EL PASADO miércoles Londres volvió a ser víctima del terrorismo. Un auto atropelló a un grupo de personas en el puente Westminster, para después estrellarse contra el Parlamento británico, ataque que dejó cinco muertos y alrededor de 40 heridos.La policía británica detalló que el atacante nació en Reino Unido y que tenía antecedentes penales. Paralelamente, el Estado Islámico (EI) revindicó el ataque, por lo que este hecho refleja la evidente amenaza del grupo yihadista en Europa.

Es posible que la estrategia de EE.UU. y la coalición internacional para recuperar ciudades emblemáticas del EI-y que ha dejado en evidencia el retroceso territorial de ese grupo en Medio Oriente- pueda estar generado que el yihadismo intensifique sus acciones fuera de esa región e impulse una serie de atentados terroristas en diferentes países del mundo. Considerando la cercanía de Europa a los territorios del autodenominado califato y a los intensos vínculos con esa zona, el riesgo de que los ataques se trasladen a ese continente es mayor. Es, además, la manera de castigar a Occidente. Aunque también existe la posibilidad de que esas acciones se potencien por los problemas de integración social que arrastran algunos países europeos.

Pero exista o no una relación directa entre la acción del autor del ataque con el EI, lo cierto es que, al parecer, Europa deberá comenzar a convivir con el terrorismo, lo que exige el máximo interés de parte de las autoridades para que puedan dar una efectiva respuesta a esta amenaza. Para ello, es imprescindible una acción internacional coordinada, ya que se trata de una amenaza, que a estas alturas, es global.