1.- 90 MINUTOS DE SIESTA BASTA
El sueño consolida nuestros recuerdos y nos permite convertirlos en aprendizaje. Una investigación de 2010 de la U. de California en Berkeley (EE.UU.) demostró que quienes realizan una tarea que pone a prueba la zona cerebral llamada hipocampo, en este caso para intentar recordar los nombres de 120 personas que nunca habían visto, y luego duermen una siesta de 90 minutos, recuerdan más nombres que quienes permanecen despiertos durante el día.

Pruebas con electroencefalogramas explican el porqué. Cuando las personas duermen se producen ondas de actividad eléctrica: a mayor cantidad de sueño, mayor cantidad de ondas. La misión que cumple esta suerte de "burbujas", como las han descrito algunos especialistas, sería trasladar la información de corto plazo que se acumula en el hipocampo a la corteza cerebral, donde se almacena definitivamente. "Es como mover datos de una unidad de USB a un disco duro", dice el doctor Matthew Walker, en un artículo de la revista Newsweek. Esto no sólo guardaría los nuevos recuerdos en un lugar seguro, sino que también liberaría espacio para seguir acumulando información.

Pero hay otras teorías para el poderoso efecto del sueño sobre el aprendizaje. El doctor Jeffrey M. Ellenbogen, jefe de la división de medicina del sueño del Hospital General de Massachusetts, en Boston, explica a La Tercera: "Algunos piensan que el cerebro reproduce la información recién aprendida durante el sueño, lo que fortalecería la conexión entre ciertas neuronas y facilitaría la generación de memoria de largo plazo. Otros argumentan que durante el sueño, el cerebro se deshace de las conexiones neuronales innecesarias, como cuando se poda un árbol muy crecido, pero se dejan intactas las ramas que son necesarias".

2.- DOS SEMANAS DE VIDEOJUEGOS
Se piensa que son sólo una distracción, pero podrían funcionar precisamente al revés. Nuevas investigaciones sugieren que los videojuegos fortalecen la atención visual, un elemento clave del aprendizaje y la inteligencia. Un estudio publicado en la revista científica WIREs Cognitive Science, demuestra que las aventuras digitales impactan en la atención visual, mejorando nuestra habilidad para seleccionar información relevante y suprimir la irrelevante. Algo crucial en un mundo que nos bombardea con una cantidad casi infinita de estímulos.

La capacidad de seleccionar lo importante se pone a prueba durante actividades visualmente demandantes, como manejar un auto, reconocer un rostro en la multitud o aprender algo nuevo basándose en la vista, como la lectura o las matemáticas.

Una de las autoras de este estudio, la doctora Daphne Bavelier -de la U. de Rochester (EE.UU.)-, asegura a La Tercera que "hemos visto beneficios después de sólo 10 horas de juego, repartidas en un período de dos semanas. Por supuesto, los efectos son más poderosos si se juega más tiempo". Un aspecto clave, dice, es que no todos los juegos tienen este efecto, sino sólo aquellos "rápidos y típicamente más cortos", o sea, los de acción. El estudio, por ejemplo, se basó en mediciones basadas en el juego Medal of Honor. Los de estrategia no sirven.

3.- EJERCICIO TRES VECES POR SEMANA
La actividad aeróbica regular estimula la producción de BDNF (sigla en inglés para el factor neurotrófico derivado del cerebro), una molécula responsable de la creación de nuevas neuronas y sinapsis, el proceso fisiológico base de la inteligencia. Un estudio dirigido por científicos de la U. de Illinois en Urbana-Champaign (EE.UU.) mostró que este proceso incide en un aumento de la materia gris en la región del hipocampo, que procesa el conocimiento y lo envía a un almacenamiento permanente en la corteza frontal. Esto, en sí mismo, no asegura un aumento del coeficiente intelectual, pero sí permite acumular más conocimiento de manera estable.

El autor del estudio, el doctor Arthur Kramer, asegura a La Tercera que cualquier ejercicio aeróbico, como caminar, andar en bicicleta o trotar, sirve. En su estudio, Kramer probó que el aumento neuronal se consigue al caminar tres veces a la semana, una hora por sesión.

