El año en 50 palabras: C - Ch - D

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C

Candidatos

Sobrestock Presidencial

Candidatos presidenciales

Por María José O'Shea

Quién pensaría que en este país, que acaba de registrar la abstención más alta (65 por ciento) en una elección desde la vuelta a la democracia, tendríamos tal cantidad de presidenciables. En esta visión reduccionista, la oferta supera la demanda y, como tal, tiene los problemas propios de la escasa valorización del producto.

No deja de ser curioso que ni siquiera los dos ex presidentes que están entre los más de 20 postulantes estén más sólidos. De hecho, capaz que ni lleguen al final: a Sebastián Piñera lo persigue la judicialización de su billetera, y a Ricardo Lagos, su poco arrastre y… su carnet de identidad. Y ese escenario, flor para Alejandro Guillier. Un hombre que pone la confianza en su hashtag mientras administra hábilmente el silencio.

Un poco más atrás, la segunda línea. Insulza, el ex jefe de gabinete de Lagos es una carta en el PS, pero algo pasa que no lo toman muy en serio. En ese partido también está Fernando Atria, parecido a un Jaime Guzmán de la izquierda, pero que sólo prendería si se saliera de la Nueva Mayoría y se fuera al vigoroso Frente Amplio de Boric y Jackson. Y ya dijo que no lo hará. El que sí le tiene ganas a ese frente es el senador Alejandro Navarro (MAS).

En esa segunda línea también aparece Mariana Aylwin, quien hasta tiene un lote propio dentro de la DC. "Progresismo con progreso" se llama, y ya pidió que su partido no vaya a la primaria con la Nueva Mayoría. Y por la derecha, la amenaza de Manuel José Ossandón tiene nervioso al establishment, mientras Andrés Allamand está siempre con los dientes afilados. Andrés Velasco, el candidato de la elite de la elite, espera para ver cómo viene la mano y pone a Sebastián Sichel por si acaso su nombre no prende nada.

Más abajo, los wannabe. Espina y Chahuán anuncian que decidirán sus postulaciones en marzo. Qué suspenso. La UDI también busca debajo de las piedras alguien que aguante lo más posible, un saludo a la bandera. El que pintaba en ese partido era José Antonio Kast, pero se fue. Y en este lote está el otro Kast. Felipe, algo así como un niño de oro de la derecha, pero que se les puso medio rebelde y coquetea con un progresismo más conservador que liberal. Y Jorge Tarud… ay Tarud. Revolviéndola en la Nueva Mayoría, ¿para que le despejen su repostulación senatorial?

En la categoría, mala onda por cierto, de los pringados, está Marco Enríquez-Ominami. Los astros se le desordenaron. Lo mismo a Franco Parisi, el economista que puso los calzoncillos Hugo Boss en los gastos de campaña. ¡Y parece que quiere ir otra vez!

Las curiosidades nunca faltan: Carola Canelo, abogado de la U. de Chile, aperrada por lo menos. De esa alma mater también estaría Luis Riveros, el famoso rector de la humita y la masonería. Luego, los chicos de la farándula, (aunque poco vistosos): el ex Caiga quien Caiga, Nicolás Larraín, quien ya anunció su candidatura de un partido llamado Todos, en que caben todos lo que piensan de todo. Y el inigualable hombre orquesta repartidor de billetes, Leonardo Farkas. Y los de siempre, premio a la persistencia: Tomás Jocelyn-Holt y Marcel Claude.

Así está la cuestión hasta ahora. Probablemente en esta lista falten más. O lueguito, sobren varios.

Si todavía no le gusta ninguno, hágase ver. Es usted el mañoso.

Cuatro Babys

Las dos caras del regaetton

maluma

Por Valentina Aldea

"Estoy enamorado de cuatro babys, siempre me dan lo que quiero. Chingan cuando yo les digo, ninguna me pone pero", canta Maluma –la estrella colombiana que está confirmada para Viña– en su hit que está disponible en YouTube desde octubre y ya tiene más de 243 millones de vistas. Un éxito, que a la vez ha sido criticado por machista en el año del género (ver #NiUnaMenos), tanto que en el sitio para hacer campañas masivas en internet change.org hay una petición para bajar el video que ya tiene más de 80 mil firmas.

