Edmundo Eluchans: “Tratamos de ser un puente entre republicanos y la izquierda, y el resultado no fue muy exitoso”

El exdiputado de la UDI termina esta semana sus labores como consejero constitucional. En ese marco -y como presidente de la Comisión de sistema político- revisa la actuación de Chile Vamos. Dice que empujaron un acercamiento, pero que “aunque republicanos hubiera tenido mayor apertura, no habríamos sacado nada: la izquierda estaba decidida a entorpecer el proceso”.


Diputado entre 2006 y 2014 y expresidente de la Cámara baja, el UDI Edmundo Eluchans fue de los políticos experimentados que participaron del proceso constitucional que la próxima semana llega a su fin.

Ya en ánimo de retrospectiva -y redactando la que será su intervención en el último pleno del Consejo Constitucional, que se realizará mañana-, el abogado revisa el rol que cumplió Chile Vamos en el proceso. Dice que intentaron ser “un punto de encuentro” entre republicanos y la izquierda, pero que ello no ocurrió como lo esperaba, porque -asegura- fue el oficialismo el que tempranamente definió entorpecer el proceso. Pero enfatiza que la coalición de centroderecha logró morigerar aspectos relevantes en la discusión y que, por tanto, se llegó a un texto que él aprobará en el plebiscito de diciembre.

Al cierre del proceso, ¿qué evaluación hace del rol que cumplió la derecha en general, es decir, Chile Vamos y republicanos?

Cuando llegamos al proceso, siempre entendimos que teníamos que cumplir una labor de acercamiento entre republicanos y la izquierda. Ser una especie de puente, de punto de encuentro. Genuinamente, yo por lo menos traté de cumplir esa tarea. Me acuerdo que cuando fue el presidente Lagos a la comisión (de sistema político), y él habló de la derecha y nos sumó a todos, le dije “no, presidente, con todo respeto, no es así”. Nosotros somos Chile Vamos, y somos distintos a republicanos: estamos en este proceso porque estamos convencidos de que es necesario para Chile. Los republicanos, en cambio, se resistieron, no participaron en el proceso. Entonces es distinto, y creíamos que teníamos que cumplir una tarea. Yo por lo menos traté de hacerla, y el resultado no fue muy exitoso, esa es la verdad.

¿Por qué?

Porque republicanos estaba en una posición más dura, si se quiere, de mayor independencia, y argumentaban “fuimos elegidos por el voto popular con este discurso, y tenemos que hacerlo”. En algún minuto sentí una especie de frustración, porque eso estaba ocurriendo. Sin embargo, cuando hago el análisis del proceso, me doy cuenta de que si republicanos hubiera tenido una posición de mayor apertura, de buscar más acuerdos con mayor intensidad, no habríamos sacado nada. La izquierda estaba decidida, y eso quedó demostrado a lo largo del proceso.

¿La izquierda estaba decidida a qué?

Decidida a estar en total desacuerdo con nosotros, y ojalá entorpecer este proceso, salvo que se hiciera una Constitución enteramente a la pinta de ellos.

¿Eso fue desde el principio?

No, en el desarrollo del proceso, pero desde el primer día en posiciones duras, siempre hablando de que la derecha, nosotros, poco menos que estamos en política para defender intereses. Eso me parecía una mala mirada, y yo creo que lamentablemente eso quedó demostrado de manera incuestionable cuando se llegó a la comisión experta por segunda vez.

En esa parte del proceso, Chile Vamos, en algunos casos solos, y en algunos casos con el concurso del único representante que los republicanos tienen en la Comisión de Expertos, que es Carlos Frontaura, le ofrecimos cosas concretas a la izquierda, y todas las rechazaron. Por ejemplo, un tema muy importante que ha sido crucial en todo el debate: la protección de la vida del que está por nacer -cuestión que dice el Código Civil desde hace 170 años-, y los republicanos quisieron poner el quién. Yo por lo menos creo que no había para qué innovar lo que ha funcionado, y la izquierda nos criticó mucho. Nosotros ofrecimos a la izquierda revivir “el del que”. No hubo caso, le ofrecimos tres opciones distintas, ninguna la aceptaron.

¿Y con qué argumento?

Sin argumento, se rechaza nomás en la votación. Después, en cuanto a la huelga, la propuesta del consejo constitucional la contemplaba como un elemento del proceso de negociación colectiva. Y la izquierda siempre reclamó que no, que la huelga era un instrumento de defensa de los intereses y derechos de los trabajadores. Nosotros ofrecimos ponerlo así, también lo rechazaron.

Entonces, ¿no habría tenido un resultado distinto el haberse mostrado más proclive a los acuerdos?

Exactamente. Esa es mi conclusión. La verdad de las cosas es que es una sensación ingrata, porque es como haber hecho esfuerzos sin sentido ante la predisposición de parte de la izquierda. Para nosotros no fue fácil, porque éramos una minoría. Eso me recuerda a una entrevista que me hicieron en La Tercera, cuando empezó este proceso, en que dije que no es sano que en un consejo de 50 personas haya 22 personas que representen un solo partido. Eso, en el fondo, fue una especie de veto, porque sin el apoyo republicano...

¿Y a la luz de los hechos, no fue sano?

No sé si fue o no fue, porque finalmente con la actitud de la izquierda nada sacamos.

Usted defiende que Chile Vamos y Republicanos son distintos. ¿Fueron distintos en el proceso? ¿Lograron diferenciarse?

