El lado más amable de Moscú

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Terminó la Copa Confederaciones, pero ya hay algunos que confiados con el buen rendimiento de la Selección ya están pensando en sacar pasajes a Rusia para el mundial. Esta es una guía para tentar a los que están pensando en ir en familia.




Tras el gran desempeño de la selección chilena en la Copa Confederaciones, Rusia es hoy el destino que todos, o al menos los más fanáticos del fútbol y de la Selección, sueñan con visitar. Y si 12 mil compatriotas volaron a alentar a la Roja durante el pasado evento futbolístico, son muchos más los que –confiados en que se clasificará para el mundial del próximo año- ya están cotizando pasajes para ellos y para toda la familia para no perderse este evento.

La fiebre rusa ha llegado a multiplicar la demanda por pasajes, paquetes y seguros de asistencia en viaje. Según cifras oficiales de Cocha, y producto de la Copa Confederaciones, aumentó en un cien por ciento respecto al mismo período del año anterior, mientras que en Despegar.com coinciden en que la demanda ha sido explosiva y se ha multiplicado por 17.

Para tentar a los que están indecisos esta es una guía con lo mejor de Moscú "familiar", más allá de la Plaza Roja y la Catedral de San Basilio.

Detsky Mir o la Tienda de los Niños

Reinaugurada y rebautizada el 2015 tras seis años de remodelación, a Detsky Mir o Tienda de los Niños -que es su traducción literal- el nombre le quedó chico. Porque más que tienda, éste es un mall de seis pisos con 600 locales enfocados en los menores de edad y que ofrece ropa, enormes jugueterías y librerías con pasillos completos de cuentos infantiles, entre muchas otras cosas.

En el edificio Art Deco que alberga el centro comercial hay columnas de mármol, enchapes de oro, ventanas arqueadas, techos con vitrales y 22 ascensores. En Moscú, donde este nivel de sofisticación y riqueza se ve en cada esquina, esos detalles pasan casi inadvertidos. Lo que sí llama la atención de cualquiera es su impactante reloj ubicado en el atrio central, que se conservó de la construcción original de 1953; es el más grande del mundo y fue construido por la empresa más antigua de Rusia, la fábrica de relojes Petrodvorets, que se demoró seis meses en terminarlo. El Museo de la Infancia, que está en el sexto piso, tiene una muestra permanente sobre la infancia en la era soviética y es una de las principales razones para visitar este lugar diseñado por el famoso arquitecto Alexey Dushkin, quien también estuvo a cargo de otros emblemas moscovitas como las estaciones de metro Kropotkinskaya y Mayakovskaya, conocidas por ser los "palacios del pueblo".

Detsky Mir está en pleno centro, en la plaza Lubyanka y a sólo pasos del edificio de la KGB, y se ha transformado para algunos en un emblema histórico, ya que su construcción coincide con el fin del estalinismo y el principio de la paulatina caída del régimen soviético.

Izmailovo: lleve de lo bueno

"Chile, los presidentes, la Selección", grita con español quebrado desde su puesto de matrioskas un hombre grueso de pelo blanco y bigote muy ruso. La gracia de su local es que como él señala con orgullo, sus muñecas de madera que se desarman para hacer aparecer una por una a su descendencia, no sólo varían en tamaño y precios, sino que también en sus diseños y por eso lo que dice de Chile y sus presidentes hace sentido cuando nos muestra uno de estos souvenires que de mayor a menor están pintadas con caricaturas de Bachelet, Piñera, Frei, Aylwin y Allende, mientras que lo mismo pasa con otra que muestra las caras de Sánchez, Vidal, Medel, Isla y Bravo.

Estamos en Izmailovo, una especie de mercado persa, que, como todo en Moscú, fue diseñado con estilo y en proporciones inmensas. Esta vez, inspirado en la era neoclásica de la arquitectura rusa del siglo XVIII y aunque fue inaugurado recién en 2007, permite la ilusión de trasladarse a una ciudad de catedrales puntiagudas y palacios coloridos propios de la era del zar Alejandro I, lo que junto a sus restaurantes y juegos infantiles lo transforma en un excelente parque temático.

Izmailovo es el lugar perfecto para comprar regalos y recuerdos de Rusia, desde el clásico imán para el refrigerador hasta los tradicionales gorros con orejeras fabricados con piel de conejo. Es el paraíso de los cachureros, abundan las antigüedades y una serie de rarezas y objetos que serían condenados con toda la furia animalista posible en occidente, como lobos y osos disecados a modo de alfombra o cabezas de venado, además de armas, uniformes y medallas militares de la era soviética.

El mercado está abierto los miércoles, viernes, sábados y domingo entre las 10 de la mañana y las seis de la tarde y la forma más fácil de llegar es en metro a la estación Partizanska, ya que está a 10 minutos caminando.

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Gamers soviéticos

Este lugar puede emocionar hasta las lágrimas a hipsters, nostálgicos, nerds y niños por igual. Es el Museo Soviético de las máquinas recreativas, una muestra privada permanente que tres amigos y fanáticos de estas máquinas montaron con el objetivo de inmortalizar su niñez en tiempos de Guerra Fría en un galpón de ladrillos en el que fueron recolectando y restaurando los diversos videojuegos, hasta dejarlos operativos.

Como una manera de no quedarse atrás frente a la tecnología que comenzaba a tomar protagonismo entre los niños norteamericanos y japoneses de mediados de los 70, el Ministerio de Cultura de la época, en un caso de apertura poco visto en el periodo, comenzó a replicar y sovietizar las máquinas de videojuego que tanto furor estaban causando en Occidente. Así surgieron juegos locales que se transformaron en leyendas y hoy son exhibidos en este lugar, que también cuenta con un bar con cervezas artesanales –y vodka por supuesto- para que los papás puedan descansar mientras sus hijos descubren la emoción de seguir una carrera de autos en Magistral, luchar en alta mar en Morskoi Bor o de montar al famoso mono animado Konyok-Gorbunok, la versión rusa del Pequeño Pony.

El Museo Soviético de máquinas recreativas está abierto de martes a domingo, de once de la mañana a nueve de la noche, la entrada cuesta 450 rublos (5 mil pesos) y permite jugar en 15 máquinas. www.15kop.ru/es/

Circo ruso: el original

Lejos de nuestra referencia local del Circo de Moscú, ese que solía instalarse con su carpa en la esquina de Alameda con General Velásquez, se encuentra Tsvetnoi, una de las compañías circenses más populares de Rusia y la única que funcionó en buena parte del siglo XX, lo que le permitió ganarse un espacio importante en el círculo artístico de la URSS.

Este circo cuenta con su propia locación, en un estadio tipo Arena ubicado en el centro de la ciudad, lo que permite mantener su show durante todo el año con climatización, asientos designados y tecnología de punta en audio e iluminación, para que la experiencia de ver los clásicos números de humor, magia, acrobacias y bailes tradicionales sea lo más cómoda posible.

Este circo, fundado en 1880, tuvo entre sus filas a varias celebridades locales, como los payasos Karandash y Oleg Popov, considerado el "Chaplin Ruso", y su elenco completo recibió la medalla de la orden de Lenin en 1939, la condecoración civil más importante desde la revolución rusa.

El espectáculo La Magia del Circo se divide en dos tiempos y ofrece 12 shows diferentes, y dura cerca de tres horas. Las funciones se realizan cinco días a la semana a las siete de la tarde y los precios de las entradas varían entre los 500 y los 3.500 rublos (entre los 5 y 35 mil pesos, aproximadamente). www.circusnikulin.ru

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