Murakami, Tokio blues, y la novela que lo hizo eterno

Publicada en septiembre de 1987, la quinta novela de Haruki Murakami fue la que le dio un nombre a nivel planetario y lo hizo convertirse en un referente literario. Pese a abordar la nostalgia y estar repleta de cultura pop, para los entendidos no es su obra más representativa.


En su opinión, lo que intentó hacer no era literatura común y corriente. Para su quinta novela, Haruki Murakami decidió hacer algo diferente. “No tengo interés en escribir novelas largas con estilo realista, pero decidí que, aunque sólo fuera una vez, iba a escribir una novela realista. Tokio blues fue un simple experimento”, dijo en una entrevista al matutino español El País, en 2007.

Hasta entonces, Murakami era un escritor japonés que había publicado libros con algo de éxito, como Pinball 1973 (1980) o La caza del carnero salvaje (1982), pero con ese “experimento” llamado Tokio blues (Norwegian Wood), todo cambió, y se transformó en un autor famoso a nivel planetario. Hasta hoy, cada octubre su nombre suena en las redes sociales como uno de los candidatos favoritos de los lectores para el Premio Nobel, pero en Suecia los escritores demasiado populares no gustan mucho.

Poco amigo de las entrevistas, y con un carácter más bien reservado, en esa charla con El País Murakami se dio tiempo para rememorarla. “Personalmente, a mí me gusta esa novela, pero no he vuelto a leerla desde hace casi 20 años. De momento, no tengo ninguna intención de volver a escribir algo parecido. No tengo interés en el pasado. Ya no puedo sentir interés en el llamado estilo realista porque, si escribo una novela así, acabo aburriéndome”.

Fue en septiembre de 1987 cuando las librerías recibieron la novela. La historia en retrospectiva de Toru Watanabe, quien gracias a una canción de The Beatles –justamente Norwegian Wood, del fundamental álbum Rubber Soul (1966)– recuerda sus años de juventud en la universidad estudiando Teatro, carrera que en verdad no lo entusiasma mucho y que eligió “casi por casualidad”. Ocupan sus recuerdos sobre todo la relación que tuvo con Naoko, una muchacha sensible que había sido novia de su mejor amigo, Kizuki. Tras el suicidio de este, la chica comenzó una relación con Toru.

Pero a los japoneses les gusta el dramatismo. Toru y Naoko no tienen una relación fácil. Ella pasa un tiempo internada en un hospital siquiátrico y Watanabe va a verla. Entretanto, también aparece Midori Kobayashi, extorvertida y vital, quien le remueve los cimientos al joven. Ahí comienza una trama que Murakami sabe sazonar con mucha cultura pop y referencias literarias occidentales. A eso se le suma un gusto por la nostalgia.

¿Por qué Tokio blues ha gustado tanto? Responde el crítico literario Camilo Marks Alonso: “Creo que aparte de recuperar la tradición decimonónica de la narración extensa, compleja, poblada de incidentes, nos introduce en el mundo de Murakami, quizá uno de los pocos narradores de hoy que pueden leerse por cualquier persona aficionada a leer, sin magísters, doctorados o postdoctorados en literatura: prosa de óptima calidad y entretención a raudales”.

Marcelo González, doctor en Literatura y académico de la UC, argumenta: “Creo que ha cautivado al público en el mundo debido a su temática amorosa. Es una novela profundamente romántica, que representa lo mejor y lo peor del amor adolescente. Desde ahí, trata temas universales como la pérdida, el dolor, la resiliencia y la sobrevivencia a este tipo de situaciones. Y esas son emociones con las que todo el mundo puede o se relaciona ya que forman parte de las experiencias básicas que debe pasar el ser humano para crecer como sujeto”.

Por su lado, Juan Paulo Iglesias, periodista y académico, gran conocedor de la obra de Murakami indica: “La novela en su versión en japonés se titula Norwegian Wood o más precisamente la traducción japonesa de la canción de los Beatles. Eso da un poco el tono de la novela, que se tradujo en español Tokio Blues. Es una novela con un tono romántico y nostálgico, una novela de crecimiento, de aprendizaje, de juventud. Y eso sumado a que, si lo simplificamos, es la historia de un amor que no pudo ser explica en parte la fama que alcanzó. Además, como todos los libros de Murakami –aunque quizá más en este caso– está muy cargada de cultura popular, como las referencias a los Beatles. No tengo las cifras, pero no tengo dudas que debe ser la novela más leída y popular de Murakami publicada en español, pese a que no fue la primera traducida al español. La primera que sacó Anagrama –que originalmente tenía a Murakami en su catálogo– fue La caza del carnero salvaje, que es una novela mucho más Murakami o “murakamiana” –si es que es posible usar ese término- que Tokio blues”.

Acaso por la masividad de Tokio blues vale la pena preguntarse, ¿será esta la mejor puerta de entrada a su obra? Los expertos consultados se inclinan a pensar que no. Camilo Marks, por ejemplo, indica: “No creo que sea una puerta de entrada al mundo de Murakami, ya que cualquiera de sus títulos -Kafka en la orilla, Sueño, solo sueño, La caza del carnero salvaje, etc. -, sirven para introducirse en ese mundo tan literario, y, a la vez, tan extraño, aunque comprensible para nosotros”.

“De ninguna manera –dice Marcelo González–. El mundo literario de Murakami es muy distinto al que se puede encontrar en Tokio blues, por lo que yo la recomendaría como una lectura posterior, luego de que uno haya leído otras obras importantes de él. De hecho, cuenta la leyenda que a Haruki Murakami lo desafió un amigo a que no podía escribir una novela realista y así surgió Tokio blues. Inspirada o basada en La montaña mágica de Mann, es una obra única dentro del corpus del autor japonés”.

Juan Paulo Iglesias piensa: “Puede ser una puerta de entrada, porque muchos de quienes la leyeron o la lean en el futuro querrán leer seguramente más libros de Murakami, pero definitivamente no es una novela que resuma bien el estilo de Murakami. Es probablemente la novela menos ‘murakamiana’ de las novelas de Murakami. Tiene el tono y esa tendencia a contar historias de personajes solos de Murakami, pero carece del componente de ‘realismo fantástico’ que caracteriza definitivamente su estilo, esa mezcla entre el realismo duro de la sociedad contemporánea –Murakami siempre ha sido un gran admirador de Raymond Carver y su realismo sucio– y el componente fantástico que define a su literatura. Libros como La caza del carnero salvaje, Kafka en la Orilla –probablemente su mejor novela– o la más reciente La Muerte de Comendador son más propias del estilo de Murakami. Quienes pasen de Tokio blues a otros libros de Murakami, descubrirán un escritor mucho más complejo y rico en recursos”.

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