Review | Terra Nil, un videojuego para restaurar a la pachamama

El nuevo videojuego presentado por Devolver Digital es toda una deconstrucción que nos invita a ir contra la corriente para adentrarnos en un metódico procedimiento de rescate del terreno.


Tras una larga espera, finalmente la compañía Devolver Digital lanzó a Terra Nil, un videojuego que pudimos probar a mediados de 2021 y cuya propuesta básicamente puede ser definida como la deconstrucción de un simulador estilo Sim City en donde solo existe un objetivo: recuperar a la pachamama.

Realizado por el estudio sudafricano Free Lives, este videojuego nos entrega una experiencia metódica, mitad estrategia y mitad puzzle, que nos invita a rescatar a un planeta que ha sufrido de los estragos del colapso ecológico. Desde que nos adentramos en el primer mapa, nos encontramos con un terreno baldío que debemos ir recuperando paso a paso.

Al comienzo, tenemos una cantidad definida de puntos de reciclaje para construir. A partir de ahí, lo primero es hacer uso de una turbina de energía renovable que proporciona electricidad. Posteriormente, el abanico de posibilidades nos permite generar un depurador de toxinas para recuperar el suelo, utilizar un irrigador para plantar vegetatación básica, una bomba de agua para bombear los lechos secos, un calcificador para crear rocas que nos permitan extender el alcance de la electricidad e inclusive usar una excavadora para crear nuevos lechos.

Esa es la primera fase y el procedimiento del juego nos invita a desenvolver un proceso metódico para hacer uso de los recursos, expandir la vegetación y permitir ganar los puntos de reciclaje que nos permitirán seguir expandiéndonos hasta llenar el mapa. Claro que la tarea no es tan fácil, ya que hay que tener claro qué sector es el mejor para situar nuestras maquinarías, lo que se traduce en el juego estratégico que está en el corazón.

El siguiente paso es aumentar la diversidad de las plantas, creando humedales y bosques que requieren características especificas de nuestro proceso de creación en el terreno. Por ejemplo, los humedales requieren que los irrigadores estén situados cerca de los ríos, mientras que necesitamos usar un incinerador para crear la ceniza que nos permitirá generar los árboles frondosos.

Finalmente todo ese proceso da paso al gran final: la construcción de una aeronave que nos permitirá eliminar nuestra presencia en el ecosistema, reciclando todo lo que fuimos construyendo en el proceso. Lo interesante es que, más allá de que la prueba gratuita permitía explorar todo lo anterior, el juego final incluye la opción de introducir fauna en todo el mapa, claro que para ello se requieren condiciones específicas que deben cumplirse.

Toda esa base genera una experiencia que juega con nuestras expectativas a la hora de abordar esta “deconstrucción” que nos permite rejuvenecer al páramo cubriendo el paisaje de vegetación. Aunque todos los mapas son distintos, y existen procedimientos básicos que rápidamente aprendemos, el desafío va de la mano de nuestro propio proceso de avance en las cuatro zonas que se encuentran devastadas. Más aún, estas van ampliando la diversidad de escenarios y las cosas por hacer dentro del juego. Si al comienzo nos enfrentamos a una zona templada, inevitablemente llegaremos a entornos más marítimos o lugares en donde la nieve también genera su propio desafío.

Al mismo tiempo, la variedad del juego se expone una vez que cada zona requiere tareas específicas y también por el hecho de que el propio proceso de reconstrucción implica que algunas nuestras decisiones choquen entre si. Es decir, si decidimos crear un tipo específico de vegetación en un lugar, eso impedirá que nos expandamos de otra forma a lo largo de toda la zona de juego.

Es ahí en donde entra a jugar lo mejor de Terra Nil, ya que en el fondo existe un balance que posibilita que no solo cada mapa y zona del planeta sea diferente, sino que también las propias posibilidades del entorno aportan a la variedad. Si queremos que una fauna específica aparezca, debemos crear las condiciones para que ello ocurre, mientras que lo anterior implicará que otras especies simplemente no aparezcan.

Ese tipo de decisiones fomenta que este sea un juego bastante adictivo y sea fácil perderse al intentar crear la mejor vía de avance para restaurar cada mapa.

Lo anterior es coronado además por el relajo que entrega cada partida, no solo por el ambiente que crea la música, sino que también por el propio procedimiento de revegetación que está en el corazón de todo. Cada paso del juego es metódico, pero también continuamente va entregando dosis de satisfacción al ver que estamos consiguiendo el objetivo de recuperar al medio ambiente.

Claro que también Terra Nil nos permite definir a placer la dificultad, ya que podemos reducir o incrementar los recursos de cada partida, así como de aumentar o bajar el costo de la creación de nuestros edificios. Podemos ir adecuándonos si todo se nos hace demasiado fácil.

Al final, quizás lo más llamativo es que esta propuesta te invita a no desistir, a seguir el procedimiento de rescate y salvar al planeta inclusive si nos ponemos condiciones más difíciles. Y en un escenario en donde la destrucción está siempre presente en los videojuegos, Terra Nil brilla por hacer todo lo contrario.

Terra Nil ya está disponible en Steam, GOG, Epic Games y Netflix.

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