El escándalo del atletismo en los Panamericanos desde la pista del Nacional

Berdine Castillo, durante los recientes Juegos Panamericanos. FOTO: REUTERS

La trama que envuelve al relevo 4x400 en Santiago 2023 es relatada por uno de sus protagonistas. Una crónica de gritos, peleas y desencuentros, en medio de denuncias de racismo, clasismo y amiguismo.



Felipe de la Fuente es el gerente técnico de la Federación Atlética. A última hora, tuvo que asumir como conductor del relevo 4x400 metros en los Panamericanos. Esa situación lo convierte en protagonista del gran escándalo del atletismo chileno después de un Santiago 2023 glorioso: el entrenador Marcelo Gajardo había estructurado el equipo alejándose de los criterios técnicos establecidos por la organización y había marginado a Berdine Castillo y Poulette Cardoch.

La bomba no tardó en explotar. El brillo de las seis preseas que consiguió la disciplina desaparece detrás de la polvareda que levantaron acusaciones de clasismo y racismo. El entrenador desvía esos duros dardos. “No existen el clasismo, la discriminación ni ninguna de esas cosas. Aquí el técnico pensó que había deportistas que estaban mejor y otras que estaban peor, y esa visión no la compartió nadie más que él. Había mostrado distintas dudas en la semana en que estuvimos concentrados en la Villa Panamericana y se acercó a distintos técnicos. Entre ellos a mí, a Juan Pablo (Raveau), a Bastián (Fernández), a Cristóbal (Lagos), que estábamos ligados al área de velocidad. Todos apuntamos en la misma línea: había que tratar de mantener al equipo titular, que fue el que clasificó el 18 de septiembre”, sostiene a La Tercera. El apuntado es Marcelo Gajardo, a quien incluso el presidente de la federación, Juan Luis Carter, ordenó remover por haber desestimado los criterios establecidos.

Tensión y bochorno

De la Fuente realiza un flashback al momento del desencuentro. “Gajardo asume que pensaba que el equipo iba a andar mejor con las otras deportistas. ¿Por qué piensa eso? No lo entiendo. El resto de los técnicos, tampoco. Y tampoco el directorio de la federación. El presidente, finalmente, tomó las riendas y dijo ‘Marcelo, ¿sabes qué? No puedes seguir a cargo de este equipo’. Y me tocó hacerme cargo del problema y reintegrar a las niñas que habían quedado fuera”, relata.

El escaso margen que quedaba era para actuar. “El momento fue súper tenso, pero hay que sacar a las niñas de todo esto. Fueron víctimas de una decisión técnica. Berdine estaba calentando para su prueba de 800 metros, la carrera más importante de su vida. Y le comunican que no va a correr la posta 4x400. Eso te saca de foco. No fue correcto”, describe.

En ese momento surge el nombre de Ximena Restrepo, vicepresidenta de World Athletics y madre de Martina Weil. “Ximena estaba ahí, acompañando a Martina, en su rol de mamá. También es la vicepresidenta de World Athletics. Puede pasearse por las pistas para ver cómo está la cosa. Cuando decidimos que la que tenía que correr era Berdine, a ella no le pareció y me argumentó que si Berdine correría el relevo, por qué iba a correr los 800. La misma aprensión que tenía Marcelo”, señala.

La temperatura se elevó. “Ese fue el cruce de palabras que tuve con Ximena, que en algún momento fue un poquito más tenso”, admite. “No le correspondía argumentar técnicamente lo que le parecía o no. Para eso había técnicos a cargo... Ella dio su punto de vista técnico y nosotros no le hicimos caso. Si uno quiere llamarlo presión, sí, puede ser”, dice.

Con Ximena tenemos nuestras diferencias técnicas y las vamos a tener toda la vida. La decisión estaba tomada como cuerpo técnico. Teníamos una misma línea y la hicimos respetar. Logramos que Berdine pudiera correr el relevo que le tocaba. No así con Poulette, que se sentía muy mal y fuera del proceso”, resalta.

El cuadro lo completa Martina Weil, capitana y figura del equipo. De la Fuente la aparta de la controversia: “Es una excelente deportista, súper profesional. Es campeona panamericana gracias a sus méritos. Como deportista, asume lo que le está diciendo el técnico a cargo. Ella estaba concentrada en el relevo y no vio venir esto, así como las otras deportistas”.

De la Fuente tiene reconocimiento para Weil: “Hay que separar las cosas. Ximena fue una excelente deportista, medallista olímpica. Hoy está trabajando muy de la mano con los deportistas chilenos. Y el mérito de Martina es individual. Entrenó en Chile y al entrar a la universidad fue a entrenar a Estados Unidos y Bélgica, gracias al apoyo de su familia”.

“No podemos empañar los éxitos de Martina con una situación que empaña al atletismo nacional. Los méritos de cada deportista son gracias al esfuerzo. A nadie le regalan centésimas, medallas de oro o puestos en algún equipo. Eso obedece al mérito. Ahora, hay una situación que técnicamente es debatible, pero no creo que sea un tema de amiguismo, de clasismo o de racismo. Aquí hay una decisión técnica que no correspondía y que tratamos de solucionar como unidad técnica”, refuerza.

Amargo sabor

De paso, afronta las quejas de Viviana Olivares por su exclusión en los 4x100, en favor, según dijo, de Weil. “El técnico que estaba a cargo de la 4x100 era yo. Es una situación distinta. La Vivi es una excelente deportista, una corredora espectacular. He trabajado con el equipo varios años. El equipo estaba conformado por Anaís Hernández, Martina Weil, Isidora Jiménez y María Ignacia Montt. Las reservas eran Viviana Olivares y Javiera Cañas. Eso lo tenían súper claro”, advierte.

“Desde 2017 que trabajamos con los integrantes de los relevos 4x100 en corredores de 100 metros planos y 200 metros planos. Eso abrió las puertas para que los corredores de 200 puedan, según sus características, correr en distintas posiciones de la formación del relevo. Hoy, Martina es la número uno de los 200 metros planos. Tiene 23.14 segundos. Si uno hace la división, los 100 podría estarlos corriendo en 11.57. Martina es la mejor corredora de 200 y los resultados están a la vista: rompieron el récord de Chile en la serie y en la final; y lograron la medalla de plata. Ahí el tema técnico estuvo avalado por los logros que se pudieron conseguir. No hubo presión ni nada. Lo trabajamos muchas veces. Hicimos los ajustes técnicos. El equipo siempre fue ese” aclara.

El dulce sabor de los días de carreras, preseas y el Estadio Nacional repleto desaparece de los sentidos. “La sensación es amarga. Me gustaría estar hablando de los tres oros, de las dos platas, del bronce que conseguimos, de lo increíble que lo ha hecho el atletismo este último tiempo. En el Sudamericano fuimos terceros, con gran representación. Eso se vio reflejado en los Panamericanos. Se empiezan a mezclar cosas, de clasismo, de amiguismo, que espero y soy convencido de que en el atletismo chileno no existe. Lamentablemente, hoy estamos hablando de conflictos”, cierra.

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