Vittorio Corbo, ex presidente del Banco Central (BC), fue profesor de más de una veintena de las autoridades que desde hoy integran el segundo gobierno de Sebastián Piñera. Por lo mismo, con tranquilidad enumera las que considera las tres medidas o señales prioritarias que espera de la administración que comienza.

"El problema número uno de Chile ha sido la caída de la inversión cuatro años seguidos y el bajo crecimiento de los últimos cuatro años. El nuevo gobierno debe dar señales claras de que va a priorizar el crecimiento", afirma el también consejero del CEP. Así, detalla, lo primero es empezar a remover obstáculos a la inversión y articular un grupo de trabajo para desarrollar una estrategia para crear procedimientos más simples, fáciles de seguir, asegurar la integración de procesos, una ventanilla única y una autoridad a cargo de monitorear el progreso de la agenda. Segundo, anunciar una agenda clara para dar un nuevo impulso a las concesiones. Tercero, avanzar en el compromiso con fortalecer la institucionalidad y las políticas en el área fiscal; rayar la cancha sobre el peso de las demandas sociales.

"Vemos mejores expectativas en los hombres de negocios y la inversión puede repuntar, lo que irá aumentando gradualmente la capacidad productiva a mediano plazo. Pero los proyectos grandes de inversión requieren destrabar desde ya el tema de la permisología, crear un ambiente más predecible para el desarrollo e implementación de proyectos . Eso va a tomar tiempo en madurar, es un trabajo titánico y es un desafío muy bonito el que tiene el nuevo ministro de Economía, José Ramón Valente", dice.

¿Eliminar la permisología es lo primero para la vuelta de la inversión?

Es parte, porque es ridículo todo el papeleo para la aprobación de proyectos. Hay que hacer una poda a toda esta permisología. Es algo que también identifica la Ocde en su estudio: Chile requiere no eliminar las regulaciones, pero sí podarlas. Hay que aprovechar la economía digital que permite centralizar la información de las distintas dependencias del aparato público. Hoy vemos más confianza en los consumidores, porque creen que el mercado laboral estará mejor; más confianza en las empresas que se atreven a hacer la inversión marginal que estaban postergando, pero queda mucho ruido aún. Hay incertidumbre en las relaciones laborales, en la aplicación del nuevo sistema tributario. El nuevo gobierno debe mostrar que está verdaderamente en un espíritu de facilitar el cumplimiento de las leyes y las regulaciones vigentes.

Pero buenas expectativas no son garantía de una recuperación.

Esta administración tiene una orientación en esa dirección y ahora debe hacer el delivery. No hay duda que su orientación ha ayudado y eso hace que la suma de un entorno externo mejor y la idea de que el ambiente interno será más favorable para la inversión, para el alza de la productividad y para el crecimiento futuro, se refleja en la recuperación del dinamismo de la actividad que observamos. Ahora, para que esto se sostenga debemos avanzar en destrabar proyectos de inversión con actitud clara.

La administración saliente le restó importancia al cambio de gobierno en la mejora de expectativas.

Eso tiene que ver con hacer la autopsia de qué pasó en los últimos años. El dato del BC es claro en que la inversión crecería 3,1% este año, pero los cuatro anteriores cayó: 4,8% en 2014, 0,8% en 2015, 0,8% en 2016 y 2,5% en 2017.

¿Y qué dice su autopsia?

Mi autopsia ve que una parte de la desaceleración fue por condiciones externas menos favorables y que cuando un país enfrenta eso busca políticas para contrarrestarlo, pero aquí fue lo contrario: reformas con problemas de foco, mal hechas y con problemas de implementación elevaron la incertidumbre y deterioraron el ambiente de inversión. Aquí, las medidas internas amplificaron los efectos del shock externo y profundizaron los efectos en la inversión y crecimiento. Se cuestionó continuamente la economía de mercado, la que puede tener falencias, pero es el mejor modelo que conocemos para promover el crecimiento y el bienestar: todos los otros que han tratado de inventar ruedas cuadradas no han funcionado mucho, los autos andan con ruedas redondas.

¿El cuadro externo es o no el gran aliciente tras esta recuperación?

