Las cuentas de Francisco Frei antes del derrumbe

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Francisco Frei Ruiz-Tagle, de 69 años, adquirió a fines de los años 80 la empresa Almadena.

Inscrita en 1979, Almacenes de Depósitos Nacionales S.A. (Almadena) fue la empresa que permitió al hermano menor del clan Frei independizarse. Pero millonarias deudas y bajas utilidades precipitaron su caída.


El ingreso de los miembros de la Brigada Investigadora de Delitos Económicos (Bridec) de la PDI al edificio de calle Moneda 812, en pleno centro de Santiago, tomó por sorpresa al empresario Francisco Frei Ruiz-Tagle (69). Y también a los 13 funcionarios que a esa hora estaban en el octavo piso de la empresa Almacenes de Depósitos Nacionales S.A. (Almadena).

A primera hora de ese 29 de agosto, y poco antes de la incautación de computadores y documentos contables que ordenó la fiscalía, Frei, de profesión ingeniero comercial, había recibido una serie de mensajes tras hacerse pública su autodenuncia -efectuada el 16 de agosto ante la fiscalía Centro-Norte- por una serie de transacciones financieras irregulares a nombre de la sociedad Inversiones Saturno S.A., de propiedad de su hermano, el expresidente Eduardo Frei.

Según los hechos informados a la fiscalía por la defensa del exmandatario -representada por el abogado Juan Domingo Acosta-, Inversiones Saturno fue utilizada como aval de obligaciones de Almadena.

Quienes presenciaron la incautación de la PDI recuerdan que la confusión inicial de trabajadores y ejecutivos rápidamente dio paso a la confirmación de lo que por meses había sido un secreto a voces: la profunda crisis financiera de la empresa de la familia Frei Parada.

Uno de los trabajadores presentes ese día relató a La Tercera que la primera señal de la crisis de Almadena provino del área contable a inicios de 2018. Y en específico, el alto grado de endeudamiento que comenzó a adquirir la empresa. A ello se sumó una segunda sospecha: la venta de una bodega que la firma mantenía en San Bernardo.

Por más de 40 años, Almadena operó en el mercado nacional. Constituida el 12 de noviembre de 1979 por el grupo que entonces lideraba el empresario Andrónico Luksic Abaroa, fallecido el 18 de agosto de 2005, Almadena pasó a manos de Francisco Frei a fines de los años 80, cambiando así su estructura de propiedad (ver infografía). Por más de una década el hermano menor del exmandatario fue parte del grupo Luksic, donde asumió cargos de director y gerente general de sus empresas.

La cercanía con el jerarca del grupo Luksic se traspasó con los años a sus hijos, Andrónico y Guillermo, con quien Francisco Frei mantuvo una relación de amistad. "Fui funcionario de los Luksic y con ellos mantengo una relación de amistad, pero no de trabajo", dijo a revista Qué Pasa en los 90.

Quienes conocen la historia del empresario de 69 años relatan que fue en los 90 cuando afloró su lado empresarial más avezado. El mismo que hasta hoy tendría repercusiones en su vida tras una fallida incursión comercial en Argentina.

Fue en 1991 cuando el hermano menor del clan Frei formó -al otro lado de la cordillera- una empresa de nombre Almade. Con un giro similar al que tenía en Chile, la firma apuntaba principalmente a trabajar con el almacenamiento de cereales y azúcar. Aunque los primeros años facturó cerca US$ 5 millones, la grave crisis económica que afectó a Argentina, sumado a la presunta estafa de una empresa de fertilizantes, precipitaron el declive de su emprendimiento internacional. Fue así como en noviembre de 2000 Citibank pidió la quiebra de su empresa ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N° 26, a fin de reprogramar el pago de deudas a sus acreedores. Y el 25 de noviembre de 2002 el tribunal decretó la quiebra definitiva, sellando así el fracaso de Frei en Argentina que, de paso, le causó un daño patrimonial del que nunca pudo recuperarse, según sus cercanos.

Hermetismo

Pese al alto nivel de endeudamiento que adquirió la empresa estos últimos meses, los sueldos nunca dejaron de pagarse a tiempo, recuerda uno de los trabajadores de la firma. Y aunque los rumores de problemas económicos eran constantes, el hermetismo de la gerencia era total, ya que solo dos personas conocían realmente la magnitud de la crisis. Uno era su gerente general, Francisco Frei Ruiz-Tagle, y el segundo, su gerente comercial, Nicolás Frei Parada (41), el tercero de sus hijos, quien por 12 años trabajó en Almadena. Sin embargo, en junio de este año se concretó su salida. El hecho sorprendió a los trabajadores, principalmente por el grado de confianza y responsabilidad que había logrado en la compañía.

