Aporte estatal, universitario o privado: ¿Cómo se financian los doctorados en otros países?

Foto: Reuters

Tanto en Europa como en EE.UU. existen distintos programas de doctorado financiados por casas de estudio, fundaciones e incluso por la empresa privada. ¿Serán mejor opción que las ofrecidas en Chile?


Estudiar un programa de doctorado, y después buscar dónde ponerlo en práctica, es uno de los grandes problemas para quienes deciden seguir esta senda investigativa en Chile. Así quedó retratado en el reportaje de La Tercera Domingo, que refleja la historia de Héctor Orellana, un joven que no ha podido finalizar sus estudios de doctorado en Geografía por no encontrar un lugar donde ejercer. Actualmente trabaja administrando canchas de pádel en Maipú.

El programa que tomó Orellana para estudiar su posgrado consistía en solicitar financiamiento a la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) para cubrir el arancel completo, más un monto mensual de aproximadamente 700 mil pesos para manutención. A cambio, el beneficiario de este fondo debía cumplir aportando su conocimiento en Chile.

¿Esto funciona así también en otros países? El financiamiento de programas de doctorados en otras latitudes puede tener otras condiciones que, muchas veces, terminan por convencer a los candidatos y candidatas a doctorado a estudiar y aplicar sus conocimientos para universidades, centros de investigación, fundaciones sin fines de lucro y empresas privadas en el extranjero. A continuación un breve marco comparativo sobre cómo es el financiamiento en otras naciones.

Antes es necesario precisar que se puede estudiar en el extranjero con financiamiento obtenido en Chile. Una de las más conocidas y solicitadas es el beneficio de Becas Chile, la cual cubre tanto el costo del arancel como también un aporte para la estadía. Una suerte de “sueldo por estudiar”. Pero también es posible solicitar recursos y cobertura del programa de doctorado en el mismo país de donde se realizará el posgrado.

Por ejemplo, el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) apoya a más de 100.000 alumnos e investigadores en todo el mundo para realizar sus estudios en Alemania. Está dirigido principalmente a licenciados, doctorandos y posdoctorados y se otorgan por visitas de estudio e investigación a universidades e instituciones de investigación no universitarias en dicho país.

Las becas del DAAD no tienen que devolverse. Suelen consistir en el pago de una beca mensual, aproximadamente 934€ para graduados y 1.200€ para estudiantes de doctorado, y una asignación de viaje. En muchos casos, el DAAD también brinda cobertura de salud, accidentes y seguro de responsabilidad personal. Dependiendo del programa de becas, existen beneficios adicionales, como un subsidio de investigación único, beneficios familiares o fondos para cursos de idiomas.

Otros programas aplicados en España, Países Bajos, entre otros, ofrece financiamiento compartido entre las universidades y distintas fundaciones o empresas privadas que buscan proveer de recursos para el desarrollo de las distintas ramas del conocimiento. Muchas veces esto surge de la propuesta de un investigador a desarrollar un estudio en específico, que recibe fondos públicos y privados para, entre otras cosas, formar doctorados que le permitan completar la investigación.

En Estados Unidos, existen fundaciones e instituciones que ofrecen apoyo monetario a los distintos programas de doctorado que apoyen. Por ejemplo, “ASHFoundation Graduate Scholarship for International Students” está dirigida a estudiantes internacionales y residentes permanentes legales que cursan estudios en Ciencias de la Comunicación y Desórdenes, como es Lenguaje de Signos, Enseñanza a alumnos con desórdenes de lenguaje. Se concede una beca anual de US $ 5.000. Asimismo, la beca Ritchie-Jennings Memorial Scholarship ofrece financiamiento a estudiantes universitarios, de maestría o doctorado cualquiera que sea su nacionalidad y sin importar la ubicación de su universidad que realicen estudios de Contabilidad, Administración de Negocios, Finanzas o Justicia Criminal. Se conceden 30 becas anualmente por importes que van desde los 1.000 a los 10.000 dólares.

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La becaGoogle Anita Borg Memorial Scholarshipes otro de los aportes ofrecidos por instituciones sin fines de lucro. Está exclusivamente dirigida a mujeres de cualquier nacionalidad en su último año de licenciatura o que van a iniciar cursos de doctorado en Estados Unidos en las áreas de Ingeniería, Ciencias de la Computación o semejantes. Se exige una nota media en los estudios realizados de GPA 3.5 y el importe de la beca es de 10.000 dólares.

Financiamiento privado

En gran parte de los países donde la empresa privada aporte a los programas de doctorado, a ésta se le beneficia con rebajas tributarias, además de poder obtener derecho a patentes de invención por una cierta cantidad de años. Eso sí, ante este tipo de acciones, la presidenta de la Asociación Nacional de Estudiantes de Posgrado (ANEP), Ximena Báez, tiene sus dudas.

“Ahí hay que ver los factores éticos que implica investigar con dineros privados. Pueden haber presiones para obtener un resultado rápido, y esto puede llevar a apresurar estudios que no son rápidos. Eso cuesta, muchas veces, que la empresa lo entienda. Que la investigación tiene su tiempo, y si se apresura mucho se pueden generar errores voluntarios o involuntarios”, afirma Báez.

Además, Báez advierte que este modelo no siempre es conveniente para los inversores privados que buscan beneficiarse de su aporte. “Necesitamos desarrollo en ciencia básica para poder tener avances en la ciencia aplicada, necesitamos tener ciencias sociales que no van a generar algún tipo de patentes, pero sí van a contribuir conocimiento y desarrollo para la población. Condicionar el fondo a que se pueda tener una patente es poco altruista,” asegura.

Así como existen investigaciones y programas de posgrados financiados por la empresa privada, existen otros donde las universidades “contratan” a los investigadores para realizar el doctorado. Según explica Báez, los institutos y centros de investigación postulan a fondos y, una vez que se los adjudican, estos van a concurso para recibir doctores. “Pero siempre con una mirada de poder asegurar que la gente que ingresa por lo menos tenga financiamiento”, detalla.

A diferencia de eso, en Chile existe una baja participación de la empresa privada en innovación y desarrollo. “Lamentablemente en Chile, el empresario no tiene esta visión tan altruista de aportar dinero sin recibir nada a cambio. Generalmente se invierte en algo, lo poco que se invierte en I+D por parte de las empresas, está condicionado a recibir un beneficio de desarrollo propio o para poder reducir impuesto. Pero no como un desarrollo del país. No es aportar fondos porque sí, no es tan altruista como se quisiera. En otros lados sí, donde las empresas entregan fondos a centros, independiente de cuál sea la investigación que se realice”, advierte Báez.

En nuestro país, solo el 7% de doctores y doctoras están insertos en la industria, ejerciendo sus conocimientos. Mientras que esto mismo supera el 50% si se ve en la realidad de la Comunidad Europea. La inversión a la investigación y desarrollo por parte del Estado chileno sigue al debe, con un 0,34% del PIB, frente a los 2,3% que se aporta en promedio en los países de la OECD. La promesa del gobierno del Presidente Boric es subir ese porcentaje hasta el 1% del PIB, con el compromiso de que la mitad de esos fondos provengan de las arcas privadas.

En Chile esto ni siquiera está garantizado para todos, según afirma la presidenta de ANIP. “Por ejemplo, pueden postular 1800 personas a becas y se las ganas 900. Muchas personas deben buscar financiamiento al interior de las universidades, que son bastante más bajas de lo que entrega la ANID. Y con otras cláusulas que dependen en muchas veces de las propias universidades”, añade.

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