La épica jornada que devolvió a Chile al Grupo Mundial tuvo grandes protagonistas, quienes a lo largo de la serie tuvieron un determinado rol. Aquí un análisis del equipo nacional, que derrotó 3-2 a Austria en Salzburgo.
Nicolás Jarry: mostró toda la jerarquía necesaria para llevar la responsabilidad de abrir la serie y después mantener con vida al equipo. Frente a Jurij Rodionov mostró una de sus mejores versiones, con variantes y mucha tranquilidad. Mientras que frente a Dennis Novak tuvo muchas complicaciones, pero en esos momentos difíciles afloró toda su categoría para cerrar el segundo punto.
Christian Garin: sus nervios le impidieron mostrar todo su potencial en el primer día frente a Dennis Novak. Su tenis prácticamente no incomodó al circunstancial número uno austriaco. Sin embargo y a pesar de todas las dudas y la carga negativa con la que llegó al partido clave ante Rodionov, supo sobreponerse a ese escenario adverso y con mucho amor propio mostró la calidad que lo llevó a meterse entre los 100 mejores del mundo. Un triunfo que esperó durante muchos años y que probablemente le sacó un enorme peso de encima.
Tomás Barrios: la gran sorpresa de Massú en el dobles. El chillanejo, de interesante comienzo de temporada en el circuito, no mostró nunca nerviosismo y jugó como un avezado. Con 21 años asoma como una carta con enorme futuro y una buena alternativa tanto en singles como en dobles.
Hans Podlipnik: no jugó con la categoría de otras series y se vio algo nervioso. Sus golpes, especialmente su servicio, carecieron de consistencia. Además, tampoco tuvo la solidez de épocas pasadas. Desde el punto de vista táctico, sigue aportando en la cancha.
Nicolás Massú: el capitán demostró nuevamente que es un estudioso y un obsesivo del tenis. Tenía un dilema grande para hoy, pero la apuesta resultó. Jarry llegó descansado a un partido que se terminó alargando bastante y Garin entró como un león a la cancha. Además, en la cancha el número dos nacional mostró una clara estrategia sobre los golpes más débiles de Rodionov, lo que también es una clara muestra del conocimiento adquirido de Nico. A ello, hay que sumar la tradicional garra que les transmitió a sus pupilos desde la silla.