Habla Jon Fosse, Premio Nobel de Literatura: “No estoy muy feliz conmigo mismo, la verdad”

En la antesala de la ceremonia en que recibirá el Premio Nobel, el autor noruego concedió una entrevista al matutino El País, de España. Ahí, se explayó sobre su gusto por una vida tranquila, sin exponerse mucho; su escritura y su idea sobre la felicidad. Además, destacamos los títulos de su producción que este mes llegan a Chile.


No da muchas entrevistas. Antes de que recibiera el Premio Nobel de Literatura este año, el noruego Jon Fosse era un secreto bien guardado en el mundo literario. En nuestro idioma estaba muy poco traducido y editado, solo la pequeña editorial española De Conatus publicaba su catálogo, pero no cuenta con una gran distribución en Latinoamérica por lo que pocas personas en nuestro país lo conocían. Pero esa especie de anonimato a Fosse le acomodaba.

Así lo reconoció en una reciente entrevista que concedió al matutino español El País, en la antesala de la ceremonia en que recibirá el Premio Nobel, este domingo 10 de diciembre. “No me gusta mucho (exponerme), pero, por otro lado, estoy bastante acostumbrado. Mi primera novela [Raudt, svart, en castellano Rojo, negro] se publicó en 1983, hace ya 40 años, y hubo grandes fotos mías en la prensa local de Bergen: de pronto, era una persona pública. Y cuando mis obras teatrales empezaron a viajar a cada vez más países, más creció esa faceta. No puedo decir que me guste, pero he aprendido a vivir con ello. Lo regulo lo máximo posible, rechazo casi todo. Estoy realmente cansado de los eventos, los estrenos, las recepciones…Prefiero reservarme para los momentos donde realmente juego un papel. El resto lo evito.

Ese afán casi ermitaño, confiesa, es algo que cultiva en su vida diaria. Elige la tranquilidad de estar en casa antes de tener que enfrentarse a otras personas. “Prefiero vivir de la manera más aburrida posible. Sin ver a nadie, solo estando en casa con mi familia. En los últimos años, dedico las noches a escribir. Me levanto a las cuatro y escribo de cinco a nueve. No puedo escribir todo el rato, si lo hago me sale mal, tengo que hacer pausas para recuperar la energía, el espíritu. Pero cuando me pongo a escribir necesito como una semana seguida para ponerme a tono. Escribí Septología íntegramente en Austria, sin pisar Noruega, en sesiones de cinco a nueve de la mañana”.

Si bien se puso alegre por recibir el Nobel, tampoco es que pierda la cabeza por ello. “Cuando lo supe, sentí felicidad. Sí, verdadera felicidad. Luego también me asusté un poco, por todo lo que se me venía encima”. El noruego llevaba casi 10 años en la lista, aunque reconoce, no pensaba que le fuera a tocar a él este año.

Además, se muestra consciente que más allá del prestigio y la vitrina que otorga, el Nobel no garantiza mucho más, y que hay muchos ganadores que prácticamente han pasado al olvido. “Muchos de ellos siguen vigentes. Los olvidados son, sobre todo, de los primeros años. Por ejemplo, en 1903 el premio fue para el noruego Bjørnstjerne Bjørnson, no para su coetáneo más recordado, Henrik Ibsen. Escribía de una manera más idealista, como quería Alfred Nobel”. Y añade: “Lo único que garantiza es un lugar en esta lista”.

También se refirió a su escritura y obra, para poder aproximarnos a lo que nos enfrentaremos como lectores. Como suele suceder con el Nobel, lo suyo es un proyecto muy literario, lo cual explica que haya sido tan poco masivo. En sus libros le importa más la forma que el argumento. Probablemente leerlos en voz alta haga mucho más sentido que una lectura silenciosa. Lo suyo tiene más que ver con la musicalidad y el ritmo, amén de un pasado como músico aficionado. En rigor, lo suyo se acerca más a la poesía. Sería algo así como un poeta en prosa, estilo que por lo demás tiene una gran tradición, fue Roberto Bolaño quien afirmó que la mejor poesía del siglo XX está escrita en prosa.

