Cierre anticipado y las diversidades del Comercio

"hoy en día son más de seis millones las personas que trabajan en jornadas que les impiden hacer sus compras antes de las 19:00 horas. Forzar el cierre anticipado del comercio los deja a todos ellos sin posibilidad de hacer sus compras durante la semana, provocando una alta congestión los fines de semana y quitándoles tiempo de esparcimiento familiar."


El comercio y quienes se desempeñan en él cumplen un rol fundamental para la actividad económica del país. De ellos depende el abastecimiento de la población, el acceso a bienes y servicios y, por supuesto, miles de fuentes de empleo para un cada vez mayor número de personas. Hoy en día 1 de cada 5 personas que trabajan, lo hacen en alguna de las fases de la cadena de valor que compone esta industria.

En este sentido, preocupa la discusión de los proyectos de Ley que actualmente se tramitan en el Congreso que apuntan a reducir el horario de funcionamiento de los establecimientos comerciales. Se valora y comparte la preocupación del legislador para con los colaboradores y colaboradoras de nuestro sector, pero creemos necesario un debate más profundo y detallado del mismo para evitar externalidades negativas no deseadas que terminan afectando a los mismos trabajadores y trabajadoras que se pretenden resguardar.

No es apropiado imponer de forma centralizada un solo horario de cierre a un sector que está en un proceso de transformación y de adaptación a nuevos hábitos y necesidades de los consumidores, atendiendo a múltiples factores que los proyectos en cuestión no recogen.

En primer lugar, hay una realidad regional muy importante. De acuerdo a cifras de la Cámara de Comercio de Santiago, los flujos de público en las mañanas en las ciudades de la zona sur del país es un 30% superior a lo que ocurre, por ejemplo, en Arica o Iquique. Por su parte, en la zona norte, el 35% de las ventas ocurren por la tarde.

Por otro lado, los hábitos de consumo no son iguales entre invierno y verano. Ciudades como La Serena o Villarrica tienen una actividad radicalmente diferente respecto de la estación del año en que se encuentren.

Es importante cuidar y velar por nuestros trabajadores, pero un cierre anticipado significa la eliminación de turnos completos, la reducción de ingresos variables por menores ventanas comerciales y, por cierto, la pérdida de una flexibilidad que históricamente ha permitido el trabajo temporal a estudiantes y mujeres que buscan complementar renta.

Existe también el riesgo de que la legislación sea una limitante a la transformación y desarrollo de centros comerciales que requieren adecuarse a las necesidades de la comunidad aportando valor a los territorios donde se emplazan.

Por último, pero no por ello menos importante, hoy en día son más de seis millones las personas que trabajan en jornadas que les impiden hacer sus compras antes de las 19:00 horas. Forzar el cierre anticipado del comercio los deja a todos ellos sin posibilidad de hacer sus compras durante la semana, provocando una alta congestión los fines de semana y quitándoles tiempo de esparcimiento familiar. Si bien el comercio electrónico ayuda en este sentido, aún son muchas las ocasiones en que la adquisición de un bien o servicio requiere presencialidad en un local físico.

Creemos que, en momentos como los que estamos viviendo, donde los efectos de la pandemia provocaron la pérdida de más de 500 mil puestos de trabajo solo en nuestro sector, con especial dureza en el caso de las mujeres, debemos enfocarnos en cuidar los resultados de la enorme capacidad de adaptación de nuestra industria a fin de promover más y mejores empleos que permitan seguir robusteciendo un sector que ha sido y seguirá siendo un motor para el país.

* La autora es Presidenta Cámara de Comercio de Santiago

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