Señor director:

La fuerte discusión en torno al CAE, de modo que se busca imponer una visión única, confunde este sistema de financiamiento estudiantil con el de 2013. Hoy no requiere avales familiares, se asigna por todos los años que dure la carrera, favorece la continuidad de estudios y tiene una tasa anual de 2% (subsidiada por el Estado), con un límite de monto de cuota del 10% de la renta y una deuda con fecha de expiración definida.

Pero el sistema debe perfeccionarse, haciéndose más solidario. Lo importante es que la solución buscada mejore el acceso, para que cada vez más estudiantes puedan acceder a una educación superior de calidad (en nuestro país las becas y créditos siempre han estado focalizados en instituciones acreditadas), con costos bajos asociados a los créditos y consideración de las condiciones laborales para definir el monto y modalidad de pago de la deuda.

Hablar de la eliminación del sistema de créditos es no entender que la gratuidad hoy solo beneficia al 25% de los estudiantes de la educación superior. No podemos dejar en el desamparo absoluto a cerca de 90 mil estudiantes que cada año estudian gracias al CAE. Desde su primera asignación en 2006, 300 mil se han titulado, oportunidades a las que otros no podrían acceder sin la ayuda de un sistema de becas y créditos.

Para asegurar el acceso a la educación superior es imprescindible mantener un sistema integrado de becas y créditos solidarios, administrado por el Estado, sustentable  y que no discrimine a los alumnos por el tipo de institución en la que estudian. La gratuidad por sí sola no es sinónimo de éxito. Solo garantiza el acceso pero no asegura mejores indicadores de progreso y titulación.

Fernando A. Martínez

Rector Instituto Profesional AIEP