4.- SALGA DE LA CIUDAD Y CONECTESE, AUNQUE SEA UN RATO, CON LA NATURALEZA
No sólo nuestro cuerpo ha sufrido las consecuencias de vivir en grandes ciudades, como han comprobado investigaciones que aseguran que tenemos menos fuerza en los huesos y menos músculos que nuestros antepasados. Científicos como Marc Berman, de la U. de Michigan (EE.UU.), han comprobado que nuestro cerebro también es víctima, ya que la ciudad es capaz de empobrecer la cognición humana. Afortunadamente, se puede contrarrestar. En uno de sus estudios, Berman mandó a pasear a dos grupos de jóvenes. Unos caminaron por una arboleda y otros, por una concurrida calle de una gran ciudad. Luego, sometió a ambos grupos a varias pruebas de habilidades. Quienes habían caminado por el campo se desempeñaron significativamente mejor en los tests de atención y memoria de corto plazo. Y poco tiempo bastaba: sólo 50 minutos de paseo entre los árboles robustecieron la cognición de los jóvenes.

Otros investigadores, como Stephen Kellert, de la U. de Yale, han mostrado que hay períodos más importantes que otros para estar en contacto con el mundo verde. Por ejemplo, asegura que "jugar en la naturaleza, particularmente durante el período crítico entre los seis y los ocho años, parece ser especialmente importante para el desarrollo de capacidades como la creatividad y el desarrollo emocional e intelectual". ¿La razón? A mayor variedad de estímulos a esa edad, mayor inteligencia: la naturaleza entrega una experiencia de "aprender haciendo" que las actividades en casa no dan.

5.- DOS TAZAS DE CAFE AYUDAN
Sabemos que el café quita el sueño. La cafeína estimula el sistema nervioso central, bloqueando la adenosina, un neurotransmisor que produce un efecto relajante en el cuerpo. Sin embargo, según un estudio publicado en Nature en 2011, la cafeína es capaz de mucho más. En ratones, esta sustancia fortalece las conexiones neuronales. En un experimento, las ratas a las que se les dio un equivalente humano de dos tazas de café, mostraron una actividad eléctrica más poderosa entre las neuronas de una parte del hipocampo, llamada CA2. Una conexión más fuerte en esta área implica un mejor aprendizaje y una mejor capacidad de memoria.

La autora de este estudio, Serena Dudek, del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de EE.UU., señala a La Tercera que sus estudios aún no aseguran que la cafeína aumente la inteligencia en los seres humanos, pero que si lo hace, se debería a este mismo proceso.

6.- APRENDA UN NUEVO IDIOMA
La clave estaría en la capacidad de centrar la atención, que es uno de los componentes de la inteligencia. Si manejamos bien el español y el inglés, por ejemplo, los circuitos de la corteza prefrontal deben focalizarse en uno u otro lenguaje, dependiendo del contexto, lo que nos hará saber si lo apropiado es "mujer" o "woman".

Una de las especialistas en este tema, la doctora Ellen Biakystok, de la U. York de Canadá, explica a La Tercera que "por ahora, no hay una explicación aceptada respecto del mecanismo a través del cual el bilingüismo potencia estos procesos". Pero sí aclara que la mayoría de los expertos coincide en que manejar dos idiomas genera la necesidad de centrar la atención en sólo uno de los dos lenguajes activos en el cerebro al momento de hablar, proceso que potenciaría otras habilidades relacionadas.

7.- JUEGUE AJEDREZ O HAGA PUZZLES
Hasta hace no mucho, la memoria de corto plazo, esa que nos permite recordar lo que acaba de pasar y relacionar un evento con otro, se consideraba uno más de los factores de la inteligencia. Sin embargo, una investigación de 2008 de la U. de Michigan probó que ésta puede ser la clave para aumentar puntos de C.I. en cualquier test. Jugar ajedrez, resolver puzzles o leer han probado ser buenos ejercicios para fortalecer esta memoria, como lo comprueba un estudio de la doctora Tracy Alloway, de la U. de Florida del Norte (EE.UU.). La investigadora se centró en niños con dislexia, ya que ellos suelen tener deficiencia en su memoria de corto plazo, lo que les impide recordar instrucciones, palabras y otras actividades relacionadas con el lenguaje.

