De deseadas a deseantes




¿Qué es el deseo? ¿Somos deseantes o más bien deseadas? Históricamente los estereotipos asociados al deseo indican que el hombre es el deseante y la mujer la deseada, poniéndonos en un lugar pasivo.

Haciendo un recorrido, se sabe que en la Grecia Antigua, el deseo estaba vinculado con las energías vitales. Era un fluir y las divinidades no culpaban a la sexualidad por el deseo. En el medioevo, aparece el castigo al deseo, donde se impone el celibato, creando imágenes del deseo como algo diabólico y perverso en forma de cuerpo femenino a través de la Eva pecadora. ¿Nos hemos liberado de la reminiscencia de la culpa cristiana? En la ilustración, se debatía sobre la sexualidad y el deseo femenino, pero siguieron creando cuerpos femeninos para ser contemplados como objeto de deseo, para ser consumidos para la mirada del placer heteronormativo. Se vuelve a poner a la mujer como objeto de deseo y no como deseante.

¿Cómo estamos construyendo nuestra imagen del deseo? El deseo puede ser tentador, inocente, placentero, arrollador, liberador, pero también opresor y demandante. El deseo es más bien algo cultural, construido, no es instintivo.

Virginie Despentes, novelista y directora de cine francesa y feminista, plantea la idea de cómo hemos pasado de ser deseadas a ser deseantes. Cómo es que durante las últimas décadas, hemos pasado de ser objeto pasivo, a sujeto activo, protagonista de nuestro propio deseo. Cómo las mujeres, después de mucho tiempo, decidimos desear, cada vez con menos culpa. Desear no sólo desde la esfera sexual, sino desde aquello que la moviliza, la convoca a superar esos límites autoimpuestos. Los feminismos, como motores de los cambios sociales, han invitado a tomar conciencia del propio placer, reconociendo su sexualidad, sin depender exclusivamente de otra persona, para vivir ese deseo. Tener mayor acceso a información, tener una sexualidad que no esté necesariamente orientada a la reproducción, los mitos y creencias que tenemos respecto del deseo ha ido propiciando la apertura a ser más deseante que deseada. Darse el espacio para preguntarse ¿Cuál es mi deseo?

Es un ejercicio interesante preguntarse y darse cuenta que, de pronto, nunca lo hemos hecho y hemos dado por obvio un rol que no necesariamente nos haga sentido.

Estoy segura que las nuevas generaciones de mujeres no tienen ese idea binaria y se pasean entre ser deseantes y deseadas.

Pero las generaciones más viejas, como la mía, tuvimos a los Spice Girls, que tal vez sin proponérselo, cantaron Wannabe y pusieron a la deseante, por sobre la deseada. Repiten una y otra vez la palabra desear. Tienes derecho a decir lo que deseas y lo que no, poner límites antes de empezar una relación, antes de aceptar algo que no quieres, con tal que el otro se quede.

¿Escuchemos?

* Dominique es Psicoterapeuta -sistémica, centrada en narrativas- y magíster en ontoepistemología de la praxis clínica. Se desempeña como docente universitaria y supervisora de estudiantes en práctica. Atiende a adultos, parejas y familias. Instagram: @psicologianarrativa.

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