Deudas millonarias, robos y deterioro: las trabas que marcan el inicio de la reconstrucción del icónico Bar Inglés en Valparaíso

20 JULIO 2023 RESTAURACION EDIFICIO DONDE SE ENCUENTRA EL TRADICIONAL BAR INGLES. FOTO: DEDVI MISSENE

Este mes comenzó la reparación de uno de los edificios más antiguos del Puerto. Construido en 1861, operó durante un siglo como el reconocido Bar Inglés. El inmueble, de 2.000 m2 y 4 pisos, fue noticia nacional en 2021, cuando se derrumbó gran parte de su fachada norte. Un año después (2022), un abogado viñamarino y su socio compraron el recinto con el fin de recuperarlo. Pero el proyecto no ha sido tarea fácil.


Cuando Ignacio González López (39), abogado viñamarino, compró el edificio que por cien años albergó al Bar Inglés de Valparaíso, no imaginaba que se encontraría con tantas trabas para cumplir su sueño: devolver a la Ciudad Puerto uno de sus restaurantes emblema, donde por tanto tiempo porteños y porteñas, la mayoría oficinistas, pasaron a almorzar o a disfrutar a media tarde. Y que cerró en 2017 por motivos económicos.

Incluso antes de comprar el inmueble, junto a su socio -un familiar cuyo nombre prefiere mantener en reserva- ya experimentaron dificultades al pedir un crédito al banco.

Consultaron a cinco casas crediticias. Y sólo la quinta les prestó el dinero que necesitaban para recuperar el edificio.

“Fue superdifícil conseguir el crédito, porque los edificios antiguos no son garantía. La única garantía que hay es el terreno. No son asegurables. No hay seguro contra incendios. Los edificios de Valparaíso están totalmente desprotegidos”, explica González.

Según Lautaro Triviño, historiador porteño, el edificio del Bar Inglés es uno de los más antiguos del Puerto: “El permiso de construcción se concedió en 1857 y en 1861 ya estaba terminado. El edificio, en la práctica, estaba junto al mar”.

“El edificio perteneció a don José Cerveró Moxó”, agrega Triviño, quien, desde España, “llegaría a Chile poco después de la Guerra de la Independencia (1810-1823), reclamado por unos familiares establecidos en Santiago”.

Así, con más de 160 años, el edificio ha resistido al menos dos eventos que marcaron el destino del Puerto: el bombardeo de la Escuadra Española a Valparaíso, en 1866; y el terremoto de 1906, que dejó a casi toda la ciudad en el suelo.

Pese a la antigüedad, los socios compraron en junio pasado el edificio de 2.000 m2, un subterráneo y 4 pisos, y con un deterioro evidente. Un año antes de la adquisición, en mayo de 2021, gran parte de la fachada norte, por calle Cochrane, se derrumbó. El municipio tuvo que cercar el perímetro para cuidar a los transeúntes, y por un momento se contempló ordenar la demolición del ex Bar Inglés. Pero González y su socio tenían otros planes.

Sin embargo, a poco andar, otro problema se presentó en el camino: deudas millonarias, por luz y agua, que el antiguo dueño no había saneado, y que incumplía el acuerdo de compraventa que habían suscrito. Ello los llevó a iniciar un juicio en su contra, todavía en curso, y que ha encarecido todavía más el proyecto.

No pasaron ni dos semanas de aquel hallazgo y los nuevos dueños experimentaron otro problema: el primero de un total de seis robos, a la fecha, que produjo la inundación del primer piso, y luego, la pérdida de lavabos y WC. También, “piezas de la escala, de las puertas, manillas de bronce”, dice el abogado. La inseguridad que afecta al sector los obligó a poner un guardia. Y González acusa que sólo en dos oportunidades llegó Carabineros.

Luego, siguieron con los trámites ante el municipio, para obtener, entre otras cosas, el permiso de obras. En ese punto el nuevo dueño destaca el trabajo de la Dirección de Obras de la Municipalidad de Valparaíso, “que ha estado muy a la altura”.

Luego, postularon a dos fondos del Ministerio de las Culturas. Ninguno fue adjudicado. Uno denominado “Reconstrucción de la Fachada del Edificio Cerveró”, que fue declarado inadmisible, “porque el inmueble se encuentra fuera del polígono del Sitio Patrimonio Mundial”, señala González. Y el segundo, un Subsidio Patrimonio Mundial, “en el que no pudimos postular por este mismo motivo”.

Estar fuera de la Zona Típica -que termina justo en la vereda del frente del edificio, apunta el socio- los dejó fuera de los fondos del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.

Para más remate, agrega González, los trabajos, inundación mediante, les ha costado más de lo que pensaban. Hasta ahora proyectan que será el doble de lo que les costó el inmueble en sí.

En parte, dice el abogado, porque tanto el antiguo propietario como los anteriores, sólo arrendaban el recinto para fines comerciales. Ninguno realizaba mantenciones significativas, lo que tiene hoy la empresa constructora a cargo con sus propias dificultades: aún no han podido iniciar la restauración.

Hasta ahora sólo se han dedicado a demoler y retirar el material dañado, cuenta el constructor encargado, Jorge Pizarro. “Entramos, empezamos a sacar las vigas podridas, y no se acababan. Debajo de los revestimientos y paneles había más elementos estructurales podridos, no un daño superficial. Sino que ya no existen. El edificio estaba más dañado de lo que se esperaba”. Sí instalaron vigas de fierro, a modo de precaución y para evitar nuevas emergencias, lo que permite sostener las fundaciones del primer piso y el subterráneo, que sostienen todo el inmueble.

Las termitas, la humedad y la salinidad a la que estuvo expuesto -en un principio lo bordeaba el mar- menoscabaron su estructura. Un informe del municipio (2021) advirtió un alto riesgo de derrumbe.

Pese a todo, González y su socio siguen motivados con el proyecto. Todas las cosas que han pasado, lo han llevado a que “te replanteas todo, pero aun no hemos perdido la esperanza de que la cosa va a resultar”. Por lo que esperan concluir la restauración a fin de año. Y arrendarlo la primera planta a algún emprendedor que esté alineado con su propósito: reabrir el Bar Inglés.

Ignacio González, nuevo dueño del edificio que albergó al Bar Inglés, en Valparaíso.

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