Brasil estaba ayer en estado de shock tras la muerte de la concejala de Río de Janeiro, Marielle Franco, asesinada a tiros el miércoles en el centro de la ciudad. El hecho provocó reacciones en todo el país, con masivas manifestaciones masivas y el surgimiento de la idea de que se trataría de un crimen político.

A sus 38 años, Franco se perfilaba como una estrella en ascenso del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Además de su cargo en la Cámara Municipal de Río de Janeiro, que constituye el Poder Legislativo en la ciudad, Franco era una activista por los derechos humanos y las causas de las mujeres.

Hace dos semanas, pasó a integrar una comisión para supervisar la intervención militar y denunció en las últimas semanas un incremento de la violencia policial en las favelas y se opuso a la intervención militar de Río.

Autodefinida como feminista, madre y originaria de la favela de Maré, una comunidad ubicada en Río, Franco murió al recibir cuatro balazos en la cabeza. Su conductor también falleció a causa de tres disparos en la espalda. A su vez, su secretaria de prensa sufrió apenas heridas leves y sobrevivió.

El Presidente Michel Temer calificó el crimen como un "atentado a la democracia" y anunció una rápida investigación. El cuerpo de la concejala fue enterrado el jueves, mientras miles de manifestantes salieron a las calles con pancartas pidiendo justicia y el fin de la violencia.

El hecho ocurrió alrededor de las 21:30, después de que la concejala participara de un evento denominado "Jóvenes Negras Moviendo las Estructuras". La policía trabajaba sobre la hipótesis de una ejecución, mientras se suman las voces que hablan de un crimen político.

Las autoridades sospechan que Franco fue seguida desde que salió del evento. Los casquillos que quedaron en el lugar del crimen permitieron identificar que la munición usada para el ataque es la misma que la utilizada en la mayor matanza registrada en el estado de Sao Paulo en 2015, donde murieron 23 personas. Las municiones habían sido vendidas a la Policía Federal de Brasilia en 2006, por lo que las policías Civil y Federal investigan un posible desvío de las municiones a manos de terceros.

El jefe de la Policía Civil de Río, Rivaldo Barbosa, aseguró que "una de las posibilidades en el análisis es que sí se trata de una ejecución". Un investigador de la policía de la ciudad fue más allá y dijo que el motivo parecía ser la denuncia de Franco contra los narcos.