"A esta hora, las fuerzas estadounidenses y de la coalición están en las primeras etapas de las operaciones militares para desarmar a Irak, liberar a su pueblo y defender al mundo del peligro". En un mensaje transmitido por televisión el 20 de marzo de 2003, el entonces Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunciaba el inicio de la Operación Libertad Iraquí, bajo el argumento de despojar a "Irak de armas de destrucción masiva, poner fin al apoyo brindado por Saddam Hussein al terrorismo y lograr la libertad para el pueblo iraquí".

La operación se desarrolló en el contexto de la guerra contra el terrorismo librada por Estados Unidos después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 y el surgimiento del "eje del mal" conformado por Irak, Irán y Corea del Norte, países a los cuales Bush acusó de apoyar al terrorismo.

El término surgió en el discurso sobre el Estado de la Unión de 2002, cuando el mandatario republicano afirmó que el objetivo de EE.UU. "es prevenir que regímenes que apoyan al terror amenacen a (EE.UU.) o a nuestros amigos y aliados con armas de destrucción masiva".

Sobre Irak, Bush dijo que "sigue haciendo alarde de su hostilidad hacia (EE.UU.) y apoyando el terror. El régimen iraquí ha conspirado para desarrollar ántrax, gas nervioso y armas nucleares desde hace más de una década. Éste es un régimen que ya ha utilizado gas venenoso para asesinar a miles de sus propios ciudadanos, dejando cuerpos de madres apiñados sobre sus hijos muertos. Éste es un régimen que aceptó las inspecciones internacionales y luego expulsó a los inspectores. Éste es un régimen que tiene algo que ocultar al mundo civilizado".

De esta manera, el principal objetivo de Bush era derrocar a Saddam Hussein, quien durante la guerra entre Irak e Irán en los 80 fue su aliado. Una misión que el mandatario anunció el 1 de mayo de 2003 a bordo del portaaviones USS Abraham Lincoln. Aunque Hussein logró permanecer escondido desde el inicio de la invasión, fue capturado recién en diciembre de ese mismo año por las fuerzas estadounidenses.

Después de gobernar Irak con puño de hierro entre 1979 y 2003 , Saddam fue condenado a muerte por la justicia iraquí y murió ahorcado en diciembre de 2006. Sin embargo, los 15 años que han pasado desde el primer anuncio de Bush han dejado marcas que ponen en duda la efectividad de la operación estadounidense.

En términos de víctimas mortales, Iraq Body Count contabiliza entre 180 mil y 200 mil los civiles iraquíes muertos. Los soldados estadounidenses caídos fueron casi 4.500 y 30 mil los heridos.

Las cifras no son concluyentes, ya que el conflicto, especialmente el sectario, aún persiste, al igual que la gran cantidad de asesinatos y divisiones presentes en Irak hasta el día de hoy.

"Derribar al dictador"

Según consigna la cadena Al Jazeera, "derribar al dictador fue la parte fácil. Lo que siguió fue una larga y sangrienta rebelión contra los invasores estadounidenses, una guerra civil sectaria entre sunitas y chiitas, y el florecimiento de grupos como Al Qaeda y más tarde el Estado Islámico". Otro foco de conflicto lo protagonizan los kurdos, quienes luchan por su autonomía en el norte de Irak.

Precisamente el conflicto entre sunitas y chiitas, es una constante en Irak. Desde la muerte de Mahoma, en el año 632, se registran enfrentamientos y desde la creación del país, después de la Primera Guerra Mundial, la minoría sunita dominó el país. Así, han concentrado todo el poder, en desmedro de los chiitas, especialmente durante el régimen de Hussein, donde se agudizó la violencia sectaria.

Con la caída del líder iraquí, los chiitas llegaron al poder, marginando a los sunitas. Los constantes enfrentamientos entre ambas ramas, pavimentaron el surgimiento del Estado Islámico (EI), en la ciudad de Mosul, en el norte del país, en 2014.

La debilidad del gobierno iraquí fue un factor que aprovechó EI para ocupar "casi un tercio del país", sostiene Al Jazeera, agregando que la campaña de tres años para destruirlo "culminó en una batalla de nueve meses en la ciudad de Mosul, donde se estima que murieron cerca de 10 mil personas".

En diciembre pasado, el primer ministro de Irak, Haider al Abadi, finalmente declaró la victoria sobre los yihadistas, pero reconoció que el terrorismo seguiría siendo un desafío para el país. "Debemos permanecer atentos y preparados contra cualquier intento terrorista en nuestro país, ya que el terrorismo es un enemigo eterno", afirmó.

Sin embargo, la derrota de El es vista por los líderes iraquíes como un gran impulso a la moral nacional y un indicador de que el país finalmente está en camino de recuperarse una vez más. "Ahora vivimos en un momento próspero y mirando hacia el futuro", ha dicho el director de medios y relaciones públicas del Ministerio del Interior de Irak, Saad Maan.

Según Maan, "la situación política y la situación de seguridad, ahora están en su mejor forma" desde la invasión. En la misma línea se ubica Sajad Jiyad, director gerente del Centro de Planificación y Estudios Al-Bayan, un grupo de expertos con sede en Bagdad, quien aseguró además que "la mayoría de los iraquíes y esperan mejores cosas en el futuro". Y de cara a las elecciones de mayo, "las prioridades ahora son la creación de empleo, la lucha contra la corrupción y mejores servicios".

Lejos de las urnas iraquíes, los estadounidenses se muestran divididos ante la guerra en Irak. Según un estudio de Pew Research Center realizado entre el 7 y el 14 de marzo, el 48% de los encuestados cree que la decisión de usar la fuerza fue equivocada, mientras el 43% respalda la acción.

Comparando los números con encuestas realizadas en años anteriores por el mismo centro, se comprueba una tendencia al alza del rechazo y un descenso de la aprobación. Además, el 53% de los estadounidenses opina en el último estudio que EE.UU. "falló mayormente" en el logro de sus objetivos en Irak, mientras el 39% dice lo contrario.

El futuro se presenta como una gran interrogante de cara a la promesa estadounidense de llevar la democracia a Irak. Tom Ricks, asesor en seguridad nacional del think tank New America y autor del libro Fiasco: The American Military Adventure in Iraq, 2003 to 2005, dijo a La Tercera que "la invasión estadounidense a Irak fue un terrible error. Comenzó una guerra que no ha terminado en Medio Oriente donde el principal vencedor de la guerra parece ser Irán".

Según los líderes iraquíes, las elecciones del próximo 12 de mayo indicarán al menos un legado positivo de la invasión estadounidense: la introducción exitosa de la democracia.

Sin embargo, el país aún se recupera de casi 40 años de conflictos. Desde la guerra con Irán en adelante, la población siempre ha enfrentado escenarios bélicos. "La mayoría de la población iraquí nunca ha visto la paz. Siempre ha sido la guerra, las sanciones o la violencia, lo que ha obstaculizado las oportunidades de Irak", concluyó Jiyad.