Solo ha pasado un año y cuatro meses desde que Pablo Alvarado (33) llegó a Unión La Calera, pero ya es el capitán y uno de los líderes de un equipo que vivió una gran renovación, no solo en cuanto a nombres, sino también por el estilo de juego que impuso Francisco Meneghini. Con una dilatada trayectoria, que incluye pasos por San Lorenzo y Racing de Avellaneda, Alvarado charla con La Tercera sobre lo que motiva a los argentinos a venir a Chile y el desafío de mantener, ante Colo Colo, la campaña perfecta en el nuevo Nicolás Chahuán.

En 2018 comenzaron bien, pero decayeron, ¿dónde está el techo de este equipo?

A pesar de que la campaña es similar en números, este equipo tiene una identidad de juego más vistosa. A diferencia del torneo pasado, no solo somos individualidades, sino que el conjunto se ve mucho mejor y la estructura está mejor armada. Me parece que este equipo tiene más proyección.

En este, los centrales inician el juego, ¿le acomoda?

Me gusta. El año pasado, no replegábamos más, salíamos más de contra, pero me adaptaba a eso también.

Les ha costado algunos goles la tendencia de salir jugando.

Es verdad que nos han empatado partidos más por errores nuestros que por virtud del rival. Es parte del proceso de crecer, pero seguimos creyendo que es es la mejor forma de atacar. El día que el técnico nos haga cambiar, nos adaptaremos. Los rivales también te van conociendo y hay que buscar otros mecanismos.

¿Hay momentos de duda?

Quizás en el partido hay algún momento en que es preferible no arriesgar, pero antes del partido no. Nuestra elección de salir jugando no cambia por un error.

Son un plantel muy renovado, ¿cuál es la clave para que se hayan adaptado rápido?

Hay un buen equilibrio entre jugadores de distintos países, de Argentina y Chile. Eso hace que la integración sea más fácil. También se juntaron muchos jugadores que tenían potencial, pero no estaban pasando su mejor momento. La Calera es un lugar agradable, con gente que trabaja muy bien; quien llega dispuesto para entregarse a eso, funciona. Lo importante fue juntar gente con muchas ganas de volver a aparecer en el fútbol.

¿Qué motiva a venir a Chile a argentinos con recorrido en equipos grandes?

Cuando te ofrecen venir, no tienes mucha noción de qué club es, pero después ves que hay condiciones para trabajar tranquilo. Además, vivir en Chile es mejor que en Argentina. Allá, la parte linda en clubes grandes es la vidriera, la cantidad de gente que te sigue, pero la mayoría de las semanas son muy tensas. Sin que te des cuenta, te lleva a un estrés que no disfrutas. Acá se vuelve un poco al amateurismo, porque a nivel de estructura hay cosas que el club no tiene, pero es más parecido a lo que uno vivió cuando empezó a jugar.

¿Es tan fuerte el vínculo de Bragarnik (Cristián, representante de jugadores) para eso, lo ven como un trampolín?

Es una persona que trabaja muy bien y a mí me dio la posibilidad de venir acá, donde estoy muy cómodo. Después dependerá del rendimiento de cada uno y si haces las cosas bien, él te abrirá otras puertas.

¿Es más peligroso enfrentar a un Colo Colo herido por su salida la Sudamericana?

Hay que ver. Tendrán la ambición de mostrar que están bien, que a pesar de la derrota no dejan de ser Colo Colo y tienen mucha jerarquía, pero su confianza puede que no sea la mejor. Es un partido aparte, en el papel es parejo. Respetamos mucho a Colo Colo, pero no nos minimizamos.

¿Puede ser clave para saber si están para pelear el título?

En cuanto a demostrarnos a nosotros mismos qué hacemos en este tipo de partidos, sí. Después son tres puntos como cualquier otro y, más allá de que lo ganemos o perdamos, no será más que eso.

En un par de semanas es el sorteo de la segunda ronda de la Sudamericana, ¿piensan en eso? ¿Alguna preferencia?

No lo hemos hablado grupalmente, solo con algún compañero de modo informal. Aún falta conocer los terceros que lleguen de la Libertadores, pero hay equipos buenos y trataremos de hacer lo mejor sea el rival que sea.

Lo dirigió Juan Antonio Pizzi en San Lorenzo. ¿Cómo era su manejo?

Me tocó ser capitán. Juan es uno de los mejores técnicos que he tenido, sobre todo en el manejo grupal. Es un tipo muy frontal y dice cosas fuertes a jugadores de experiencia, pero cada plantel es diferente; cuando uno gana cosas, siente que tiene mayores permisos y puede llevar a una no clasificación, como le pasó a Chile. El ego en el fútbol es algo grave y hay que saber manejarlo. Es una lástima como Pizzi terminó acá, porque la gente se acuerda más de lo malo.