Los días del general Javier Iturriaga del Campo (54), tras el cese del estado de emergencia el pasado lunes, no han sido tranquilos. El alto oficial, que asumió por nueve días el cargo de jefe de la Defensa Nacional en la Región Metropolitana, no solo retomó sus funciones en el Comando de Educación y Doctrina del Ejército, unidad de la institución castrense responsable de la preparación de sus integrantes, sino que también trabaja en la elaboración de un informe requerido específicamente por el Ministerio de Defensa.

El documento, aseguran autoridades de gobierno, deberá analizar la gestión que tuvieron las Fuerzas Armadas y las policías en las horas más complejas desde que se decretó el estado de emergencia, tanto en la capital como en regiones. Y también sintetizar las experiencias, las amenazas y las complejidades vividas por los equipos a cargo del orden y seguridad.

Además de cumplir con sus labores de formación en el Ejército y tener que elaborar un detallado informe para La Moneda, quienes conocen de cerca al general Iturriaga reconocen un tercer foco de preocupación que lo aqueja por estos días: su permanencia en el alto mando castrense.

Cada año, en el mes de octubre, el gobierno debe visar la permanencia o el llamado a retiro de los generales que conforman el alto mando institucional. Esta vez, aseguran en el Ejecutivo, el estallido social retrasó para noviembre esta decisión que, finalmente, pasa por la aprobación del Presidente de la República.

Fue en noviembre de 2018 cuando Iturriaga ascendió. La decisión del gobierno de remover a 21 generales en medio de la crisis institucional transformó al oficial en general de división y fue designado comandante de Educación y Doctrina. Este año, dicen en el gobierno, su nombre se mantendría dentro de la lista de 42 integrantes del cuerpo de generales. Iturriaga es hoy la séptima antigüedad del Ejército. La positiva evaluación que el gobierno realizó de su rol durante la emergencia sirvieron para que estrechara lazos con autoridades del Ejecutivo. También para ganarse su confianza. "El general Iturriaga cumplió con lo que se espera de un militar. Lo hizo con sobriedad, con mando, con cercanía de sus hombres y con la convicción de que su misión era devolver el país a la normalidad. Eso se cumplió absolutamente, se lo dije y lo felicité", asegura a La Tercera el ministro de Defensa, Alberto Espina.

Era a la máxima autoridad del Ministerio de Defensa a quien Iturriaga reportaba cada día, antes de las 6.00, sobre los incidentes y hechos de violencia que ocurrían durante la noche. Y también a quien le recomendó levantar el toque de queda tras asegurar que la violencia había disminuido, pero con la precaución de mantener a los militares por 24 horas en "observación", tras el término del estado de emergencia.

Horas de crisis

Una de las primeras reuniones que sostuvo el general Iturriaga tras el término del estado de emergencia, a las 0 horas del lunes 28 de octubre, fue con el comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez, aseguran fuentes de la institución. En el encuentro se habría abordado el rol de las FF.AA. en la crisis social que estalló el 18 de octubre. A través de una comunicación institucional, la máxima autoridad castrense envió felicitaciones por el desempeño de sus tropas.

Pese a la buena evaluación del gobierno y del Ejército, el paso del general Iturriaga también tuvo baches. Fue el 21 de octubre cuando Iturriaga realizó declaraciones que causaron molestia en La Moneda. Ese día aseguró ser un "hombre feliz, no estoy en guerra con nadie", contradiciendo las palabras que pocas horas antes había dicho el Presidente Piñera cuando hizo un llamado a la unidad contra la violencia, tras lo cual aseguró que "estamos en guerra contra un enemigo poderoso".

En el gobierno reconocen que al general se le llamó la atención por este hecho. Así se evidenció en sus declaraciones posteriores. Iturriaga, quien se había convertido en una especie de vocero paralelo, tras el impasse solo se limitó a entregar reportes puntuales sobre lo acontecido a nivel nacional. El sábado 26, el día en que se acabó el toque de queda en todo Chile, Iturriaga no solo seguía recibiendo mensajes con los reportes de la crisis que afectaba al país. También ese día entraban a su teléfono felicitaciones por su cumpleaños 54.

Hoy, tras abandonar su oficina en la Comandancia en Jefe de la Guarnición Región Metropolitana de calle Zenteno, donde en el segundo piso instaló un catre de campaña para dormir algunas horas en medio de la emergencia, Iturriaga volvió a su despacho de la Comandancia de Educación y Doctrina, en La Reina, donde espera ser confirmado como general de Ejército.