Josefina Gardulski: El regreso de una heroína del Rally Dakar

La primera chilena, que en esa carrera abandonó en 2013 tras ayudar a un amigo en problemas, superó sus problemas de salud y se preparará para correr en 2016.




La relación de Josefina Gardulski con el Dakar tiene altos y bajos. En las cimas jamás se mareó y en las depresiones no se desmoralizó. Kuki, de 26 años, hizo historia desde el principio. En 2012, anunciaba que correría la prueba: sería la primera chilena en atreverse con la clásica del todoterreno, la más dura. Partía arriba.

Llegó a la salida en Lima feliz. Disputó las primeras ocho etapas con cautela, sabiendo que en el Dakar, llegar es la meta. Pero el noveno día, en el camino entre Tucumán y Córdoba, en Argentina, vio botado a un amigo, Axel Heilenkotter, con quien había compartido entrenamientos. Ahí supo que la carrera se acababa por ese día; ayudar estaba primero. Lo hizo, pese a la resistencia de Heilenkotter. Después de 60 kilómetros se dio cuenta de que sería imposible seguir remolcándolo. Poco más adelante la moto le pasó la cuenta por el esfuerzo: se incendió y Gardulski debía abandonar.

Se propuso, entonces, regresar al año siguiente, pero la caída sería mucho más dura. Después de sentir molestias en dos fechas del Nacional, los doctores le diagnosticaron trombosis en una pierna y un infarto pulmonar. Eso fue hace un año.

El mal no sólo le impidió seguir con el sueño dakariano, sino que fue una alerta mayor: le explicaron que pudo haber muerto en cualquier día de moto. En el Dakar o sólo entrenando.

No se rindió. Se pasó a las bicicletas y este año fue campeona del Nacional de Mountainbike, en la modalidad Enduro. Paralelamente, comenzó un tratamiento que le permitiera soñar con el Dakar. Hace unas semanas se realizó una serie de exámenes, cuyos resultados conoció ayer.

Josefina Gardulski tiene el visto bueno para regresar al rally cross country. Será en 2016; la edición 2015 está muy encima.

Un test demostró que el factor genético que le causa trombos (mutación de factor into deleide) sigue presente, pero el otro, el que mediría su anticoagulante lúpico, le dio esperanza. "Ambos se potencian, unidos hacen daño. Pero ya no tengo anticoagulante lúpico en el cuerpo, ya no tengo que tomar anticoagulantes todos los días, que era lo que no me dejaba andar en moto", explica Gardulski.

Ahora empieza otra lucha: buscar los medios. "Voy a empezar a ver a qué marca me subo. Antes, ninguna quería correr el riesgo. No tengo nada adelantado, porque era irresponsable sin resultados médicos", señala.

Kuki de nuevo va en alza.

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