Las condiciones externas objetivas hoy son más favorables. En 2016, el PIB de América Latina cayó cerca de 1%, hubo recesión en Brasil y Argentina. En cambio, en 2017 la región creció cerca de 2%; aún no tenemos el cierre del cuarto trimestre para una medición total, pero se proyecta que en 2018 crecerá más que eso, básicamente porque Brasil vuelve a crecer y eso ayuda mucho. La economía mundial este año tendrá la mayor tasa de crecimiento desde 2011, cerca de 4%, algo que no veíamos hace casi una década. El mundo está mejor y ayuda, pero para sostener en Chile un crecimiento en torno a 4% debemos crear condiciones.

¿El país tiene capacidad de crecer al 3,5% por el lado de la demanda?

El crecimiento inicialmente superará el crecimiento potencial, estimado en algo más del 2,5% anual, porque vamos a usar mejor la capacidad existente y eso viene porque hay espacio. Eso es demanda y para estimularla necesitamos remover obstáculos y una actitud mejor hacia la inversión.

Parece que todo va bien. El Imacec de enero, de 3,9%, levantó las proyecciones hasta 5% para febrero y algunos bancos ya subieron sus estimaciones para el año. ¿Estamos realmente en recuperación?

Varios factores impulsan la recuperación cíclica de la economía chilena y los dos principales son un cuadro externo más dinámico, que se refleja en mercados internacionales más favorables para nuestras exportaciones; no sólo en el mundo desarrollado, también América Latina crece de nuevo, especialmente Brasil y Argentina. El precio del cobre se ha estabilizado sobre los US$ 3 y aunque las condiciones financieras internacionales siguen algo volátiles, se mantienen favorables y estamos en la fase inicial de retiro de estímulos en los países industriales. En lo interno hay una recuperación importante en las expectativas de consumidores y empresarios que los ha llevado a revisar decisiones de consumo y planes de inversión.

Los datos del Imacec no minero anduvieron bien, pero bajas bases de comparación también ayudan.

La economía empezó a tomar más fuerza, pero partiendo de bases muy bajas efectivamente. Ahora, si miramos la actividad en el trimestre terminado en enero (noviembre 2017-enero 2018) respecto del mismo trimestre de hace un año atrás (noviembre 2016-enero 2017), la economía creció un 3,3% en 12 meses y no veíamos este nivel de cifras desde inicios de 2014. La mejora de expectativas está relacionada con que se inaugura una nueva administración que en el foco de su programa tiene remover obs-táculos, porque tiene claro que con un crecimiento mediocre es difícil seguir avanzando en resolver los problemas de la sociedad chilena en la provisión de bienes públicos, salud, educación, pensiones y en mejorar la calidad del empleo.

¿Y cree viable que con el estado de las cosas el país crezca al 4%?

Hoy es mucho más probable un crecimiento en torno al 3,5% para este año. Lo veo factible y es algo que no estaba en los libros hace cuatro o cinco meses, por el hecho de que ya teníamos un mejor escenario externo, pero las expectativas no se daban vuelta. Para el próximo año es posible que crezcamos más, entre 3,5% y 4%, porque hay exceso de capacidad, pero dependerá de cuánto se vaya destrabando la inversión y lo que se logre en revertir el bajo crecimiento de la productividad para poder sostener tasas de 4% o más. Lo que sí le digo es que el nuevo gobierno tiene que dar desde esta semana las señales que se esperan.

¿Cuáles son esas señales?

Crear un ambiente más predecible y favorable a la inversión y ahí lo prioritario es sacar lomos de toro, porque hay muchos a la inversión... Las cosas tienen que estar bien definidas y también hay que evaluar las mejores formas de lograr los objetivos que se propone la política pública. No hay duda de que todas las sociedades, Chile también, le dan un valor mucho más importante a cuán amigable es la producción con el medioambiente. Pero una vez que tenemos esas restricciones hay formas de cumplirlas y en cómo definirlas hay que ser mucho más explícitos, estar mejor normados en vez de sacar medidas desde la arbitrariedad.

Reforma tributaria neutral

¿Para recuperar la inversión es clave una reforma tributaria?

