Katie Hillier: La reina del accesorio inglés

<img alt="" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200911/586904.jpg" style="padding: 0pt; margin: 0pt;" width="50" border="0" height="15">  La diseñadora conversó con Rachel Arthur, editora de WGSN, sobre esa extraña fascinación que los accesorios ejercen sobre las mujeres.




Bolsos, aros, pañuelos, cinturones, collares, sombreros, broches: sin ellos, el guardarropa de las mujeres simplemente no estaría completo. Y Katie Hillier (35) lo sabe. Además de contar con una línea propia de joyas, esta joven inglesa ha trabajado en las propuestas de complementos de grandes de la moda como Stella McCartney, Salvatore Ferragamo, Loewe, Hugo Boss, House of Holland y Marc by Marc Jacobs. En diciembre del año pasado, el British Fashion Council (Consejo de la Moda Británica) le dio a Katie el premio a la diseñadora de accesorios del año. O sea que, hasta fines de este 2010, ella es la reina del accesorio inglés.

Todo comenzó cuando Katie era sólo una niña que crecía feliz junto a su familia en Londres. "A mis padres les encantaba comprar ropa", cuenta esta diseñadora que, según el diario inglés The Guardian, tiene en su clóset personal unas 500 carteras. "Íbamos juntos de shopping, no siempre a adquirir algo, sino también muchas veces sólo para mirar. Mi papá ama las tiendas de Jermyn Street (calle del centro-sur de Londres, famosa por sus tiendas de camisas) y mi abuela me llevaba siempre a Harrods. Cuando era pequeña, no sólo era creativa y me gustaban la ropa y las cosas lindas, sino que además pasaba horas dibujando prendas y accesorios para llenar una tienda imaginaria".

Su abuela, además, solía llevarla de paseo al museo de arte y diseño Victoria & Albert y al National Gallery, la sala de exhibiciones más importante del país. Y, también, al departamento de vestuario de la BBC, donde ella trabajaba.

Estas visitas tuvieron una influencia fundamental en el camino profesional de Katie. Para ella, al terminar el colegio, seguir alguna carrera relacionada con el arte era el camino obvio. Y por eso se enroló en la escuela de diseño de vestuario de la Universidad de Westminster.

Mientras estudiaba, Katie Hillier comenzó a trabajar en Dazed & Confused, una de las revistas de moda y estilo líderes en el Reino Unido. Ahí su labor no era precisamente glamorosa, pero ella la califica como increíble. "Debía limpiar el estudio de fotos después de las sesiones de moda y luego separar todo para ir a devolver la ropa a las tiendas. Iba en mi propio auto y me salía carísimo, porque tenía que pagar muchísimo para poder estacionarme, pero nunca me importó porque amaba ese trabajo", dice.

Fue ahí donde conoció a la famosa productora de moda, periodista y estilista inglesa Katie Grand. El año 2000, luego de que Hillier la impresionó con unos aros de diseño propio que le regaló para su cumpleaños, a la productora se le ocurrió que la talentosa diseñadora debía trabajar con Luella Bartley, quien en esos momentos preparaba el lanzamiento de una colección. Bartley, diseñadora de moda y columnista de revistas como Vogue, The Face y la propia Dazed & Confused, se enamoró de un cinturón tejido con cuentas en los colores del arco iris, creado por Hillier. Este cinturón no sólo selló el acuerdo entre ambas, sino que además fue usado posteriormente en el escenario por la diva del pop Kylie Minogue, cosa que atrajo rápidamente la atención de la prensa y lanzó el nombre de Katie Hillier a la fama.

Luella y Hillier trabajaron juntas por muchos años, y ese vínculo le trajo a Katie muy buenos dividendos. ¿Algún ejemplo? El interés que su primera colección despertó en Venetia Scott, directora creativa de Marc by Marc Jacobs, quien le encargó unos diseños. Han pasado ya siete años, y Hillier sigue colaborando con esta importante empresa.