En Almadena actualmente trabajan 48 personas, tanto en Santiago como en otras ciudades del país. De todos ellos, el más "nuevo" se incorporó hace 11 años. Hoy, dicen sus funcionarios, lo que más les preocupa es que llegado el momento de bajar la cortina se paguen correctamente las indemnizaciones que, de acuerdo a sus cálculos, bordearían los $ 400 millones.

Quienes han accedido a los estados financieros de Almadena describen a la firma de Francisco Frei como una "empresa chica", cuyo principal giro -cerca del 60%- provenía de los warrants.

Este negocio, en el cual existen solo cuatro grandes competidores a nivel nacional, consiste en emitir "certificados de depósito y vales de prenda", que están normados por la Ley sobre Almacenes Generales de Depósitos.

Previa entrega de un stock de bienes en prenda, Almadena certificaba su existencia y almacenaje a los bancos, tras lo cual sus clientes podían acceder con mayor facilidad a créditos. Entre los principales clientes de Almadena estaba la automotora Gildemeister. También hay varios negocios agrícolas, que están concentrados principalmente en la Región de La Araucanía.

Así, según los conocedores de los balances, entre 2016 y 2018 la compañía registró ingresos que fluctuaban entre los $ 2.300 y $ 2.500 millones. Lo que sí es claro, aseguran quienes conocen la sociedad, es que en los últimos años estos fueron decreciendo.

Según los mismos registros, en 2018 la empresa alcanzó ventas por $ 1.300 millones por concepto de warrants, $ 800 millones por bodegaje y $ 200 millones correspondientes a otros negocios.

Almadena, además, registraba utilidades pequeñas. En 2016 cerró con $ 200 millones, en 2017 alcanzó los $ 150 millones y en 2018 logró $ 500 millones de utilidades. Los buenos números del año pasado se explican por un ingreso extraordinario proveniente de la venta de una bodega en San Bernardo, la misma que alertó a sus trabajadores. La venta de ese activo significó un ingreso de $ 800 millones. Actualmente la firma paga por el arriendo de esa misma bodega a la empresa Loginsa. Además del almacenaje, la compañía tiene entre sus activos máquinas envasadoras.

Tras una solicitud de la fiscalía para incautar evidencias desde la empresa de Francisco Frei, el Séptimo Juzgado de Garantía también reparó en la venta de activos fijos, justificando así el ingreso de la policía, ya que se detectaron "operaciones de Almadena S.A. que parecen indicar que se encontraría liquidando su patrimonio, enajenando propiedades inmuebles y realizando rescate de fondos mutuos".

El destape de la autodenuncia de Francisco Frei ante la fiscalía llevó a que el 3 de septiembre Almadena le informara a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) que dejaría de realizar "nuevas operaciones warrants y que no renovaría las vigentes desde el día 29 de julio de 2019". Esta decisión precipitó la caída de la firma.

Solo 11 días después, la CMF sacó a la sociedad de sus registros por no tener el patrimonio mínimo para ser almacenista, el cual está fijado por ley en un piso de $ 561 millones. Ahora los trabajadores han sido testigos de la fuga de sus clientes hacia la competencia -Storage, Transwarrants o Tattersall Warrants-, ya sea por voluntad propia o a solicitud de los bancos o empresas de factoring.

En la presentación que a comienzos de septiembre hicieron los abogados de Francisco Frei para declarar la liquidación voluntaria de Almadena, se detalló que la crisis financiera surgió "producto de malas decisiones comerciales y financieras, tomadas con la intención de dar viabilidad financiera y económica a la empresa". Estas malas decisiones significaron que Almadena acumulara 13 demandas, una acción judicial por no pago de cotizaciones previsionales de seis trabajadores y deudas por $ 7.022 millones, de los cuales cerca de $ 6.000 millones se concentran entre bancos y empresas de factoring.

En medio de la crisis, Francisco Frei está a la espera de que se entregue el informe pericial contable de la sociedad Inversiones Saturno. Recién ahí se verá la profundidad de las cuestionadas operaciones que realizó el menor del clan Frei Ruiz-Tagle. A diferencia de la caída en Argentina, esta vez el economista tendrá que asumir otra quiebra financiera, pero sin el respaldo de su hermano, el expresidente Eduardo Frei.

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