Los temas del 2017 y la campaña




DE ESTE gobierno ya no se espera mucho, quizás solo que no siga cometiendo errores. Desde el punto de vista de la izquierda dura son grandes logros aumentar el tamaño del Estado, sacarle los patines a los colegios privados subvencionados, pasar la ley de aborto, el debilitamiento sistemático de los colegios y universidades privadas, el fortalecimiento de los sindicatos (no tanto como quiso), aumento de los impuestos y debilitamiento general del mundo empresarial, "los poderosos de siempre". También es un logro para la izquierda el término de las concesiones hospitalarias, o un impuesto al trabajo adicional de 50% a las cotizaciones previsionales. Para el gobierno, son solo los "costos necesarios de las grandes transformaciones".

Efectivamente, el costo presente ha sido enorme, pero también el costo futuro es inconmensurable. La Presidenta ha dicho que sin crecimiento económico no hay desarrollo social. Esto es absolutamente verdad, como también lo es que absolutamente todas las medidas que han implementado van exactamente en el sentido contrario. El gobierno dice una cosa, pero hace otra. Es solo retórica.

La economía en efecto claramente se desplomó y no por razones externas. Al menos un 70% de las causas del deterioro son internas. El irresponsable déficit fiscal es agudo y creciente, lo que significa que la deuda nacional sube aceleradamente. Esa mochila es grave para nuestro futuro.

Para las presidenciales que ya se iniciaron formalmente con Lagos, lo que yo esperaría en propuestas es: primero, cómo lograr un mínimo de tolerancia y respeto, para construir grandes acuerdos y eliminar las ideologías de retroexcavadora. Sin esa convivencia básica el país no tiene futuro. La clave es fortalecer el centro político. Lo segundo es cómo recuperar el crecimiento económico, para lo que se requiere fuerte estímulo al ahorro e inversión, a la productividad que depende de la educación y la tecnología. También para el crecimiento se requieren reglas claras y de largo plazo, disminuir la burocracia agobiante, y tener regulaciones adecuadas. Una muy difícil tarea es eliminar el déficit fiscal y reducir la deuda pública. El gasto fiscal ya comprometido para muchos años lo hace crítico.

El Estado no puede seguir siendo juez y parte en una gran cantidad de actividades que realiza, porque deja de ser fiscalizador efectivo. Así ocurre en salud, educación y muchas actividades productivas. También necesitamos un sindicalismo moderno orientado a la productividad y beneficios mutuos más que a la lucha de poder.

Todo esto requiere una real modernización del Estado que no se alcanza en cuatro años y requiere grandes consensos. Parte de ello es la descentralización, pero no retórica ni con leyes a medias. Es fundamental mejorar en serio la salud pública. La brecha digital debe ser encarada urgentemente como política social, ya que ésta será la base de las grandes desigualdades del siglo XXI.

Tenemos una urgencia por actualizar la infraestructura, en un monto no menor a unos US$ 100 mil millones, que solo es factible en base a las concesiones. Hay que partir ya.

Toda la necesaria reforma educacional debe partir por un gran acuerdo sobre qué es la calidad de educación en el siglo XXI, tema que a la izquierda no le interesa ya que su visión de educación es más bien de control y de adoctrinamiento. Debemos terminar el cartel del Cruch, mejorar radicalmente la educación pública sin sacarle los patines a la otra. La clave son los directores. En la era del conocimiento, la diversidad es clave en la calidad. El sistema de títulos y grados universitarios es absolutamente inadecuado, igual que la PSU. Parte de ello es una verdadera política de ciencia y tecnología aumentando la inversión en estos temas unas 10 veces en el tiempo.

Necesitamos resolver el tema de las jubilaciones desde donde se origina el problema: las lagunas, la evasión, los años de cotización, entre otros.

En otra perspectiva, las leyes que se hacen en el Congreso son de mala calidad, improvisadas, y reaccionarias. La justicia es de mala calidad. La Araucanía es una bomba de tiempo que debemos desactivar, y en la delincuencia es clave empoderar realmente a Carabineros, no solo socialmente, sino con frontera tecnológica y mayor trabajo en inteligencia, en vez de personal. Los campamentos dejaron de ser un tema relevante para el gobierno y deben ser erradicados. En fin, queremos soluciones, no retórica y menos populismo.

Esos son algunos de los temas reales, el resto es luchas ideológicas de poder a costa del progreso de la población.

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