Alloway puso a un grupo a jugar diariamente Jungle Memory, un juego de computador hecho para fortalecer la memoria de los más pequeños. Tras ocho semanas, en que jugaron por períodos de entre 20 a 30 minutos, consiguieron aumentar su coeficiente intelectual en seis puntos, comparados con el grupo que no practicó el juego.

8.- MAS VERDURAS, MAYOR HABILIDAD
Los altos niveles de obesidad han hecho a los padres preocuparse de la dieta de sus hijos, bajando el consumo de azúcar y aumentando el de frutas y verduras. Pero esto puede tener un beneficio colateral. Investigadores de la U. de Bristol (Reino Unido), descubrieron que los niños de ocho años y medio que seguían una dieta saludable tenían un coeficiente intelectual más alto que el de los niños que comían más grasa, azúcar y comida procesada.

Los científicos realizaron un análisis longitudinal con 14 mil niños, pidiéndoles a sus padres que respondieran con qué habían alimentado a sus hijos a la edad de tres, cuatro, siete y ocho años y medio. Cruzando todos los datos, construyeron una tabla desde menos dos hasta 10, donde el primer puntaje representaba la dieta menos saludable y la última, la más sana. Los investigadores concluyeron que por cada punto que se bajara en esta escala, caía un punto el coeficiente intelectual. Por el contrario, cada punto más en la tabla representaba 1,2 punto de incremento en el C.I.

Los adultos también pueden beneficiarse de una dieta sana. El atún ha demostrado ser una enorme fuente de grasas omega-3, que cumplen un importante rol estructural y bioquímico en el cerebro: casi el 20% de la materia grasa que compone la membrana que recubre a una neurona y a través de la cual pasan las señales eléctricas son ácidos grasos como el omega-3.

El ají rojo, los mangos, los damascos, la espinaca y las naranjas son ricos en vitamina C, que eleva la función antioxidante y ayuda a proteger el funcionamiento del cerebro. Según un reporte de la U. de Berne, en Suiza, mayores niveles de vitamina C en la sangre de personas de 65 años o más, están asociados con una mejor memoria.

9.- ESCRIBA A MANO
Recientes investigaciones muestran que escribir a mano, en vez de hacerlo con el teclado, ayuda al aprendizaje. En un estudio de la U. de Indiana, de 2011, los expertos sometieron a niños a resonancias magéticas para registrar su actividad cerebral. Se les mostraron letras antes y después de que se les enseñara sobre ellas. Algunos sólo las miraron y otros pudieron practicarlas a mano. En estos últimos, la actividad neuronal era más activa y más parecida a la de un adulto que en aquellos que sólo habían mirado las letras.

Los adultos también se benefician del manuscrito. Cuando se aprende un nuevo idioma, fuertemente gráfico como el mandarín, o alguna discplina con símbolos visuales, como la música o la química, escribir a mano ayuda. Según los expertos, la razón es que al tomar el lápiz y trazar cada letra, el cerebro recuerda con mayor intensidad el gesto que hace la mano.

En un estudio de 2008, publicado en el Journal of Cognitive Neuroscience, se les pidió a adultos que distinguieran entre caracteres nuevos para ellos y el reflejo de los mismos en un espejo, después de que un grupo los había practicado usando lápiz y papel y el otro grupo, el teclado de un PC. ¿El resultado? Quienes escribieron a mano tenían más capacidad para reconocer la forma adecuada de los caracteres.

10.- DESCONCENTRESE
Según las estimaciones de los sicólogos, pasamos 30% del tiempo divagando, pensando en cualquier cosa, menos en lo que estamos haciendo. Es más: en tareas específicas, como manejar por una carretera vacía, podemos llegar a divagar hasta tres cuartas partes del tiempo. Esta suerte de falta de concentración siempre ha tenido mala fama, pero los especialistas aseguran que es la liberación de la mente, propia de la divagación, la que nos mantiene enfocados en pensamientos más importantes u objetivos de largo plazo.

