Justo en la semana en que Chile se preparaba para enfrentar a Argentina, en la final de la Copa América de 2015, Arturo Vidal estaba a un paso de fichar en el Real Madrid. Incluso vinieron a verlo en la histórica definición en el Estadio Nacional. Sin embargo, los merengues desistieron de la operación. El accidente automovilístico que había protagonizado el volante chileno unos días antes, cuando estrelló su Ferrari conduciendo en estado de ebriedad aún resonaba. Eso provocó, según informó la prensa española, el cambio de planes. Finalmente, el Rey terminó fichando en el Bayern Múnich, donde ganó casi todo, menos la Champions. En ese torneo, los merengues se transformaron en un escollo impasable y, para Vidal, en el enemigo favorito. El domingo, a las 12.15, en el Camp Nou, vuelven a verse las caras. Y a refrescar la antigua disputa.
En la semifinal de la Champions 2016-17, precisamente ante La Casa Blanca, Vidal se fue expulsado. Luego, se descargó: "Dos goles en fuera de juego. La no expulsión de Casemiro, que se tuvo que haber ido antes que yo. Cuando te roban un partido así es demasiado grande. Se notó mucho. Fue muy feo. Este robo no puede pasar en Champions. Se notó mucho y se empieza a dudar un poco", despotricó. Y había más: "Da rabia. Se equivocó mucho. El árbitro nos dejó fuera de la Champions. Él, no el Real Madrid...".
No fue la única vez. Luego los reparos fueron en condición de 'hincha'. Jugaban la Juventus y los merengues por los cuartos de final de la edición 2017-18 del mismo torneo y a Vidal le disgustó un cobro. "¡No, no le hizo nada! Está pasando otra vez", espetó a través de sus redes sociales.
El sorteo puso a Vidal enfrente de su enemigo favorito en las semifinales. Ahí, el chileno volvió a dejar que su animadversión trasluciera. "Ahora sí, carajo. La venganza es un plato que se come frío", arengó, siempre a través de sus perfiles en redes.
Sin poder jugar en la etapa de los cuatro mejores del torneo europeo por lesión, se tuvo que conformar con ver el partido por la televisión. A la distancia, volvió a disparar. "Ratones. Otra vez penal, mierda", reclamó furioso, utilizando el mismo emoticón que le dedicaría a Ernesto Valverde hace un par de semanas. Pedía una mano de Marcelo dentro del área que no fue considerada.