Los Kennedy buscan un nuevo impulso a su alicaída dinastía, a 50 años de la muerte de JFK

El clan estadounidense carece de una figura que rivalice con las de John, Ted y Robert Kennedy. Su hija Caroline y su sobrino nieto Joseph Kennedy III intentan dar un nuevo empuje político a la familia.




El 25 de agosto de 2009 fue un día negro para los Kennedy. Con la muerte de Ted, uno de los más poderosos senadores estadounidenses y patriarca de la familia durante cuatro décadas, el clan más famoso de la historia política norteamericana del siglo XX profundizó un progresivo ocaso que aún parece difícil de revertir. La dinastía ligada al Partido Demócrata, e iniciada por Joseph Patrick "Joe" Kennedy y Rose Elizabeth Fitzgerald, aún no cuenta con figuras fuertes en la arena pública, capaces de mantener viva la herencia de una familia cuyas nuevas generaciones están más dedicadas a las organizaciones sin fines de lucro que a influir en la agenda política estadounidense, como sí lo hacen, por ejemplo, los Clinton.

Al cumplirse el próximo 22 de noviembre el 50º aniversario del asesinato de su miembro más prominente, el Presidente John F. Kennedy, aires de un tímido renacimiento parecieran estar soplando en una familia que también ha estado marcada por la tragedia.

El pasado 3 de enero, los Kennedy regresaron al Capitolio de la mano de Joseph Kennedy III, nieto del ex fiscal general y senador Robert F. Kennedy (ver árbol genealógico), quien, al igual que su hermano John, fue asesinado en su apogeo político.

Hasta hace algunos años, parecía imposible pensar que, tal como sucedió entre 2011 y 2013, no hubiera un solo miembro del clan en el Congreso de Estados Unidos. Así, cuando terminó el período de Patrick Joseph Kennedy II en la Cámara de Representantes, por primera vez en 64 años, Washington no hospedó a ningún miembro de "la familia real estadounidense". Además de la llegada de Joseph Kennedy III, la familia Kennedy tuvo otra satisfacción cuando, en medio del encarnizado debate sobre el presupuesto 2013-2014 y el techo de la deuda, Caroline, la única descendiente de JFK (el otro hijo del asesinado mandatario murió en un accidente aéreo, en 1999), fue confirmada de forma unánime en el Senado como nueva embajadora en Japón, convirtiéndose así en la primera mujer en ocupar el cargo en ese país asiático.

Así, tía y sobrino pretenden reimpulsar un legado que en recientes disputas electorales sólo había cosechado frustraciones. De hecho, al ser nombrada Hillary Clinton como secretaria de Estado por el Presidente Obama en enero de 2009, la misma Caroline había pensado postular como su sucesora en el escaño senatorial por Nueva York. Pero al no concitar el respaldo requerido, decidió finalmente dar un paso al costado. Siete años antes, su prima Kathleen Kennedy Townsend fue derrotada en la carrera por la gobernación de Maryland. Además, la familia sufrió un duro revés cuando el Partido Demócrata no pudo mantener en 2010 el cupo en el Senado por Massachusetts que Ted había ocupado por 47 años. El mismo escaño que antes estuvo en manos de JFK, entre 1953 y 1960.

A la sequía de la presencia familiar en las altas esferas del poder estadounidense se suman los escándalos en los que se han visto envueltas las nuevas generaciones de los Kennedy. Las últimas exposiciones incluso habrían llevado a Caroline a admitir en 2012 que la dinastía estaba en su "peor momento".

En julio de aquel año, Kerry Kennedy, hija de Robert F. Kennedy, fue detenida en Nueva York como sospechosa de conducir bajo la influencia de drogas. De acuerdo con el diario británico Daily Mail, los policías la encontraron luego de haber huido de un choque con un tractor; no podía hablar, ni caminar o fijar la mirada. "La detención fue la última de una serie de crisis públicas, y Caroline está decidida a frenar a su familia para salvar su nombre. (…) ella está furiosa de que algunos no parezcan preocuparse por las futuras generaciones de Kennedy, de quien espera hagan grandes cosas como JFK y el padre de Kerry", comentó a RadarOnline una fuente cercana a la familia.

También en 2012, la dinastía había acaparado portadas por el suicidio de Mary Richardson Kennedy, de 52 años, ex esposa de Robert Kennedy Jr. La mujer había perdido recientemente la custodia de sus cuatro hijos, en el marco del proceso de divorcio. Un año antes, Kara Kennedy, la hija mayor de Ted, murió repentinamente de un ataque cardíaco a los 51 años.

Sobre el futuro del clan, Robert Kennedy Jr. parece no preocuparse, pues "hay 85 primos en la cuarta generación. Alrededor de la mitad de ellos dicen que van a entrar en la política. Así que creo que un tsunami (de Kennedy) se viene", consignó en abril de 2011. Hasta ahora, sólo uno está siguiendo el camino trazado hace más de seis décadas.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.