La ley es ley y después hay que decidir si cambiarla o no; con la ley vigente hay que simplificar los procedimientos administrativos y facilitar su cumplimiento. Hoy es difícil y engorroso cumplirla...Chile había avanzado mucho en tener un sistema integrado, donde las instituciones financieras y las empresas enviaban la información directo al SII. Eso se complejizó mucho, se rompió la equidad horizontal del sistema tributario y se afectaron los incentivos al ahorro e inversión. Pero la urgencia es facilitar que los contribuyentes puedan cumplirla. Cambiar la ley es algo que el gobierno tendrá que evaluar en su momento.

El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, anunció que buscarán reintegrar los sistemas tributarios...

También creo que es mejor integrar. Chile tenía un sistema integrado que era la envidia mundial, pero integrarlo de nuevo requerirá que sea neutral sobre los ingresos fiscales, también ser capaz de recaudar en forma más fácil, con menos distorsiones en el nivel de impuestos. El Estado ha asumido grandes responsabilidades y hay que trabajar duro para fortalecer las finanzas públicas. La reforma tributaria tiene que proveer el financiamiento necesario para los gastos comprometidos.

¿Cuán factible es, además, bajar el impuesto corporativo?

Si se baja el impuesto corporativo el punto es cómo se reemplazarán esos ingresos, hay que calibrar bien ese efecto. Sí le digo que Chile tiene un problema grande de distorsión con el impuesto al diésel. El diésel no hay duda que es mucho menos amigable con el medioambiente que las gasolinas, pero tiene un impuesto más bajo que la gasolina y muchas exenciones. Ahí hay un impuesto que llora por aplicarlo y corrige distorsiones.

Una tasa que sigue en baja

En dos semanas más se conocerá el Informe de Política Monetaria (IPoM) de marzo. ¿Es probable que el BC eleve el rango de PIB proyectado para este año, de 2,5% a 3,5%?

No descarto que el BC lo revise hacia arriba o que señale que los riesgos están sesgados al alza.

¿Cómo ve la política monetaria transitando en este ciclo?

La política contracíclica por excelencia en el esquema macro chileno es la política monetaria y el BC ha hecho su pega. Cuando la economía comenzó a crecer bajo su potencial por varios años y la inflación empezó a bajar y situarse por bajo la meta, el BC respondió bajando la tasa en forma repetida para intentar que la economía tomara más dinamismo y evitar que la inflación se estacionara por mucho tiempo por debajo de la meta. El BC ayudó en forma importante al hecho de que el consumo se mantuviera robusto, consumo que es más del 75% del PIB, y también ayudó el mecanismo de transmisión de la reducción de tasas al resto de la economía a través de su sistema financiero.

¿Y ahora qué viene?

Creo que el BC va a esperar que se vayan achicando las brechas, porque tenemos un mercado laboral en que aunque la tasa de desempleo no refleja un deterioro importante, la calidad del empleo sí lo refleja, porque los que se han creado son empleos públicos y muchos part time y sin contrato. Lo más probable es que mantendrá tasas bajas por bastante más tiempo, hasta que empiecen a agotarse las brechas.

¿Cuánto y hasta cuándo?

En el escenario más probable veo que las tasas se mantienen donde están por una parte importante de los próximos seis meses y hacia fin de año el BC va a estar evaluando si es necesario iniciar el retiro de estímulo, porque la demanda consolida su mayor dinamismo. Pero todo esto dependerá de cómo se mueva la inflación y de lo que pase internacionalmente.

En ese escenario, ¿cómo ve la trayectoria futura del tipo de cambio?

Se mueve por muchos factores, pero uno de los factores que han contribuido a que el peso esté fuerte es que hay mucho más optimismo en Chile. Si Chile crece más que el resto del mundo, la moneda se tiende a apreciar, porque es más atractivo venir y eso está ayudando. También ayuda tener un precio del cobre sobre US$ 3 la libra, entre US$ 3,10 y US$ 3,20. Está ayudando que el dólar vale menos en el mundo, porque se ha depreciado el dólar americano. Todas esas cosas han ido en el sentido de llevar el tipo de cambio que le cuesta subir de $ 610.

¿Un dólar a menos de $ 600 es sostenible y bueno para el país?

Bueno, si no fuera sostenible no estaría ahí, es libre. Ha llegado a esos niveles porque las fuerzas lo han llevado hacia allá. Aunque hoy lo más probable es que estamos en niveles del peso muy fuerte, que no se van a sostener en el mediano plazo.

¿Cuál es nivel adecuado?