Durante las primeras temporadas, la diseñadora trabajó principalmente en la creación de bolsos, carteras y accesorios para el pelo, pero en los últimos dos años ha incursionado también en las líneas de relojes y joyas de Marc by Marc Jacobs. Y está feliz. "Marc es un visionario, es fabuloso. Es un tipo normal, para nada divo, y se muestra siempre muy interesado en todo y en todos. Su mente debe estar programada de otra manera, para que sea capaz de almacenar toda la información que maneja", acota.

-No lanzaste una marca propia hasta el 2009. ¿Por qué?

-La etiqueta Hillier nació simplemente de las ganas que tenía de crear accesorios que al trabajar para casas de moda no podría hacer. ¿Por qué no antes? Porque el 2009 era el momento preciso. Ya tenía tanto el interés de algunas tiendas como el empuje y la motivación de colegas y amigos. Fue un momento desafiante, excitante.

La línea debutó con el collar 0.1 Bunny Necklace, un pendiente en oro sólido de 18 quilates, tallado a mano y decorado con un ojo de diamante, con su cadena de oro -también de 18 quilates- y el broche de corazón característico de la marca. Obviamente, su amiga Katie Grand fue de las primeras en adueñarse de uno de estos collares. Pero entre sus compradores están también la popstar Lily Allen y el diseñador Henry Holland, el mismo de la famosa marca de ropa House of Holland.

-Este collar se vende en 595 libras (unos 444 mil pesos chilenos), lo cual posiciona a la marca Hillier en la misma categoría de lujo de las casas de moda con las cuales colaboras. Sin embargo, has dicho que tus productos son para cualquier persona…

-Mis clientes podrían ser editores de moda, estilistas, diseñadores y celebridades, pero también mamás, estudiantes, novios, maridos... Se trata, simplemente, de diseño contemporáneo. Estamos, eso sí, más cerca de la parte alta del mercado, pero sólo porque usamos materiales de lujo y tecnologías de punta.

La buena noticia para el grupo de fans de Katie es que pronto habrá más. "Comencé con joyería, pero luego avanzaré hacia otras áreas del diseño de accesorios. Quiero hacer complementos para la cabeza y pañuelos. Es posible que en el futuro produzca también piezas de cuero, pero por el momento nuestro foco no está ahí", acota. Además, no tiene pensado dejar de colaborar con marcas de renombre, en forma habitual o para proyectos puntuales, como lo ha hecho para Calvin Klein, Proenza Schouler o Gap. Y, en la lista de marcas con las que aspira algún día trabajar, menciona a Hermés, Cartier y Chopard. Ambiciones no le faltan, pero tampoco talento para lograr tan altas metas.

Claramente, esta diseñadora fanática de la revista Love no para. Cuando hablamos con ella, iba partiendo a una reunión con Loewe en Madrid, mientras preparaba su participación en la colección Crucero 2011 de Marc Jacobs y afinaba los últimos detalles de su participación en el desfile de House of Holland en la última Semana de la Moda de Londres. Poco después partió rumbo a la Semana de la Moda de París, para colaborar con Giles Deacon, diseñador británico de creciente fama que ha trabajado con Bottega Veneta y Tom Ford.

-¿Cómo haces para cumplir con tanto trabajo?

-Estoy en todos lados al mismo tiempo. Por supuesto que depende del día y del cliente, pero un día típico en mi vida usualmente incluye un avión, mucho Blackberry, talvez algún viaje en tren, harto taxi y mucho mirar, navegar por internet y comprar, cosa que es parte de mi trabajo: tengo que conocer lo que hay en las tiendas y saber qué ofrecer más adelante. Además que me encanta…

-¿Acaso no tienes trabajo de escritorio, oficina?

-Sí, claro, y me gusta pasarlo ordenando mis archivos…

Sin aclarar si esto lo dice en serio o en broma, Katie se despide hablando sobre cómo disfruta de su escaso tiempo libre en su cabaña en Oxfordshire, un condado al sudeste de Inglaterra. Ahí le gusta prender la chimenea y ver la serie Curb your Enthusiasm, si está con su novio (el sastre Patrick Grant) o cintas de Doris Day, si está sola.

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