Este es un ejemplo más de una acusación que se le viene haciendo hace tiempo al reggaeton, desde "La gasolina", de Daddy Yankee, hasta "Me reclama", de Ozuna. Pero esas críticas –que otros consideran un ejemplo más de la mojigatería imperante (ver Hipersensibles)- han impedido que este estilo que nació en los 90 en Puerto Rico haya seguido creciendo, y que este año haya terminado de consolidarse en Chile y el mundo, mucho más allá de Latinoamérica.

CH

Chang, Alberto

Cha Cha Cha Chang

Alberto-Chang

Por M. Sánchez / J. M. Jaque

Hasta marzo, Alberto Chang era presidente del Grupo Arcano y una figura destacada en el mundo del emprendimiento. Miembro del directorio de Endeavor Miami, tenía varias fotos con gente como Richard Branson -presidente de Virgin Group – y se supone que había sido alguna vez dueño del uno por ciento de Google.

En abril se supo que estaba siendo investigado tras una denuncia anónima sobre el modelo de negocio implementado por Grupo Arcano, empresa que ofrecía rentabilidades de hasta 1,6% al mes y casi 20% anual y que mucho de lo que decía no era cierto. Días después, apareció en entrevista con La Tercera a través de un correo electrónico y WhatsApp, donde no especificó su paradero (luego se supo que estaba en Malta), pero aseguró que volvería al país, y saldaría los compromisos con sus deudores, entre ellos el pintor Mario Toral, quien perdió dos millones de dólares; el animador José Miguel Viñuela, que reclama cerca de 900 millones de pesos; Juan Pablo Swett, presidente de la Asociación de Emprendedores de Chile, quien entregó 200 millones de pesos.

Han pasado ocho meses y Chang no ha vuelto ni ha pagado. En su ausencia fue formalizado por estafa, lavado de activos e infracciones a las leyes de valores de mercado y de bancos, y su mamá y socia, quedó con arresto domiciliario. El 8 de diciembre Chang fue detenido en Malta y la justicia chilena tramita la extradición. "Chang es la peor noticia del año para el mundo del emprendimiento porque refleja la fascinación por la plata fácil", dice Inti Núñez, gerente de esta área de Corfo y agrega: "Hay que entender que eso de 'voy a ser emprendedor', 'no voy a tener jefe', 'me voy a mandar solo', son cuñas de fantasía... El emprendimiento se produce transpirando".

Chiloé

Lo que la marea roja les dejó

18 DE MAYO DE 2016/ANCUD En la entrada del Puente Pudeto, en la ciudad de Ancud, manifestantes quemaron una imagen del ministro de economía, Luis Felipe Céspedes, en repudio a su actuar en la crisis de Chiloe. FOTO: FELIPE GUARDA/AGENCIAUNO

Por Ignacio Bazán

Fue el gran conflicto social en el que una región se enfrentó al poder del gobierno central. En los últimos cinco años hubo otros como Aysén en la Undécima Región y Freirina en la Tercera, pero lo de Chiloé fue especial en términos geográficos. De partida, aquí había una isla totalmente desconectada del Chile continental. Y eso es algo que los líderes del movimiento -que surgió tras un grave episodio de marea roja que los dejó sin poder salir a pescar- ocuparon a su favor.

Los transbordadores que unen Pargua con Chacao estuvieron inmóviles por un par de semanas. No entró mercadería, no entró gente, no entró bencina, y claro, no entraron camiones. Tampoco salió nada. Sólo hubo turnos éticos para transportar enfermos hacia o desde el continente y también para que los dirigentes pudiesen ir a negociar con las autoridades a Puerto Montt.

