Camila Le-Bert vuelve por partida doble al Teatro del Puente

La dramaturgia de la obra Trío es su escrito más reciente, donde narra la historia de un triángulo amoroso homosexual.




El pasado fin de semana, Safari para divorciadas, la obra de Felipe Olivares y Juan Andrés Rivera -conocidos como Los Contadores Auditores- trajo de vuelta a las tablas a Camila Le-Bert como actriz.

Y el pasado jueves volvió además como dramaturga, en el mismo Teatro del Puente, con Trío, dirigida por Ricardo Montt y que estará en cartelera hasta el 31 de mayo.

La historia termina mal, como todo quiebre. Un columpio, una sala de estar y un proyector sobre el escenario bastan para mostrar el deterioro de la relación entre Lucas y Juan (Jorge Carreño y Juan Pablo Troncoso, respectivamente), que con la llegada de Nicolás (Pablo Mois) peligrará aún más. Es la premisa de un texto en el que llevan trabajando por año y medio y que puso a Le-Bert a escarbar en la información que había recopilado para Golden real, la serie performática basada en el caso de Daniel Zamudio y que presentó en el GAM el año pasado.

El deseo

No es primera vez que la dupla Le-Bert-Montt trabaja en conjunto. En 2012, con Latino, la obra que la dramaturga chilena escribió durante el magíster que hizo en Nueva York (EE.UU.), se estrechó el vínculo entre ambos y marcó el inicio de lo que vendría después.

"Yo quería dirigir un montaje sobre relaciones homosexuales, pero no me atreví a escribir el texto", cuenta Ricardo Montt.

"Llamé a Camila y le pedí que escribiéramos una obra en conjunto y en una especie de laboratorio que incluyera el trabajo conmigo como director y los tres actores". Así dieron vida a Trío, una historia que pone a tres actores en tres escenas a recrear una aventura sobre amor, deseo y desamor, en ese orden.

"Nos inspiramos en el trabajo escritural de David Mamet (Edmond y La anarquista), y Edward Albee (Quién teme a Virginia Woolf).

"Trío es una historia simple, realista y cruda de cómo se llevan las relaciones homosexuales hoy en día, aunque libre de todo estereotipo", cuenta Montt. "Quisimos dejar mucho espacio al subtexto, que nuestras ideas sobre la homosexualidad y la homofobia entre los mismos quedaran escondidas y sujetas a lo que ocurre en escena", agrega.

El montaje acoge, entre otros elementos, canciones interpretadas por sus protagonistas, y un video que muestra momentos previos a los que allí se representan.

"Es una obra sobre la cotidianidad. De cómo dos hombres que se aman viven un quiebre por el deseo que les provoca un tercero. Entonces dudan de lo que está correcto y lo que no, de si son capaces de aceptarlo o solo es parte del morbo. Lo dudan todo", termina Montt.

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