La ansiada noche del desahogo de Reinaldo Rueda

Reinaldo Rueda
Foto: Agencia Uno.

El técnico vivió una jornada de éxtasis en Sao Paulo. Pasó del nerviosismo a la euforia. Aránguiz y Medel hablan del trabajo del colombiano, que al fin vive días tranquilos en la selección chilena.


Celebró el segundo gol de Chile con euforia máxima. Salto, brazos arriba y un grito profundo en la fría noche de Sao Paulo, tras el primero de los dos tantos que anotó el emocionado delantero. El desahogo de Reinaldo Rueda en la Selección fue evidente. Su gesto, además de ser un reflejo fiel de la alegría del momento, también significaba otra cosa: la liberación de una tensión máxima, contenida por más de 18 meses de críticas, cuestionamientos y dudas en torno a su trabajo.

Rueda se liberó, tal como lo hizo en La Serena hace un par de semanas, cuando abordó sin tapujos, por primera vez, el quiebre entre referentes como Arturo Vidal con Claudio Bravo, señalando directamente que siempre supo del problema y que este no había sido provocado por el arquero, sino por alguien externo al camarín, en referencia a la esposa del jugador del Manchester City.

El colombiano añoraba -uno de sus verbos favoritos- un partido así, un triunfo que desatara toda la rabia y frustración contenida por casi un año y medio de trabajo, tiempo en el que la Roja solo disputó partidos amistosos y en el que se probaron un montón de jugadores que rara vez estuvieron a la altura. Anoche, en su estreno en la Copa América de Brasil, estaba feliz. El brillo de su semblante en la sala de conferencias hablaba por sí solo. Su rostro por fin demostraba alivio, felicidad, satisfacción, y lo que más necesitaba el caleño: tranquilidad.

Su primer partido por los puntos vino a darle su primera gran alegría. El entrenador, que hace algunas horas se paseaba nervioso por el lobby del hotel Vila Olimpia, ahora respiraba el aroma de la paz interna. Sus jugadores le brindaron un 4-0 contundente en el debut de la Copa América Brasil 2019. Un estreno soñado que quizás ni él mismo se imaginaba en la previa.

En el gol de Alexis Sánchez, el tercero de la jornada paulista, se abrazó con todos sus colaboradores. Ahí el triunfo estaba sentenciado después de unos minutos de relajo en que la joven selección nipona se acercó al arco de Gabriel Arias con frecuencia y peligrosidad. Tres puntos claves estaban en el bolsillo y prácticamente dejaban encaminada la clasificación a cuartos de final del torneo continental, al menos como alguno de los mejores terceros, dada la diferencia conseguida hasta este momento.

Además, el Niño Maravilla, al que cuidó enormemente del tobillo derecho, mostraba en la cancha del Morumbí buena parte de su mejor versión, pese a no estar al ciento por ciento aún. Un hecho prometedor de cara a los próximos dos desafíos de la Copa, que son Ecuador (viernes) y Uruguay (lunes), mucho más difíciles que el duelo de anoche.

Sus jugadores, principalmente Gary Medel, su capitán, alabaron al ex adiestrador de Honduras y de los del Guayas. "El profe siempre está tranquilo. Se maneja súper bien. Él sabe lo que es estar en selecciones. No hay problema. Trabaja muy bien, con mucha intensidad, y eso es lo que queremos para nuestro juego", sostuvo el Pitbull en la zona mixta del Morumbí.

Charles Aránguiz, otro que se vio muy bien anoche, coincidió. "Nosotros respetamos su trabajo. Él y nosotros queremos lo mejor para Chile. Tratamos de no dar pelota por perdida y vamos a pelear todo lo que podamos", advirtió el Príncipe.

Rueda vivió su mejor noche al mando de la Roja. Luego de minutos iniciales en que movió los brazos y se molestó por algunos pasajes, finalmente se desahogó y celebró una victoria única y especial en este proceso. Se fue feliz y satisfecho, porque las más de tres semanas seguidas que lleva con sus jugadores comienzan a dar frutos.

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