Un alegato habitual de los entrenadores es que "no se habla de fútbol" en los medios. Que siempre se les pregunta de lo externo, las polémicas, los dirigentes, los rumores de pasillo… Bajo esta consigna Mario Salas y Pablo Guede exigieron el viernes pasado que todas las preguntas, en la conferencia de prensa conjunta que dieron ambos en Quilín, se circunscribieran a la cancha. Sólo hablarían de la pelotita.

Aquí hay una confusión que es necesario aclarar. Porque de fútbol hablaron poco los caballeros. Fue una hora completa de tirarse flores mutuas (¡guerra de flores!), encontrar que el partido era "difícil", que el rival era "muy difícil" y que tenían "confianza en sus jugadores". Algo que mi mamá, con 77 años y jubilada del magisterio, con una pensión de morondanga porque no es Capradena, podría decir incluso con mayor claridad, riqueza conceptual y variedad lingüística.

Claro, se entiende, cómo hablar de fútbol si eso es entregarle "armas al rival". Es "regalarse" antes de comenzar a jugar. Había muchas cosas "secretas" que ocultar.

Total, nadie sabía que a Colo Colo había que cortarle el circuito entre Jaime Valdés y Valdivia. Es decir, parece que Salas no lo sabía. Porque debe ser el único ser humano en la tierra que no se entera que el Pájaro siempre le hace grandes partidos a Católica. Es su especialidad. Pero Salas lo dejó libre ¿Y Valdivia? Lo marca zonalmente con un grandote como Aued, que no tiene explosión, y con Fuentes, que uno no sabe si es volante de marca, ofensivo, mixto, triple o cuádrope. Lo cierto es que el Mago recibía tan sólo que en un momento pensó que todavía estaba jugando en Arabia. En el medio del desierto puntualmente.

Tampoco en Colo Colo sabían que Católica busca por arriba a Silva. Cabeceó siempre con ventaja, cómodo, mientras Barroso y Meza miraban sin intervenir. Faltó la silla de playa y el daiquiri. La buena noticia para Guede, es que Tanque tuvo 100% de efectividad en apuntar sus cabezazos al cuerpo de Orión. Cuando fue Kuscevic el que ganó, la pelota se fue dando botecitos al fondo del arco.

En la otra área, nos sorprendimos de las facilidades que dieron Espinoza y sobre todo Cordero por sus bandas. Parece que Guede jamás atacó a Católica por las puntas en los partidos anteriores. Salas se enteró ayer en el Nacional de esa forma de jugar de Colo Colo. Le ha ganado los últimos cuatro partidos y siempre se le cuela por los costados. Y tomaban a los laterales en el 1-2 ¿Qué hizo la UC en la semana aparte de esconder sus entrenamientos? ¿No hubo instrucciones para Fuenzalida y Vallejos de apoyar a sus laterales? ¿O creyeron que Guede iba a cambiar? Incomprensible.

Y como Paredes andaba con el colmillo afilado, porque está en plena renovación de contrato, hasta las chilenitas pifiadas se le iban a meter. Y se metieron. Mosa ya le aseguró jubilación, estatua y cenotafio en el Monumental. Tarea realizada.

Uno o dos goles más, Colo Colo otra vez le dio un toque a Católica. Por la Copa Chile, el Apertura o Clausura y ahora la Supercopa, fue el mismo partido que se viene dando hace más de un año. Pero calcado. Está visto. Si Guede anda con la soga al cuello, lo mejor que le puede ocurrir es jugar contra Católica. Le gana con el control remoto, casi por instinto. ¿Saben qué? Tiene razón ¿Para qué hablar de fútbol? Total, el partido se juega y se gana solo.

PD: La copa, el trofeo material de la Supercopa, no pesa ni cerca de 60 kilos. Lo tuve en mis manos y con suerte llega a los 15. Vivimos en una época de exageraciones ridículas e infantiles ¿Para qué inflar el peso del trofeo? ¿Qué gana la ANFP?