el del vecino.

¿Por qué ambientó la novela en Cozumel y Quintana Roo?

Para mí, Quintana Roo es emblemático de la destrucción política de un auténtico paraíso. La riviera maya, a pesar de la explotación, sigue siendo un lugar idílico: el mar Caribe, la amabilidad de la gente, es de una belleza natural espectacular. Y ese espacio idílico después de 60 años de gobierno del PRI ha sido arrasado:es el paraíso perdido y destruido por las autoridades, los negocios inmobiliarios coludidos con políticos corruptos, que han hecho una fortuna inconmensurable explotando Quintana Roo.

Personaje hermético

En paralelo a Tenebra, en los últimos cuatro años Daniel Krauze ha trabajado como guionista de la elogiada miniserie sobre Luis Miguel, protagonizada por Diego Boneta. Una producción a la que le debe mucho, dice. “Siendo muy honesto las novelas, y mira que mi primera novela vendió bien en México, es muy raro que sean éxitos masivos; es muy raro que hables con un desconocido y le digas escribí Tenebra y te digan la leí, me encanta. Eso no ocurre a menudo. En cambio, trabajar para una serie te da la posibilidad de que tu trabajo lo juzguen, para bien o para mal, cientos de miles de personas y que haya opiniones para todo. Es un privilegio. Y si luego el producto le gusta a la gente, es un privilegio mayor”.

El actor Diego Boneta en la segunda temporada de la serie.

¿Cómo ha sido trabajar la biografía de una persona viva y de un personaje complejo como Luis Miguel?

Muy difícil, hay una inmensa responsabilidad por apegarse a la realidad y a veces la realidad no se adecua al drama. Al mismo tiempo, no quieres caricaturizar. Además no hablamos de Mozart, es una persona viva y sus familiares y conocidos están vivos. Es una responsabilidad inmensa y más cuando estás tratando con un personaje tan privado y hermético.

¿Qué le parecieron las reacciones?

Me causa mucha gracia la obsesión de la gente por saber qué es real o no, muy parecida a la que genera The Crown. Estas series biográficas desdibujan las fronteras entre lo real y lo ficticio, queremos que sean como documental y no lo son, este fenómeno me parece interesante. En general, siento que quienes son retratados les gusta más la segunda temporada.

¿Pudo conocer a Luis Miguel, se reunió con él?

No, no, no. Yo siempre supe que estaba tratando con alguien muy hermético y famosísimo y que nunca se iba a sentar conmigo a echarse unas cervezas, ‘mira, te voy a contar’. Pero eso no significa que no hubiera un conducto a través del cual nos hacía llegar información, sin embridarnos ni guiarnos. Yo hago énfasis en eso, es una serie en que se respira un aire de libertad de manera genuina.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.