El Osito Núñez del tenis

Daniel es hijo del ex goleador de O'Higgins, Mario. Con 13 años, es una de las promesas de la raqueta.




Cuando Daniel Núñez nació, en 2001, su padre gozaba de una reconocida fama. Y es que Mario, apodado como Osito en el mundo del balompié, cada fin de semana hacía noticia por la gran cantidad de goles que anotaba. De hecho, es uno de los pocos jugadores en ser el máximo anotador en las dos principales categorías del fútbol local.

Con esa imagen creció el pequeño Daniel. Sin embargo, pese a ser testigo de la exitosa carrera de su progenitor, desde muy temprano supo que su destino no estaría ligado al fútbol, sino que al tenis. Algo parecido a lo que sucede con su hermana, Belén (10), quien se inclinó por la equitación.

"Un día fuimos con mi señora a jugar tenis al Club Cachapoal de Rancagua y Dani nos acompañó. Quiso que lo dejáramos jugar, y desde ese momento le gustó, al punto de querer ir a jugar todos los días. Y sólo tenía cuatro años", recuerda el ex delantero de O'Higgins, quien agrega: "A Dani lo invité varias veces a jugar fútbol, pero él no lo veía como una carrera a seguir, a diferencia del tenis, que es su vida... ¡Si hasta dormía con la raqueta!".

Daniel se convirtió rápidamente en una promesa y hoy es uno de los seleccionados que entrena para la gira Cosat junto a Nicolás Massú, en Cerro Colorado. En 2013 fue tercero en el ranking de menores de 12, mientras que este año fue quinto en el de menores de 14.

"Tener la posibilidad de estar con Nicolás (Massú) es emocionante. Siempre te está animando y es una gran motivación compartir con alguien que fue top ten y campeón olímpico", señala el adolescente.

Como es lógico, Daniel aprendió muchas cosas de su padre e, incluso, las ha incorporado dentro de la cancha. "Yo veía a mi papá jugar y lo que más me gustaba era que siempre luchaba. Por eso, yo trato de hacer lo mismo cuando juego", confiesa.

En este sentido, el ex seleccionado chileno comparte esta visión de su hijo: "Con mi esposa conversamos que el talento, sin perseverancia ni disciplina, se pierde. Para mí, un 10 por ciento es el talento y el otro 90 es la actitud. Yo, por ejemplo, no era el más talentoso, pero sí fui uno de los más esforzados".

A pesar de los buenos augurios que hay sobre su hijo, el otrora atacante evita traspasarle la presión: "Dani todavía es un niño y cambiamos ese concepto de que tiene que ganar sí o sí por el de disfrutar. Más adelante tendrá  que cumplir con otras responsabilidades. Por ahora, que experimente y se arriesgue; que no sienta presión".

Daniel añade: "Lo paso muy bien jugando, nunca he recibido presión de mi papá, como sí sucede con otros niños".

Esta visión también se traspasa a la educación, donde Osito Núñez es claro: "Los papás no se preocupan en detectar cuáles son los talentos que Dios les dio a sus hijos, y los niños terminan haciendo las cosas por obligación".

El pequeño sabe cuál es su camino y sueña con emular a su referente, Roger Federer. "Quiero ser número uno del mundo y ganar Wimbledon algún día", sentencia con mucha ilusión.

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