Tradición y estilo: sastrerías de Santiago




Algunos culpan al retail, otros a que las nuevas generaciones no quieren aprender el oficio por su lentitud. La verdad es que las sastrerías están desapareciendo y las que quedan, tienen décadas de historia y tradición.

"Dicen que la mujer, el vino y las telas, entre más antiguas son, mejor", se ríe el sastre Rafael Pauli. Llegó a Chile en 1955 y practica el oficio desde el 46. Con 83 años, don Rafael sigue yendo todos los días a su local de trabajo, las sastrería Trieste, ubicada en el centro de Santiago. Cada vez que pasa por la Plaza Italia y ve a los carabineros, dice que le recuerda a un episodio de su vida, la II Guerra Mundial.

CONFECCIONANDO PARA EL ENEMIGO

Pauli es de Trieste, de ahí el nombre del local. El sastre cuenta que durante la gran guerra, estuvo todo el tiempo escondido para que no lo mataran.  Al terminar el conflicto, supo que tenía que partir y eligió Chile por el buen clima.

Por las casualidades de la vida, acá  le toco confeccionar un traje para un hombre que, durante los años de guerra, era del bando contrario, un alemán. "No le tengo rencor a los alemanes, si le tengo rabia a Hitler", argumenta.

Hacer un traje a medida en Trieste tiene un valor cercano a los $ 550.000, y según el dueño, el tiempo de entrega es relativo.

LAS MÁS ANTIGUAS

Rubinstein es una de las sastrerías más antiguas del país, tiene 85 años. Con una sede en la capital y otra en Viña del Mar, en Rubinstein hacen trajes a medida y arriendan trajes de etiqueta.

El arriendo de un frac o smoking va desde los $130.000 a los $200.000. Gonzalo Zúñiga, sobrino del dueño y sastre que elabora cerca de 30 trajes y arrienda otros 200 al mes, dice que este tipo de trajes los arriendan generalmente personajes con altos cargos públicos cuando tienen una cena de gala en el extranjero.

ALTA COSTURA ARTESANAL

El valor de hechura en Rubinstein va desde los $300.000 y se deben mandar a hacer con 40 días de anticipación. En esta casa, cada cliente debe hacerse una toma de medidas y tres pruebas más antes de obtener su traje. Gonzalo dice que una de las ventajas de Rubinstein, es que es un trabajo artesanal "los trajes están hechos a uno, especialmente con un molde para cada cliente". 

Sastrerías Cubillos, otra de las más antiguas de la capital, tiene cuatro sucursales. Pedro Mella, quien trabaja hace 39 años en Cubillos, dice que ellos reciben pedidos de trajes, chaqué y camisas. Los precios empiezan en los $450.000 y Mella afirma que ya no se usan telas de invierno o verano, sino que hoy casi todo es de media estación.

A su vez, Samuel Ugarte, dueño de la Sastrería Ugarte, concuerda con Mella: "El ítem del material es otra de las cosas que han cambiado. Antes el chileno tenía ropa de verano, de invierno y de primavera. Hoy la gente pasa calor en la calle, no en la oficina, entonces buscan una tela que sirve para todo el año, un cachemir por ejemplo".

Ugarte se cambió a Alonso de Córdova siguiendo a sus clientes. Lleva 50 años practicando este oficio, antes tenía su local en el centro. Samuel dice que quienes van a su sastrería van en busca de calidad "un traje aquí cuesta entre $580.000 y $780.000 dependiendo de la tela. El 90% de las telas que traigo son inglesas, además traigo otras cosas de Italia".

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