“Lo importante para mí es la forma. La musicalidad. Incluso el contenido, por llamarlo de alguna manera, es para mí parte de la forma. Más que como un escritor, funciono como un compositor. Un día de mi juventud dejé de tocar música y empecé a escribir, pero seguí experimentado con lo mismo. Repeticiones, variaciones. Y me hice conocido por eso”.

De hecho, en la entrevista le comentaron que su estilo está considerado más bien difícil. Y el respondió: “Yo no lo encuentro difícil. Algunas personas lo encuentran difícil y otras, muy simple...Desde el principio hay gente que ama mi escritura y gente que la odia. Es como la música: si eres una persona musical, te gusta. Pero hay gente no la llega a entender. O como las matemáticas: hay gente buena con los símbolos y otra que no lo es. Eso sí, a mucha gente no le gustó mi primera novela y con el tiempo se ha ido adaptando a mi estilo”.

Como suele ocurrir en la literatura, Fosse busca algo en la escritura. Y confiesa que pretende una escapatoria. “Yo no intento expresarme cuando escribo, intento escapar de mí mismo. Lo mismo que cuando tocaba música, era para escapar. O cuando leo la poesía de Lorca, por citarlo otra vez. Pero si fuera una persona feliz, feliz con mi teléfono móvil, sintiéndome bien y afortunado, no creo que escribiera. O hubiera escrito un libro y ya está”.

Esa escapatoria tiene un motivo muy claro, y que puede sonar sorprendente para un ganador del Premio Nobel de Literatura: “No estoy muy feliz conmigo mismo, la verdad”.

Fosse llega a Chile

Más allá de los motivos que tenga para escribir y publicar, lo cierto es que este mes de diciembre podemos encontrarnos con la literatura de Fosse en nuestro país, que llega publicada por 3 editoriales. Por una parte, ya está disponible Mañana y tarde, en edición conjunta entre las casas españolas Nórdica Libros y De Conatus. Un libro donde Fosse entra en una biografía de un personaje, un pescador, en un estilo poco tradicional. Con detalles, con belleza. A veces, el nivel de puntillismo recuerda a la tetralogía de las estaciones, de Karl Ove Knausgård, uno que ha declarado su admiración por Fosse, y de hecho participó en un taller literario con él cuando era joven.

Por otro lado, Penguin Random House también presentará en Chile otros dos títulos del noruego. Melancolía y Blancura, la última novela del autor. Ambas, a través del sello Random House. Sobre la primera, apuntan: “Es una ficcional, salvaje y febril invocación del artista noruego del siglo XIX Lars Hertervig, que pintó paisajes bañados de luz, sufrió una enfermedad mental y murió pobre en 1902″. Y sobre la segunda: “Un hombre conduce sin un rumbo en mente, hasta que su coche queda atascado al final de una pista forestal. Es una tarde de finales de otoño, ya casi no hay luz y comienza a nevar. En lugar de volver caminando hacia atrás en busca de ayuda o quedarse en el coche, de forma imprudente y sin saber muy bien por qué, el hombre decide adentrarse en el bosque. Inevitablemente, se pierde, y la noche sigue avanzando”.

(Jens Kalaene/dpa via AP, File)

Finalmente, el grupo editorial Planeta este mes presentará dos títulos de Fosse en coedición con De Conatus: su Septología, y su Trilogía. Ambos a través del sello Seix Barral. Sobre el primero, en la casa editora apuntan: “Asle, un pintor viudo que vive solo en un fiordo noruego, observa su vida entera con la mirada fija en el flujo del mar. No se trata de la nostalgia de un recuerdo, se trata de una observación meticulosa que busca dónde ha fallado...Septología es una apasionante novela sobre el sentido de la existencia escrita con una voz hipnótica y única. Un libro que pasará a la historia por su representación de la consciencia”. Y sobre el segundo: “Trilogía es un libro hipnótico. Para Jon Fosse escribir es como rezar, y para el lector leer Trilogía significa entrar en una profundidad desconocida. Con un narrador único, Fosse nos cuenta la historia de una pareja de adolescentes que va a tener un hijo y que intenta sobrevivir sin nada en un mundo hostil”.

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