Acné adolescente: ¿Cuándo es necesario pedir ayuda dermatológica?

Una que otra espinilla se puede solucionar con el uso de jabones especiales y con el simple hecho de no tocarlas, pero existen casos algo más severos, donde sí es recomendable buscar ayuda.




La adolescencia es una etapa de cambios en la vida de todo ser humano desde un punto de vista emocional, psicológico y, por supuesto, físico. Y aunque en el caso de las mujeres aparecen las caderas y pechugas, y en el de los hombres le salen los primeros vellos faciales y les cambia la voz -entre otras cosas-, pareciera que lo que más preocupa es la aparición de acné.

En Estados Unidos el acné afecta al 85% de las personas entre 12 y 24 años y entre los 15 y 18 años un 80% de los adolescentes que padecen de esta afección cutánea dicen tener problemas emocionales, especialmente de autoestima, a causa de ella. Pero en muchos casos, papás y mamás hacen caso omiso a los sentimientos de sus hijos en relación a los granos y puntos negros en su cuerpo, porque, aseguran, es algo normal y parte de la vida.

“El acné es una enfermedad a la piel muy frecuente”, dice la dermatóloga de Clínica Alemana Francisca Daza (@franciscadazadermatologia) y agrega: “Es tan frecuente que se podría considerar como algo normal, pero no lo es y debería tratarse. Lo más importante es el impacto psicológico que produce en los adolescentes. Si es un acné leve y al adolescente no le importa, seguramente se va a sanar solo. Pero a veces sí les preocupa, sí les molesta”.

La dermatóloga Carla Muñoz (@dra.carlamunoz_dermatologa) complementa: “Cuando un padre o una madre ve que su hijo presenta algún tipo de síntoma de morbilidad psicosocial o sus lesiones cutáneas van en aumento, lo ideal es una evaluación por el dermatólogo para definir su pronóstico y tratamiento”.

Para entender el acné y su tratamiento es importante conocer los factores que lo causan y por qué se hace tan común durante la adolescencia. “Es una enfermedad inflamatoria donde uno de los factores son las hormonas, especialmente aquellas que se activan durante la pubertad, que son las hormonas masculinas que tanto hombres como mujeres tenemos”, dice Daza. “Estas hormonas activan glándulas sebáceas que producen grasitud y sebo. Además, se produce una queratinización de la piel, es decir, las células están más juntas y apretadas y aumenta la secreción sebácea, por lo que se tapa el poro y se forman los comedones”.

“También hay un microorganismo que se llama cutis bacterius acne que se alimenta del sebo, por lo que mientras más haya, esta bacteria más va a proliferar generando ácidos grasos libres que provocan inflamación”, agrega la dermatóloga de Clínica Alemana. La especialista explica que esto se ve acentuado por factores de la adolescencia como el estrés, una peor alimentación y un alza en el consumo de alimentos secretores de insulina.

“Aquellos adolescentes con acné moderado o severo siempre deben ir al dermatólogo para definir el tratamiento más adecuado”, recomienda Carla Muñoz. “Los pacientes con acné leve deberían consultar al menos una vez para poder diseñar una rutina de limpieza y cuidado de la piel y para educar sobre los signos de alarma o empeoramiento del cuadro”.

La especialista agrega que “el acné tiene como base un tratamiento tópico que incluye limpieza, protección solar y humectación. Según el grado de acné se pueden agregar exfoliantes, retinoides tópicos, bacteriostáticos y antibióticos tópicos. Un porcentaje menor puede requerir antibióticos orales, tratamientos hormonales en el caso de las mujeres, o retinoides orales”. Es fundamental, dice Muñoz, que antes de comenzar alguno de estos tratamientos se consulte con un dermatólogo y sea el especialista el encargado de medicar.

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