Le digo algo: el precio clave en la evaluación de proyectos donde el tipo de cambio juega un rol importante no es el tipo de cambio contado hoy, que está cerca de $ 600, sino que cuál es el tipo de cambio en los próximos 10 a 20 años, que es cuando el proyecto va a estar en plena producción.

¿Cuál es ese tipo de cambio?

Lo más probable es que algo más arriba del actual, salvo que mañana seamos campeones del mundo y nos ganemos el Premio Nobel de aumento de productividad. Si nos sacamos ese premio, $ 600 es un tipo de cambio alto.

"El Presupuesto, en la práctica, es una verdadera caja negra"

En mayo de 2010, Vittorio Corbo fue invitado por el primer gobierno de Piñera a presidir una comisión de expertos para diseñar una política fiscal de balance estructural de segunda generación para Chile. Hoy, las finanzas públicas están muy debilitadas, pero si la nueva administración decidiera nuevamente revisar la regla, el economista evita responder si volvería a liderar una comisión.

¿Cree que el deterioro fiscal chileno es mayor al informado por las salientes autoridades?

Creo que las cuentas fiscales se han deteriorado en años recientes, en parte, porque tuvimos precios del cobre muy por debajo del precio de largo plazo hasta hace un año y medio, y porque crecimos a tasas menores que el crecimiento potencial. Eso nos llevó a un déficit efectivo por varios años, pero aparte se tomaron compromisos de gasto que generan fuerte presión sobre las finanzas públicas los próximos años; parte grande de ellos asociados a la reforma a la educación. Me preocupa la película a futuro, porque si bien Chile aún tiene una deuda neta relativamente baja, la pendiente se ve muy difícil. Hay que fortalecer las finanzas públicas, pero también la regla y la institucionalidad fiscal, porque hoy es muy difícil monitorear su cumplimiento. El Presupuesto, en la práctica, es una verdadera caja negra.

¿Por qué una caja negra?

Porque lo que hay dentro sólo lo saben quienes hacen el Presupuesto, pero hay una capacidad muy débil de contraparte al Ejecutivo. Chile requiere fortalecer la regla, pero también tener un auditor confiable que evalúe el Presupuesto todos los años. En otros países existe eso a dos niveles: con un consejo fiscal autónomo y con un Congreso con capacidad de análisis del Presupuesto. Hoy tenemos un consejo asesor fiscal que no es autónomo y sin presupuesto propio.

¿Ese consejo no sirve?

Ese consejo no tiene ni los recursos humanos ni la información necesaria para evaluar la regla fiscal y la sostenibilidad de las finanzas públicas. Lo que se necesita es un consejo como el del BC, autónomo, con presupuesto propio y con un mandato claro de evaluar no sólo el Presupuesto, sino también la proyección de la deuda pública, de gastos e ingresos hacia adelante con las leyes existentes. Es el consejo fiscal que tienen otros países y es el que recomendamos en la comisión que presidí.

¿Qué cambios propondría hoy a la regla fiscal?

Varias cosas: simplificación y tener algún cochequeo con el nivel de la deuda, porque hoy la regla toma sólo el balance estructural, pero no el stock de deuda. También requerirá metas que se puedan auditar y establecer cómo cumplirlas y qué pasa si no ocurre.

¿Le preocupa una deuda pública bruta de casi 25% del PIB?

La deuda bruta como porcentaje del PIB y especialmente la neta es baja a nivel internacional, pero su pendiente, esto es su evolución en el tiempo, es preocupante si no hacemos un esfuerzo fiscal para contener los déficits ahora. Debemos evitar que la deuda tenga una dinámica muy libre, pero dimensionemos las cosas: Chile hoy no tiene un problema de deuda bruta, ésta ha subido, pero aún es manejable. Lo peligroso es que siga subiendo en la misma forma, porque si la pendiente sigue creciendo a la misma velocidad en cuatro o cinco años será pésimo. Estamos a tiempo de evitarlo.

Dado lo anterior, ¿cree que el nuevo gobierno pueda revertir los datos y recuperar las clasificaciones de riesgo que el país perdió?

Si crecemos de nuevo en forma sostenible por encima del 4% y somos responsables en fortalecer las finanzas públicas es muy probable que el país recupere sus clasificaciones, pero eso va a tomar tiempo. N