"Uno espera que el gobierno dé una señal de prescindencia de la lucha interna de los candidatos, porque, de alguna manera, entiendo que el gobierno se empieza a pasar de mano". Con estas palabras, el senador independiente y probable abanderado presidencial del PR, Alejandro Guillier, reflotó ayer con fuerza una discusión que se venía dando, hasta ahora, de manera esporádica en el oficialismo.

El parlamentario abordó de esa forma el cambio de gabinete realizado el miércoles por la Presidenta Michelle Bachelet, que estuvo marcado por la salida de Máximo Pacheco de la cartera de Energía para liderar el equipo programático de otra carta presidencial del sector, el ex mandatario Ricardo Lagos. Así, Guillier fue consultado en radio ADN si cree que ese hecho -que fue visado por Bachelet- era una señal clara de que el Ejecutivo tendría preferencia por la opción de Lagos, en desmedro de otros postulantes de la Nueva Mayoría. "Es una intuición que muchos comparten", respondió.

Desde la otra vereda, el ex Presidente Sebastián Piñera -quien en la recta final de su mandato también enfrentó un conflicto similar en su sector en medio de la precampaña de Andrés Allamand y Laurence Golborne- se sumó a este debate. En una actividad en La Reina profundizó sus cuestionamientos al cambio de gabinete y aseguró que la Mandataria ya habría tomado una definición presidencial. "Es lo que sostiene Alejandro Guillier y es lo que creen muchos. Pienso que no habiendo un candidato oficial de la Nueva Mayoría, La Moneda debiera darles a todos las mismas oportunidades y el mismo trato", comentó.

Así, a menos de 24 horas de concretada la renuncia de Pacheco, en el oficialismo decían ayer que la autorización de la Jefa de Estado para la salida de uno de los secretarios de Estado mejor evaluados del gabinete era una señal evidente de que La Moneda ya decidió que apoyará la candidatura del ex mandatario, dejando en una difícil posición al resto de los posibles postulantes del bloque.

Además de la evidente incomodidad que ha generado esta situación en el PR y en el propio Guillier, colaboradores de la timonel del PS y también precandidata presidencial, Isabel Allende, resienten el rol jugado por el vocero de gobierno, Marcelo Díaz, y sus cercanos, a quienes les atribuyen vínculos con el entorno de Lagos.

Sin embargo, desestiman que exista un diseño elaborado del Ejecutivo en favor de Lagos y vieron como una "medida desesperada" la incorporación de Pacheco al equipo del ex jefe de Estado. Dirigentes del socialismo, en todo caso, reconocen que es un costo para la senadora.

En tanto, desde la DC, la presidenta de la colectividad, Carolina Goic, también realizó un crudo diagnóstico de lo sucedido, asegurando que le parecía un error "apoyar una candidatura que en el mismo lenguaje que ha ocupado el ex Presidente (Lagos) tiene un futuro incierto". Y agregó: "Sacar al mejor ministro, que era importante para las tareas que vienen, para que se fuera a una candidatura que está por resolverse, no es una buena señal".

Quiebre en el sector

Pero además de la definición presidencial en Palacio, en los partidos del oficialismo reconocen que el hecho de que se hayan enterado sólo 15 minutos antes que el gobierno realizaría un cambio de gabinete vino a fraccionar aún más la desgastada relación entre los partidos de la Nueva Mayoría y el Ejecutivo.

En la coalición han sido particularmente duros con el cambio de gabinete, asegurando que tuvo un carácter cosmético y que no se hizo cargo del problema principal: el comité político (ver nota relacionada). Esto, generando una molestia en la propia Presidenta Bachelet, quien ha cuestionado en privado, sobre todo, la presión en contra del titular de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre. Pese a que durante meses los líderes del oficialismo venían pidiendo un cambio en el elenco ministerial, la Jefa de Estado no realizó ninguna consulta antes de decidir las modificaciones que realizaría.

Desde Palacio reconocen que ha sido un año difícil ante una relación que se ha ido deteriorando cada vez más con el tiempo. Esto se vio acrecentado tras las negociaciones que se desataron a partir de la tramitación del proyecto de elección directa de intendentes, donde parte importante del oficialismo no ha asegurado su aprobación. Esto, pese a los constantes llamados públicos de la propia Presidenta a legislar en esta materia.

Sin embargo, fue la frustrada tramitación de la ley corta para corregir el error en el padrón electoral lo que terminó por generar un quiebre que muchos en el oficialismo ven como de difícil solución.