La cartas del Boom Latinoamericano: el libro que reúne la intimidad de Fuentes, Vargas Llosa, Cortázar y “Gabo”

Ya está en Chile, vía Alfaguara, un volumen que compila la correspondencia entre los 4 nombres capitales del Boom Latinoamericano. Abarca el período de máximo esplendor literario del grupo, pero también el post fenómeno. Por supuesto, se habla de literatura, pero también deja entrever sus diferencias, sobre todo respecto a Cuba.


Una colaboración. Esa era la idea con que el escritor mexicano Carlos Fuentes -por entonces, a cargo de la Revista Mexicana de Literatura- le escribió al argentino Julio Cortázar, quien por entonces ya residía en París. “Nos honraría contar con su colaboración para uno de los futuros. Todos conocemos su calidad de escritor; por Emma, su calidad de amigo. Contar con usted rendiría esta doble cosecha”.

Fechada el 16 de noviembre de 1955, se trata de la primera epístola entre dos autores latinoamericanos fundamentales, que solo unos años después formarían parte del llamado Boom Latinoamericano, junto con los dos que entrarían posteriormente a escena: Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.

El escritor mexicano, Carlos Fuentes.

Cortázar respondió poco después, enviándole uno de sus cuentos a Fuentes. Desde ahí seguiría una cadena epistolar que se rescata en el volumen Las cartas del Boom, publicado por Alfaguara y que ya se encuentra en los escaparates de nuestro país.

Según los editores del volumen, el gran mérito de la conservación de las cartas recae en el mexicano, autor de la mayoría de las cartas que se recopilan. “A Carlos Fuentes debemos principalmente la existencia de este libro: no solo guardó las cartas que recibió sino también copia de buena parte de las que envió. Vargas Llosa guardó solo las que recibió. De los cuatro, fueron ellos quienes tuvieron desde muy temprano una clara conciencia de la conveniencia y necesidad de preservar sus archivos”.

Las cartas tienen el mérito de mapear a los autores justo en el apogeo mismo de sus carreras, entre 1955 y 1975. Aunque también continúa post fenómeno Boom, entre 1976 y 2012, con el alejamiento (y fallecimiento) de Cortázar y la distancia entre Vargas Llosa y García Márquez. Solo Carlos Fuentes y el colombiano mantuvieron de forma más seguida el contacto epistolar.

Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. © Archivo revista Caretas.

Hay espacio para la literatura, para la admiración mutua. “Las armas secretas es el tomo de cuentos más excelente que se ha escrito y publicado jamás en América Latina. No me canso de leerlo y releerlo, descubriendo cada vez nuevos secretos”, le dice Fuentes a Cortázar, en 1962. El mexicano, en 1964, le comenta a Vargas Llosa: “Acabo de terminar La ciudad y los perros, y me cuesta trabajo escribirte y saber dónde empezar. Siento envidia, de la buena, ante una obra maestra que, de un golpe, lleva la novela latinoamericana a un nuevo nivel, y resuelve más de un problema tradicional de nuestra narrativa”.

A su vez, en 1962, Cortázar elogia a Fuentes: “En La muerte de Artemio Cruz has vuelto a encontrar ese tono que me parece magnífico y que tanto me entusiasmó en La región más transparente; un tono de poeta, de hombre abierto a todos los cuadrantes, poroso a la realidad de arriba abajo”. Y por supuesto, también aparece Cien años de soledad, de García Márquez. Fuentes le comenta en abril de 1966: “Magíster magnífico! Tus primeras 70 cuartillas de Cien años de soledad son magistrales, y el que diga o insinúe lo contrario es un hijo de la chingada que deberá responder a los sangrientos puñales de largo alcance del joven escritor gótico C. Fuentes”.

Sobre la novela, “Gabo” le hace una particular confesión a Carlos Fuentes, en septiembre de 1966: “Por ahora estoy haciendo trabajos espantosos en publicidad y la situación mejora, pero cada día me convenzo más de que este no es mi camino. ¡Lo que quiero es escribir, carajo! Fíjate que los últimos días de Cien años de soledad empecé a hacerme el pendejo, y quería seguir escribiéndola toda la vida, en cien tomos, para no tener que enfrentarme otra vez a la pinche realidad cotidiana”.

Cuba y Fidel

Otro tema importante que pasa por las cartas es Cuba. Conocido es que los autores tomaron diferentes posturas respecto al régimen de Fidel Castro. “Tu conducta nos colocó a tus amigos en una situación más que incómoda en La Habana”, le reclama Cortázar a Vargas Llosa en 1969, después de que el escritor peruano rehusara visitar la isla, y su distancia se exacerbó con el llamado “Caso Padilla”; quien se manifestó como disidente a fines de la década del 60, y finalmente encarcelado, en 1971.

“No es posible desatender el fondo del problema: no es admisible que Cuba, en nombre del socialismo y a partir del chantaje de hacerle el juego al imperialismo, Lisandro Otero y compañía instalen un tribunal permanente de los escritores cubanos y latinoamericanos”; escribe Fuentes a Cortázar, el 7 de agosto de 1968.

El 11 de marzo de 1969, Cortázar le escribe a Vargas Llosa: “La situación en Cuba tiene ribetes críticos de los que el caso Padilla no es más que uno de los aspectos salientes, pero que a pesar de todo, nuestra solidaridad con lo esencial de la Revolución sigue siendo lo mejor que podemos darle a Latinoamérica después de y con nuestros libros”.

El 30 de mayo de 1971, Vargas Llosa le comenta a Carlos Fuentes: “Estoy convencido de que no nos hemos equivocado al protestar, y de manera clara, sobre los sucesos de Cuba. Lo que ha ocurrido, lo que está ocurriendo es sencillamente escandaloso, una copia mala e inútil de las peores mascaradas estalinistas”.

En 1971, Cortazar ya veía que la unidad del grupo no iba a durar mucho más: “Hay algo peor, y es el sentimiento de que cosas que quiero mucho pueden resquebrajarse, amistades de muchos años y afectos muy hondos”.

Ya a partir de 1976, la correspondencia entre los cuatro se hace mucho más espaciada. La última es la del 14 de marzo de 2012, en que Fuentes le escribe a García Márquez. “Muy querido Gabriel: ¡Felicidades por tus 85! ¡Pensar que nos conocimos hace medio siglo! Nuestras vidas son inseperables. Te agradezco tus grandes libros. Tu cuate, Carlos Fuentes!.

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