EXISTE UN adverbio latino, que figura en el diccionario académico y que se emplea de preferencia en impresos y manuscritos, a veces entre paréntesis, para indicar que una palabra o frase es literal o textual, aunque pueda ser o parecer inexacta o incorrecta. Se trata del término "sic", que significa "así", y que proviene de la sentencia latina "sic erat scriptum": así fue escrito. También se emplea en textos de prensa, pero muchos periodistas evitan el sic porque les resulta un tanto ostentoso.

El lector José Miguel Torres señala "que cuando se citan declaraciones textuales de un entrevistado a veces se transcriben errores y se hace un mal uso del idioma. En ese caso se puede utilizar la indicación 'sic', para que los lectores sepan que el error fue recogido sin variaciones de lo que dijo el entrevistado". Pero, agrega que "en el caso del vocalista de Los Tetas, acusado de maltratos a su pareja, un tema que La Tercera cubrió con amplitud, la redactora empleó en reiteradas ocasiones el término 'infringido' ('se ha auto-infringido heridas' o '(...) la reconocida actriz aseguró que en una oportunidad debió llamar a Carabineros para que se llevara a la ex pareja de Camilo Castaldi, Valentina Henríquez, porque estaba muy alterada e infringiéndose daño (...)'". El lector concluye que "una vez es suficiente, pero la reiteración denota el desconocimiento del verbo".

Cierto, en los textos que cita el lector no puede ayudar el adverbio sic. La constante repetición del verbo revela que quien redactó el texto no se percató del error. Se trata de dos verbos distintos: infringir e infligir. El primero, infringir, es un verbo transitivo que se usa cuando alguien no cumple la ley, una norma o un pacto. Por ejemplo: "la propuesta se rechazó porque infringía las normas éticas". Quebrantar es un sinónimo que se puede utilizar.

Infligir, en cambio, que también es un verbo transitivo, se emplea cuando alguien causa o produce un daño, a sí mismo o al prójimo. Y, desde luego, cuando uno mismo se inflige heridas, se puede decir "autoinfligirse", pero en una sola palabra, sin espacio intermedio ni guion.

Además, el daño causado puede no referirse tan solo a heridas o lesiones. También se ocupa en otros ámbitos, como en el fútbol: "la roja infligió una contundente derrota a México".

¡Ay!, las normas

El lector Alberto R. Ariste Hidalgo trae a colación el laísmo y, por extensión, el leísmo y el loísmo. La gramática española nos dice cómo utilizar los pronombres "la", "le" y "lo" y sus plurales, pero a menudo olvidamos la norma sin que nadie se sonroje. Un caso frecuente es la ausencia de concordancia, porque el pronombre "le" debe ir en plural si el complemento al que se refiere también es plural, como "yo no les voy a decir a los amigos lo que deben leer".

El corresponsal dice que en El Deportivo de La Tercera, del 26 de junio, se lee en portada: "La Roja se confía ante Australia y lo paga con un empate que le baja al segundo lugar y le condena a medirse a Portugal, el miércoles, en semifinales". Luego, ofrece un acertado análisis gramatical, que revela los errores.

Han pasado los días desde que envió la carta, pero rescato un deseo que expresó al pie: "¡pueda ser que ganemos!"...