Conductas alimentarias que pueden transformarse en obsesiones poco saludables




En teoría, todos y todas queremos ser personas saludables. Vivir bien, poder movernos y hacer las cosas que queremos, usando nuestro cuerpo como una herramienta que nos permita realizar actividades, no que nos prive de hacerlo. El problema es que en algunas ocasiones, las conductas a través de las cuales perseguimos ese estado de salud –especialmente desde la nutrición y el deporte–, pueden transformarse en obsesiones que, a su vez, llevan a situaciones poco saludables.

Un ejemplo es la ortorexia, o la obsesión por comer sano. Y es que buscar alternativas saludables no debiera ser dañino, pero cuando restringimos lo que consumimos al punto de evitar por sobre todas las cosas alimentos que no sean de origen natural, o cuyos ingredientes no cumplan con lo que buscamos, comenzamos a dejar de juntarnos con amigos para evitar estar frente a dichas comidas, o terminamos alimentándonos solo con pocas alternativas, muchas veces dejando de lado grupos alimenticios que son fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.

Además existen otras situaciones que, disfrazadas de conductas saludables, pueden llevar a resultados que, a la larga, tienden a ser dañinos. Una de ellas es contar las calorías. Pese a que está comprobado, a través de distintos estudios, que el peso está normado en un 70% por la genética, algunas personas insisten en reducir el número en la balanza a través de déficit calóricos extremos. Esto significa que consumen menos calorías de las que gastan. Para lograrlo, se anotan las calorías de cada cosa que consumen, para no pasarse de lo permitido. Hasta cierto punto, y con el acompañamiento de un profesional, esto podría resultar efectivo, pero se ha comprobado que a largo plazo, los efectos pueden ser adversos.

El sitio web Shape publicó hace poco una columna en la que una mujer relata cómo el contar calorías la ayudó a bajar de peso, para luego dejarla inmersa en un desorden alimenticio. A los 21 años pesaba más de 100 kilos, por lo que se propuso hacer un cambio en su alimentación, con la ayuda de una aplicación en su celular en la que registraba todo lo que consumía durante el día. En nueve meses había llegado a los 65 kilos, su meta inicial. Pero fue ahí cuando empezaron los problemas: “Me sentía invencible, como si pudiera hacer lo que me propusiera. Me sentía en control de mi vida, pero algo había cambiado en mi cerebro. Le tenía miedo a la comida. Estaba consumiendo 1.200 calorías diarias, pero me daba miedo comer incluso un poco más que eso, porque me aterraba recuperar los kilos perdidos. No sabía cómo mantener el número en la pesa, solo sabía cómo bajarlo”. Esta restricción, llevada al extremo, hizo que comenzara con trastorno por atracón, y llegara a consumir más de 5.000 calorías en pocos minutos. La chica cuenta en la columna que lleva varios años en terapia para poder recuperar hábitos alimenticios normales.

No se trata de un caso aislado. Un estudio conducido por académicos de la Universidad de Louisville, donde se encuestó a 105 personas diagnosticadas con desórdenes alimenticios, dio cuenta de que el 75% de ellas había usado una aplicación para registrar calorías con el objetivo de bajar de peso.

Otra conducta de este tipo son las dietas detox. Parece que, ahora que estamos próximas a las Fiestas Patrias y cada vez queda menos para “la temporada de traje de baño”, es importante hablar sobre esto. El cuerpo no necesita de una dieta especial para desintoxicarse después de haber comido de más por alguna ocasión especial, vacaciones o por el fin de semana. Esto, porque el hígado cumple con esa función sin problemas, siempre y cuando no tenga problemas diagnosticados. Eso sí, siempre se puede apoyar su funcionamiento, reduciendo el consumo de alcohol, por ejemplo. Pero no necesitas ayunos líquidos, días de solo verdura ni tés especiales. Solo retomar la alimentación habitual.

Un estudio húngaro, investigó a participantes de “campos detox” locales, a los que iban para poder desintoxicarse, a través de la ingesta de jugos naturales y nada más. Se trata de instituciones que existen alrededor del mundo, y que se han hecho conocidas por las lamentables muertes de algunos de sus participantes. Revisaron sus bitácoras y las motivaciones tras su participación en estos campos, y concluyeron lo siguiente: “Se identificaron desórdenes por purga y ortorexia nerviosa. Esto demuestra que incluso en ambientes que no son clínicos, existe una institucionalización de hábitos alimenticios que resultan peligrosos para la salud. Estos detox no solo son dañinos desde un punto de vista físico, sino que no se ha podido comprobar que tengan algún beneficio en la salud mental de las personas, en el largo plazo”.

Como bien señalan especialistas en nutrición, tener por objetivo bajar de peso no es suficiente en el largo plazo, sino que se necesita de un cambio de hábitos, una modificación en la relación que tienen las personas con la comida y el deporte. Pero incluso este cambio de hábitos puede resultar dañino para ciertas personas. Es por esto que, más que revisar en internet cómo viven, comen y se ejercitan otras personas alrededor del mundo, la clave estaría en buscar ayuda profesional para poder hacer un cambio de hábitos a la medida de cada uno, con la confianza de que hay un especialista preocupándose por nosotros.

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