Digamos primero qué es lo que somos. ¿Qué somos? Tenemos las mismas ideas en lo sustancial. No perdamos de vista que la gran mayoría de los militantes y seguidores de republicanos han salido de la UDI. A lo mejor la mirada que tenemos respecto de los problemas es muy similar. En las soluciones muchas veces también la solución puede ser similar. Pero en algunos casos más radical. Y en eso nos diferenciamos fundamentalmente. Pero conceptualmente, y en cuanto a cuáles son las soluciones para el país, la mirada nuestra por cierto que es mucho más cercana a republicanos que a la izquierda.

¿Y acaso eso se expresó en el proceso?

Sí, tratamos de que se expresara y se expresó en algunas cosas. No quiero decir que republicanos haya tenido oídos sordos respecto de nuestros planteamientos, muchas cosas se fueron morigerando. Por ejemplo, el tema de las contribuciones, donde la primera propuesta era que toda primera vivienda no paga contribución y finalmente salió de la comisión mixta una solución que es mucho mejor. Pasó lo mismo con el tema de la objeción de conciencia. También, finalmente, salió con objeción de conciencia y no menciona que sea personal e institucional. Y lo entrega finalmente a la ley. O sea, son cosas que logramos permitir que avanzaran en la dirección que nos parecía la correcta.

¿Esta pulsión por tratar de moderar lo que venía de republicanos se debió haber instalado con mayor fuerza desde el principio?

Probablemente, si hubiera habido una posición más mayoritaria de nuestro sector habría sido un mensaje más potente en términos de buscar mayores acercamientos.

Vista la influencia de republicanos, ¿es esta una Constitución partisana?

No creo que sea una Constitución partisana. Esa es una crítica completamente injusta. Y crítica que he oído a personas que estuvieron en el proceso anterior, que fueron fervientes partidarios de la Constitución anterior, y esa, por Dios, sí que era partisana. Es completamente infundado, en este texto hay avances significativos, por ejemplo, para las mujeres, con el reconocimiento de las labores de cuidado, la paridad de salida. También la creación de la Defensoría de las Víctimas de delito, la indemnización a las víctimas del terrorismo, el freno a la inmigración ilegal, la creación de la iniciativa ciudadana de ley y los derechos sociales con libertad de elección.

¿Cuánto le satisface el texto al que se llegó?

Si me dices ¿te satisface la Constitución en un 100%? Claro que no. Es un error, creo yo, tener una Constitución tan extensa, que tiene más de 200 artículos, que entra en demasiados detalles, que llega a ser reglamentaria. La Constitución debe ser más bien un rayado de cancha, debe ser amplia, no habilitante. Es imposible que este texto satisfaga en un 100%, una Constitución no puede representar a 18 millones de chilenos.

Pero yo voy a votar favorablemente el 17 de diciembre el texto completo. Hemos sacado, y vuelvo a repetir, un texto que es una buena propuesta para el país.

Usted presidió la Comisión de sistema político. ¿Cuáles son los mayores cambios que supone este nuevo texto?

Bueno, en primer lugar, tratar de ordenar la política, ordenar la Cámara de Diputados. Que haya menos partidos políticos, más disciplinados, partidos que sean capaces de conducir un proceso y que, por lo tanto, se les formula más exigencias. Un partido no puede tener representación en la Cámara de Diputados si no ha obtenido al menos el 5% de los votos. Eso a mí me parece que es fundamental. Después, disminuir el número de parlamentarios, de 155 a 138 diputados, y reducir los distritos. Hoy día en la Cámara de Diputados los distritos eligen entre tres y ocho, nosotros los llevamos entre dos y seis. Nos parece que es bueno. También hay muchas normas relativas al funcionamiento del Congreso Nacional. La democracia y el funcionamiento del Congreso se expresan a través de los partidos. Los partidos políticos son fundamentales para el funcionamiento de la democracia. Si tenemos una Cámara de Diputados de 155 diputados, y de esos hay 20 y tantos independientes, que hacen lo que quieren y no tienen incentivos para llegar a acuerdos, es muy difícil. Hay que darle cauce a todo eso, y creo que hemos hecho un buen avance en esa materia.

¿Se pudo haber hecho más? Hay especialistas que plantean que los cambios fueron moderados y que se concretarán en un plazo muy largo.

A ver, convengamos que siempre, en todo tipo de materia, se puede hacer más. Puedo decir que hicimos los máximos esfuerzos, pero si llegamos al máximo en lo que era posible, siempre se puede hacer más. Pero entre no hacer nada, porque es poco, yo prefiero hacer poco y que sean avances.

¿Por qué no se acogió la propuesta de los expertos de realizar la elección parlamentaria el mismo día de la segunda vuelta presidencial?

Porque eso puede distorsionar el resultado de los diputados. Y no nos parece que es sano. La política tiene que buscar equilibrios. Y nos pareció que era más razonable mantener el sistema como lo tenemos hoy.

Que no garantiza tener mayorías. O sea, para que el Presidente tenga un Congreso a su favor. Es un problema.

Sí, estoy de acuerdo. Pero lo otro tampoco. Porque de repente se pueden producir rachas que distorsionan el verdadero pensamiento, o sentir ciudadano.

Ahora, lo que queda pendiente es el redistritaje, que se entregó al Servel...

Sí, ese es un aspecto importante. No le hemos entregado esto al Parlamento, porque ahí hay intereses creados, por supuesto que los parlamentarios que discutan si achicar o agrandar distritos tienen interés.

¿No hubo piso político para llegar a una Cámara de 120 diputados, como era antes?

Ninguno.

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