Scala de Milán se luce en Argentina

El coro, al mando del maestro Barenboim, interpretó la obra de Verdi Aída, en el teatro Colón de Buenos Aires.




La Orquesta y el Coro del Teatro alla Scala de Milán se lucieron anoche en su primera e histórica presentación en Argentina, con la batuta del maestro Daniel Barenboim, en la versión concierto de "Aída" de Giuseppe Verdi.

La presentación, en el Colón de Buenos Aires, forma parte de la celebración del Bicentenario de la Independencia argentina y de la reapertura de la principal sala lírica del país, tras siete años de restauración. El esfuerzo conjunto de las autoridades italianas y de la ciudad de Milán, de la Fundación alla Scala, del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de empresas de ambos países, permitió "descubrir cómo Verdi escribió 'Aída'", dijo el director del Colón, maestro Pedro García Caffi al finalizar el concierto.

"Aída", sin duda la ópera más escenográfica del autor de "Rigoletto" y "La Traviata", dio paso hoy a una ajustada versión concierto, cuyo éxito fue "coral, de la Orquesta y del Coro en el escenario y del público, todos en una única voz", opinó el asesor cultural de la ciudad de Milán, Massimiliano Finazzer Flory.

"Fue una velada en que la historia, los símbolos, nos sedujeron", agregó el asesor, interpretando así la emoción que embargó a los amantes de la lírica reunidos en el Colón, entre ellos el propio embajador de Italia en Argentina, Guido La Tella.

El diplomático afirmó que iniciativas como ésta pueden abrir camino "a eventos de gran nivel en las relaciones entre los dos países".

Por su parte, el maestro argentino Barenboim, nacido cerca del Colón, "en la calle Arenales del centro porteño" -como él mismo contó hoy-, destacó que "mientras Italia siga pensando que el propio patrimonio cultural es de una importancia internacional, mientras Italia siga teniendo ambiciones de ser un país cosmopolita, no hay mejor embajador que la Scala de Milán".

Barenboim, director, pianista y pedagogo, agregó que asimismo "la Argentina tendría que tener un papel internacional que no posee, es un país muy rico, podría cerrarse con llave y sería autosuficiente".

También opinó que "América latina se define por su relación con Estados Unidos, dividiéndose entre quienes dependen de ese país y quienes están en contra y, en ese sentido, Argentina tendría que tener un peso político, ser una alternativa".

En lo musical, más de 10 minutos de aplausos coronaron la velada, que hizo gala de justeza y precisión en cada pasaje, desde la marcialidad de la apoteosis en la "Marcha Triunfal" hasta al intimismo del último acto, entre el tenor Salvatore Licitra (Radamés) y la soprano Ossana Dyka (Aída).

Un fuerte y prolongado aplauso mereció asimismo la mezzosoprano Ekaterina Gubanova (Amneris), al cerrar la escena primera del cuarto acto, cuando deplora amargamente la crueldad de los sacerdotes egipcios.

El reparto solista los completaron Andrzej Dobber (Amonasro), Kwangchul Youn (Ramfis), Carlo Cigni (el rey de Egipto), Antonello Ceron (mensajero) y Sae Kyung Rim (sacerdotisa).

Mañana por la noche, los 250 artistas de la Scala que llegaron a Buenos Aires para esta celebración brindarán -siempre dirigidos por Berenboim- otro concierto en el Colón, con el "Requiem" de Verdi.

Sin duda, el público espera otra velada de excelencia en que la música será nuevamente una embajadora cultural.

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