China abre al mundo el inhóspito desierto de Lop Nur a través del ferrocarril

Pekín explotará el turismo de aventura en este territorio, que hasta 1972 acogía un gran lago salado.




El desierto de Lop Nur, uno de los lugares más desolados del planeta y conocido como el "mar de la muerte" por albergar un lago desecado, se unirá al resto de China mediante la construcción de un ferrocarril que lo abrirá al turismo y al mundo.

Nur Bekri, líder del gobierno regional de Xinjiang, anunció hoy el inicio de la construcción de los 360 kilómetros de vía que unirán la prefectura de Hami, en la frontera entre China y Mongolia, con el Lop Nur, en el sureste de esta región occidental, y entre los desiertos de Taklamakan y Kuruktag.

LOP NUR
Como sucedió en 2006 con la vecina Tíbet, Pekín explotará el turismo de aventura en el Lop Nur, que hasta 1972 acogía el mayor lago salado del noroeste de China, desecado desde esa fecha por el avance de la desertización provocada por la tala de bosques.

En las orillas del sistema lacustre del lago Taitema, donde desemboca el río Tarim, florecieron la cultura indoeuropea tocaria, hace 4.000 años, y el reino de Loulan, uno de los altos obligados en la Ruta de la Seda, desaparecido misteriosamente en el s. III a.C.

Las leyendas y la peculiar geografía han atraído desde el siglo XIX a numerosos aventureros y científicos, locales y foráneos, al Lop Nur, algunos con un final fatal, como sucediera con las muertes en 1980 del científico Peng Jiamu o en 1996 del explorador Yu Chunshun, cuando realizaban su travesía.

Esta cuenca endorreica era un mar que antes cubría 10.000 kilómetros cuadrados y que en la actualidad recibe agua estacional.

Pero los atractivos de este desierto con forma de oreja en la meseta del Loess los depósitos de limo ocre formados por los fuertes vientos del Pleistoceno que conforman el curso medio del río Amarillo, no terminan en el sector turístico.

PROYECTOS FERROVIARIOS
La abundancia de recursos de la deprimida Xinjiang ha hecho que la tercera potencia económica volviera la vista a este paisaje habitado por turcomanos desde hace siglos, por lo que en la actualidad Pekín construye once proyectos ferroviarios que ampliarán la actual red regional de 3.000 a 10.000 kilómetros en 2020.

Aunque las obras en Xinjiang no sólo ponen en peligro la singular riqueza cultural de los musulmanes uigures, denuncian grupos defensores de los Derechos Humanos, sino también la supervivencia del camello bactriano, en peligro de extinción y cuyo hábitat son los 7.800 kilómetros cuadrados del Lop Nur.

El programa nuclear chino también se desarrolló en este desierto, escenario de la primera bomba "H" nacional, en junio de 1967.

Las obras del tren del Lop Nur, que durarán dos años, tienen un presupuesto de 470 millones de dólares y facilitarán el transporte de los 500 millones de toneladas de reservas de sal de potasio que alberga este desierto.

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