El hombre detenido por el ataque con arco y flechas que se saldó con cinco fallecidos en la localidad noruega de Kongsberg ha confesado los hechos ante la Policía, que ha identificado al sospechoso como un converso al islam vigilado por el riesgo de posible radicalización.

Cuatro mujeres y un hombre de entre 50 y 70 años perdieron la vida y otras dos personas resultaron heridas en este ataque, en el que también se habrían utilizado otras armas sobre las que la Policía aún no ha informado, a la espera de avanzar en las investigaciones y recabar más testimonios de testigos.

El jefe policial, Ole Bredrup Saeverud, confirmó que el sospechoso, un danés de 37 años, ya había llamado la atención de las autoridades, aunque por ahora la variable terrorista es la principal hipótesis que se baraja. “En este momento parece un acto de terrorismo”, reconoció la institución en un comunicado.

El sospechoso ya reconoció su participación en el ataque en sus primeros interrogatorios ante las fuerzas de seguridad, con las que aparentemente se muestra dispuesto a cooperar. La Policía está convencida de que actuó solo.

El detenido, que reside en Kongsberg, ya había sido condenado en varias ocasiones, aunque por delitos menores, entre ellos robo o la compra de pequeñas cantidades de droga, según fuentes citadas por la cadena NRK. En 2020, recibió una orden de alejamiento de seis meses después de amenazar con matar a un familiar.

El jefe de la Policía aclaró en su comparecencia que los avisos en torno a esta persona no corresponden a 2021, si bien ha preferido no dar demasiados detalles al respecto. La propia institución, que no ha elevado el nivel de alerta, reconoce que hay riesgo de que islamistas radicales perpetren atentados en Noruega y recuerda que el ataque de personas al azar es un ‘modus operandi’ recurrente en este tipo de terrorismo.

El ataque terrorista más mortífero de la historia de Noruega tuvo lugar hace más de diez años, en julio de 2011, aunque entonces su responsable fue un extremista de derechas Anders Behring Breivik, que asesinó a 77 personas colocando un coche bomba en el centro de Oslo y masacrando a los asistentes a un campamento laborista en la isla de Utoya.

Dos personas que se encontraban en Utoya cuando se produjo el tiroteo, Tonje Brenna y Jan Christian Vestre, han tomado posesión este jueves como nuevos ministros de Educación y de Industria, respectivamente, en el nuevo Gobierno que encabeza Jonas Gahr Store.

Consternación

El incidente ha derivado en mensajes de condena y repulsa por parte de toda la clase política, incluidos la primera ministra saliente, Erna Solberg, y quien ya la ha sucedido, el laborista, Jonas Ghar Store. También la Casa Real ha querido sumarse este jueves a este pésame compartido.

El rey Harald ha lamentado en su nombre y en el de su familia los “trágicos” acontecimientos, por los que se ha mostrado “consternado”. El monarca ha expresado en un comunicado su pésame a las familias de las víctimas y también a la pequeña localidad de Kongsberg, indicando que todo el país está a su lado.