Me costó dos días poder cruzar a la isla porque los dirigentes de Maullín, al frente de la isla, también afectados por la marea roja, no dejaban siquiera llegar al cruce de Pargua. Irónicamente, decían que estar en Chile continental les quitaba visibilidad porque todo el mundo estaba preocupado de Chiloé. El drama, en todo caso, la falta de trabajo, era el mismo a los dos lados del Chacao. Finalmente crucé en un transbordador con un grupo de dirigentes. Y lo que había adentro de la isla, aparte del frío de mayo, era olor a neumático quemado, a comida de las ollas comunes, y también un montón de gente que se debatía entre tratar fraternalmente o de manera distante a los de afuera. Adentro, en Ancud, vi cómo el comercio no vendía nada y cómo los mercados se iban quedando sin productos básicos. Aún así, en general los chilotes querían seguir dando la pelea, incluso los que no trabajan en el mar. "Lo justo es lo justo", decían.

Los problemas, más bien, estaban del lado mío. Sin saber si iba a poder salir escribí buena parte de la crónica que esa semana despaché para Reportajes adentro de una camioneta y con una temperatura que bordeaba los cero grados. Un grupo de mujeres lloraba, impotentes por no poder cruzar. Otros diez autos esperaban un milagro, mientras todos veíamos cómo los transbordadores se iban vacíos al Chile continental. Eso, hasta que un dirigente conocido del fotógrafo que me acompañaba llegó e intercedió por nosotros. Los otros hombres se opusieron en medio de la oscuridad austral. Vimos sus caras discutiendo iluminadas por una fogata. Tensos, esperamos el resultado. Al final, nuestro conocido ganó el gallito. Y pasamos. Demoramos 12 horas en hacer algo que en la cotidianidad dura dos, con suerte. Así era todo en Chiloé durante esas semanas de mayo. Una acumulación de pequeñas grandes tragedias producidas por el bloqueo. Espero haya valido la pena.

D

Derecha extrema

La Alt-Right y sus amigas

Por Cristóbal Fredes

Llevaba años en la periferia de la política estadounidense, pero en 2016 fue la primera vez que muchos escucharon su nombre: la alt-right. La etiqueta, que fue llevada a los medios tradicionales curiosamente por Hillary Clinton cuando denunció en un discurso —con razón— que este movimiento antiinmigrantes había encontrado un espacio en la campaña de Donald Trump. A partir de ahí, mucho se escribió sobre quiénes eran realmente y cuáles eran sus ideas, no siempre con precisión. Se dijo que Steve Bannon, asesor que Trump se llevará a la Casa Blanca, era uno de sus líderes. Que eran simplemente neonazis. Que se trataba sencillamente de supremacistas blancos.

Pero el movimiento tiene suficientes características nuevas como para encajar en alguna definición antigua. Son la versión millennial de la extrema derecha: desprecian el establishment (incluso el de derecha), se manejan perfectamente con los códigos de la web, no tienden a ser religiosos, chocan con la derecha liberal porque son antiglobalización y —lo más notorio— defienden el concepto de identidad blanca reclamando el derecho a reivindicarla y celebrarla, lo mismo que, dicen ellos, hacen otros grupos étnicos. Richard Spencer (37), un tipo que parece vocalista de una banda indie más que un activista político, fue el predilecto de los medios, en especial desde que algunos asistentes a una conferencia suya hicieron el saludo nazi.

El movimiento tiene su símil en Europa, particularmente en países como Austria, Francia o Inglaterra, donde hay un auge de grupos "identitarios". El semanario The Economist cubrió el fenómeno en noviembre, especialmente el Identitäre Bewegung (IB), que nació en Francia hace más de una década oponiéndose a la inmigración y la islamización de Europa. Hoy tienen vínculos con políticos y cumplen la función de "modernizar" las ideas de derecha populista para las nuevas generaciones. Sus seguidores detestan la globalización y sus símbolos, como McDonald's, celebran lo local y muchos hablan de la necesidad de una "reconquista", aludiendo a la expulsión de los moros de España.

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