Contra el público y los mejores del mundo: las claves mentales detrás de la gran semana de Nicolás Jarry en Buenos Aires

Nicolás Jarry en la ceremonia de premiación de Buenos Aires. (REUTERS/Agustin Marcarian)

Dos especialistas apuntan el trabajo que debe hacer un deportista de alto rendimiento para revertir escenarios cómo los del chileno en el Argentina Open.



Ha sido una semana muy linda, muy difícil, que he sabido luchar con cada adversidad, así que estoy muy contento por eso”, mencionó Nicolás Jarry (19°) luego de vencer a Carlos Alcaraz en las semifinales del ATP de Buenos Aires. Frase que resumen a la perfección los siete días del chileno en la capital argentina. Venció a rivales de primer nivel y se quedó a un paso de su cuarto título, pero también tuvo que lidiar contra un público que en todos los partidos lo hizo sentirse visitante.

Es precisamente esa dualidad de emociones las que hacen aún más destacable la pasada del flamante 19 del mundo por el Argentina Open. Un viaje de emociones, que intenta ser explicado por dos especialistas de la psicología deportiva, quienes entregan las claves y los desafíos que tuvo que ir afrontando Jarry mediante fue avanzando en el Buenos Aires Lawn Tennis Club.

Un camino que comenzó con el enfrentamiento ante Stanislas Wawrinka (60°), donde la mayoría de los cuatro mil asistentes al Court Guillermo Vilas lo recibieron con hostilidad. Fueron imágenes sorprendentes, que incluso siguieron dando vuelta en los días siguientes, porque si bien era entendible el apoyo por el legado del suizo en el circuito (ex tres del mundo y tres veces campeón de Grand Slams), la reacción de los asistentes apuntó en muchos casos más en contra de Jarry que a favor de Stan.

Para Rodrigo Cauas, psicólogo deportivo y magister en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, el hecho de que el tenista nacional haya podido jugar a la perfección pese a la hostilidad de las gradas tiene una explicación. “Hay un concepto en psicología del deporte que se llama el estado de flow, que es cuando uno juega y está inmerso solamente en lo que está haciendo, evitando tener contacto con lo que está pasando afuera. Es como que uno le baja el volumen a todo lo que está ocurriendo fuera de la cancha y le sube el volumen a todo lo que está haciendo dentro de ella. Por eso hay deportistas que pueden tener mucho público en contra, mucho ruido, pero siguen compitiendo de manera óptima”, señala el profesional.

Público adverso, que se siguió repitiendo en todos los encuentros del torneo. Después de la batalla ante Wawrinka, tuvo que medirse ante el local Tomás Etcheverry (27°) en cuartos de final y a Carlos Alcaraz (2°), máxima estrella del evento, en semifinales. La final fue frente a otro argentino: Facundo Díaz Acosta.

Cotejos en los que siempre tuvo que lidiar con la presión. Ya sea por el público, por tener que cuidar las ventajas con su servicio, por enfrentar a uno de los jugadores más importantes del circuito o por tener que enfrentarse a un jugador lesionado, como le pasó ante Etcheverry, quien sufrió un desgarro pero siguió compitiendo por un largo tramo. Esa situación incluso fue abordaba por Jarry, quien aclaró lo complejo que puede ser: “Nadie te enseña ni tampoco se habla de cómo jugar ante tenistas lesionados. Mentalmente fue muy difícil”, destacó en rueda de prensa.

Nicolás Jarry celebrando un punto en la final del Argentina Open ante Facundo Díaz Acosta. Foto: REUTERS/Agustin Marcarian

Escenarios complejos, que para los especialistas solo le logran ir afrontando mediante la experiencia. Tanto en la cancha, como en la vida misma. De hecho, ese último punto es aclarado por Enrique Aguayo, director del curso de Especialista en Psicología del Deporte y Rendimiento Humano de Clínica Meds. “En el caso de Nicolás, pienso, porque no he trabajado con él, que tiene una bonita familia. No sé si es una ventaja, pero desde chico ha vivido en un mundo del tema competitivo, de analizarlo, de conversarlo, y con la sabiduría que tiene su abuelo y los tíos. Entonces, esos son temas que desde chico, a nivel conceptual, los tiene que haber ido entendiendo”, reflexiona.

Otro de los detalles que menciona Aguayo es sobre el trabajo puntual que se debe realizar con cada atleta, ya que todos funcionan con distintos mecanismos y herramientas. “A algunos los libera de tensión mirar al público, por ejemplo. Algunos los libera de tensión romper una raqueta. Muchos rompen la raqueta y no vuelven a ganar en los siguientes 10 puntos. Otros que la rompen y los ganan todos. Es demasiado individual y no solo individual, porque las características de un deportista pueden cambiar en dos meses. Se requiere un apoyo constante”, agrega.

El trabajo detrás del juego

Nicolás Jarry mostró un tenis sobresaliente en Buenos Aires. Tras un inicio de temporada complicado, con una dura derrota en Copa Davis y la eliminación en primera ronda del Australian Open, el mejor chileno del ranking sorprendió a todos en Argentina, eliminando a tres de los favoritos.

Las victorias llegaron a un juego muy marcado, donde fue mejorando su gran arma durante la semana. Los porcentajes y el daño que hizo con su servicio marcó su juego, permitiéndole de paso jugar de gran forma los puntos claves. Algo que para Rodrigo Cauas es un trabajo marcado de la psicología deportiva. “Yo ya sé cómo tengo que hacer un servicio, en lo que me tengo que focalizar es en cómo yo quiero hacer ese servicio en ese momento. Hay una parte específica del cerebro que permite automatizar y hay otras cosas donde tengo que hacer un esfuerzo para focalizarme en eso. Probablemente él trabajó mucho esta segunda parte, es decir, el trabajar a partir de todo lo que ya tiene automatizado, de cómo generan los gestos técnicos, es como él se focaliza para poder hacer lo mejor posible dentro de cada situación”, señala.

Declaración que explica con mayor precisión: “Lo que le estamos enseñando a los deportistas es esa costumbre, es decir: “Yo voy a ejecutar una acción y mi parte del cerebro que yo tengo que utilizar para eso está puesto 100% en eso, evitando que me distraigan a otras cosas. Entonces ahí es donde está un poco la clave, enseñarle un poco la cabeza al deportista”, menciona.

Trabajo mental que el chileno viene haciendo desde hace años. Siempre ha sido claro respecto a eso. El trabajar su mente, además de su cuerpo, ha sido una herramienta que lo ha ido llevando al lugar en donde está ahora. Entre los mejores. Su periplo continuará con el ATP 500 de Río de Janeiro y después en Santiago. Dos eventos en donde llegará con chapa de favorito. Lo demostró por su juego y su cabeza.

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