El Brexit y el Covid reactivan el independentismo escocés

Instalación realizada por el Partido Nacional Escocés en el frontis de la Comisión Europea, la noche del 31 de diciembre de 2020. Foto: Twitter/Nicola Sturgeon

Producto del Brexit, muchos escoceses quieren que se realice un nuevo referendo independentista. Los alcances de una eventual nueva consulta son tan legales como políticos.


“Nunca me había sentido tan alejada de Westminster como ahora. Después del Brexit y todo lo que ha pasado con el coronavirus, siento que vivimos en mundos separados. En 2014 voté a favor de la independencia escocesa y si por algunos años tuve dudas de mi voto, ahora creo que lo volvería hacer”, cuenta a La Tercera Zoe Brown, una artista plástica que vive en Edimburgo, la capital de Escocia.

Al igual que Zoe son muchos los escoceses, que producto del Brexit quieren que se realice un segundo referendo independentista, tal como lo ha prometido la ministra principal Nicola Sturgeon. Así lo revelan las encuestas, que señalan que el 58% de los votantes tiene la intención de votar a favor de la independencia, mientras que el 42% se opone, según un estudio del diario The Scotsman y la consultora Savanta ComRes realizado a mediados de diciembre.

La salida de Reino Unido de la Unión Europea molestó mucho a los escoceses. De hecho, en el referendo de 2016, un 62% de ellos votó a favor de quedarse en el bloque y solo un 38% quiso irse. Mientras que en Edimburgo un 74% de sus residentes quería estar en la UE. Es más, muchos en esa ciudad pusieron el hashtag en Twitter “deja una luz para Escocia”, la noche del 31 de diciembre, día en el que se terminaba el período de transición del acuerdo de retirada del Brexit. Mientras que el Partido Nacional Escocés (SNP) iluminó la Comisión Europea en Bruselas con las palabras Escocia y Europa y un corazón.

“En la primera mitad de 2020, en el momento en que Reino Unido abandonó formalmente la UE, hubo un cambio en el apoyo hacia la independencia. Esto indica que ese cambio provino principalmente de aquellos que votaron no a la independencia, pero habían apoyado permanecer en la UE. En ese momento, en la primera mitad del año, el apoyo a la independencia rondaba el 50% , ahora, en la segunda mitad del año, sabemos que ha aumentado. No está claro que se trate principalmente del Brexit. Sabemos que la gente de Escocia ve mucho más positivamente al gobierno escocés y, en particular, a la ministra principal, Nicola Sturgeon, por su manejo de la pandemia. La suposición es que esa percepción positiva del gobierno escocés y el primer ministro ha ayudado a reforzar el apoyo a la independencia”, explicó a La Tercera, Nicola McEwen, académica de política territorial en la Universidad de Edimburgo.

¿Es posible que se realice un segundo referendo en Escocia? Existe un consenso de que los alcances son tanto legales como políticos. Para que una consulta de esas características se lleve a cabo necesita la aprobación del Parlamento en Westminster y el primer ministro Boris Johnson reiteró su oposición a esto el domingo pasado. “Desde mi experiencia, los referendos en este país no son eventos particularmente felices”, indicó a la BBC aludiendo al referendo del Brexit.

Sin embargo, la negativa de Johnson no es tan simple. En 2014, Escocia realizó una consulta en la que el 55,3% rechazó la independencia y el 44,7% la aprobó. En esa oportunidad, recuerda a La Tercera la académica de la Universidad de Durham, Aileen McHarg, había un acuerdo entre Reino Unido y el gobierno escocés de que se debería celebrar un referendo, ya que en las elecciones para el Parlamento escocés de 2011, el Partido Nacional Escocés había ganado una mayoría absoluta y en su manifiesto (programa) había un compromiso para celebrar la consulta. “No estuvo del todo claro si la cooperación del gobierno de Reino Unido era estrictamente necesaria legalmente”, añadió.

“Legalmente, el primer ministro de Reino Unido no está obligado a hacer nada. El Parlamento tampoco está obligado a hacer nada”, indicó McEwen, pero agregó: “Políticamente, creo que la aspiración del gobierno escocés es que si tienen un mandato lo suficientemente fuerte en las elecciones parlamentarias de mayo, en las que la intención de celebrar un referendo de independencia son claras y directas y forman parte del centro de su campaña, entonces se vuelve políticamente muy difícil para Boris Johnson ignorar eso”.

La tensión entre Londres y Edimburgo está lejos de terminar. Actualmente existe un caso en los tribunales escoceses llamado Keatings, cuya audiencia será a fin de mes, que busca establecer si el Parlamento escocés podría celebrar un referendo por su cuenta sin el acuerdo de el gobierno británico.

“Eso puede tener éxito o no. Pero si lo logra, sería la forma óptima de que se llevara a cabo un segundo referendo, porque tener un referendo sobre la independencia no es lo único importante, sino que asegurar la independencia es también extremadamente importante y está absolutamente claro que el gobierno de Reino Unido tendría que cooperar en eso”, indicó McHarg. La académica señaló en privado que hay algunos parlamentarios conservadores que no se oponen a la idea de la realización de un segundo referendo. Mientras que los laboristas son partidarios de “devolver” más poderes a Escocia.

“Creo que eso no es probable que sea tan efectivo, porque desde el Brexit se ha demostrado que algunas de las garantías que se ofrecieron (en 2014) que se ofrecen no valen mucho. Y ha habido una legislación reciente que ha debilitado los poderes de los parlamentos delegados, no solo en Escocia, sino también en Gales, en Irlanda del Norte”, añadió Mc Harg.

Mientras en el continente se sigue de cerca lo que ocurre en Escocia, para el profesor Federico Fabbrini, director of the Brexit Institute en Dublín, la salida de Reino Unido de la Unión Europea ha cambiado la situación y “es poco probable que los 27 miembros de la UE se opongan” a que una Escocia independiente se una al bloque. “La causa escocesa no es un motivo de preocupación para España. De hecho, Escocia quiere la independencia para volver a unirse a la UE. Muchos darían la bienvenida a un Escocia que regresara a Europa”, dijo a La Tercera.

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