Curicó Unido: J. Deschamps; C. Díaz, F Silva, D. Franco, N. Rebolledo; M. Cortés, S. Zúñiga; D. Pezoa (69', G. Vargas), R. Blanco, N. Gauna (86', Y. Pinto); M. Quiroga. DT: Luis Marcoleta.
Colo Colo: A. Orión; M. Zaldivia, J. Barroso, J.M. Insaurralde; F. Campos, C. Baeza, C. Carmona, G. Suazo (81', B. Véjar); B. Carvallo (46', E. Paredes); I. Morales (59', J. Valdés), O. Rivero. DT: Héctor Tapia.
Árbitro: Roberto Tobar (5). Amonestó a Rebolledo (C); Carmona, Zaldivia, Paredes, Suazo (CC).
Estadio: La Granja, asistieron 7.453 personas.
Colo Colo tiene mucho por qué estar preocupado. El cambio de mano, de Guede a Héctor Tapia, no mejora el rostro del equipo blanco. Dejando de lado ese notable paréntesis del Superclásico, sigue falto de chispa, claridad y peso ofensivo. Un cuadro de reacción, algo que siempre es reprochable cuando se trata del Cacique. Ni siquiera el punto sumado en el estadio La Granja lo salva de la crítica.
La intensidad de Curicó, sus hábiles y escurridizos volantes, fueron una constante pesadilla para la zaga colocolina. Insaurralde, Barroso y Zaldivia, la línea de tres dispuesta por Tapia, varias veces terminaron viéndole el número a jugadores como Pezoa, Gauna y, especialmente, Ricardo Blanco, el argentino que debió ganarse la nota máxima, de no ser por todas las oportunidades que desperdició. Todos apoyados por Zúñiga, el incansable volante central de los anfitriones, surtidor perfecto para los más talentosos.
Ni hablar del nivel expuesto por los hombres de las bandas en el conjunto popular. Felipe Campos y Gabriel Suazo, más preocupados de defender que atacar, no gravitaron en ninguna de estas facetas. Por momentos, parecían palitroques que los torteros esquivaban sin mayor esfuerzo.
Lo del local fue una verdadera farra. En el primer tiempo, dos tiros al poste (uno por desvío de Barroso). En el segundo, balones elevados desde posiciones inmejorables. El gran pecado de los curicanos fue no sacar provecho de un Colo Colo absolutamente apagado.
Tapia, urgido por el pobre nivel de sus pupilos, echó mano al banco. A Paredes y Jaime Valdés, los de siempre, que estaban reservados pensando en el trascendental partido del miércoles por Copa Libertadores, ante Delfín de Ecuador. Afuera Carvallo y Morales, dos que no respondieron a la oportunidad que les regaló el entrenador.
Y así, como que no quiere la cosa, los albos mostraron algo de vida en los minutos finales. Una vez que Pajarito se metió en el partido, empezó a generar peligro por la banda izquierda. De sus pies nació la más clara de su elenco, a los 72', cuando dejó a Claudio Baeza frente al arco. El volante desvió de zurda.
Quiroga lo tuvo cerca del final. Falló un cabezazo en área chica. Y con eso se firmó el cero a cero. Injusto por el trámite, pero certero por el despilfarro de Curicó. Colo Colo rescató un punto. Mejor dicho, su rival lo perdonó. En cualquier caso, los albos tienen mucho por qué está preocupado.