"Mientras una persona está ocupada con una tarea, esta estrategia permite que los planes de largo aliento de un individuo permanezcan frescos en la mente", escribe el profesor de sicología de la Universidad de Minesotta, Eric Klinger, en el libro Manual de la imaginación y la estimulación mental. Es decir, sirve como una especie de mecanismo de recuerdo, incrementando la posibilidad de que las grandes metas se mantengan intactas y no se pierdan entre muchas metas pequeñas.

OTRAS TACTICAS PARA FORTALECER EL CEREBRO
Combata el miedo: El peor enemigo del intelecto es el miedo. La amígdala, el centro del miedo, anula el trabajo de la corteza prefrontal, encargada de la memoria de corto plazo y las funciones ejecutivas. "Cuando esto pasa, tu C.I. se desploma. Tu creatividad, tu sentido del humor, todo se cae. Te vuelves estúpido", dice el siquiatra Edward Hallowell, autor del libro CrazyBusy.

Lo nuevo es bueno: Son las nuevas tareas las que estimulan el cerebro. Un estudio de la U. de Hamburgo entrenó en malabarismo a 20 personas durante un mes. En sólo siete días, aumentó la materia gris en sus cerebros, pero retrocedió cuando se detuvo el entrenamiento, a pesar de que aún sabían cómo hacer malabarismo.

Deje el tradicionalismo: Un experimento del Doctor Robert Sternberg, de la U. de Tufts, demostró que cuando se cambian las formas tradicionales de enseñanza de los niños y se usan otras que fortalecen su creatividad, obtienen notas mucho más altas en las mismas pruebas a las que son sometidos los niños que han aprendido con métodos tradicionales.

Coma chocolate amargo: Probablemente no tenga un efecto inmediato, pero se ha probado que el chocolate, al igual que el vino, contiene una buena cantidad de flavonoides. Estos antioxidantes son claves en procesos cognitivos como la memoria, e incluso son capaces de retardar los efectos del declive de la cognición en la tercera edad.

Póngase a tejer: Aparte del efecto relajante que se le ha atribuido al tejido, muy parecido al de la meditación, hay otro: fortalece las habilidades motoras, que a su vez favorecen las habilidades cognitivas que lo harán ser más inteligente.

Olvide. Luego recuerde: El sicólogo de la U. de Illinois en Chicago, Benjamin Storm, comprobó que cuando las personas se distraen y olvidan por un breve período algo que han aprendido recién, tienden a recordarlo mucho mejor más tarde. Dice a La Tercera que "cuando la información se relega por un tiempo, se beneficia más de una oportunidad de ser reaprendida".

Para aprender, el desorden es mejor: Es la conclusión a la que llegó el sicólogo de la U. de California, Robert Bjork, cuando en sus estudios comprobó que las personas recordaban mucho mejor aquella información que habían aprendido desordenadamente y desde varias fuentes.

Cuando domine una tarea, pase a otra: El profesor de la U. de California, Richard Haier, comprobó que cuando aprendemos algo nuevo, aumenta la densidad neuronal de nuestro cerebro, pero disminuye cuando, con la práctica, nos volvemos expertos. ¿La clave para no perder las neuronas extra? Pasar a una nueva actividad una vez que hayamos dominado la primera.

Crea que puede hacerlo: De acuerdo con estudios del profesor Carol Dweck, de la U. de Stanford, las personas que tienen una actitud más positiva hacia el aprendizaje, o sea, que persisten frente a las dificultades, obtienen un desempeño cognitivo superior,comparados con aquellos que no creen poder aprender.

Lea despacio: La lectura veloz no sirve cuando el objetivo es aprender, dice la sicóloga de la U. de Massachusetts-Amherst, Keith Rayner, a la revista Wired. Por eso, las investigaciones han mostrado que los lectores veloces lo hacen mucho peor que los que lo hacen a ritmo pausado cuando se les pregunta por el contenido de un texto.