Usain Bolt ha anunciado que el 12 de agosto se retira de la competición. Poco antes de cumplir los 31 años. Pero la realidad es diferente. Hay demasiados datos que apuntan a que veremos al gran jamaicano en los Mundiales de 2019 e incluso en el equipo de relevos de Jamaica en los Juegos de Tokio 2020. Hay tres razones de peso que van a funcionar en contra de su retirada: su enorme calidad, el dólar y los intereses comerciales de la compañía Puma, el patrocinador al que no ha abandonado en toda su vida deportiva.

Justin Gatlin, el hombre que ha sido segundo por detrás de Bolt en las dos últimas grandes citas de los 100 metros (Mundiales de Pekín 2015 y Juegos de Río el pasado año), ha sido el primero en señalar que el jamaicano no pondrá fin a su carrera en Londres. "Bolt es como una estrella del rock", señaló el tramposo Gatlin, dos veces sancionado por dopaje, "le encanta viajar por el mundo, asistir a fiestas y después, ponerse a entrenar en serio y competir. Yo pienso que volverá a competir. Ha anunciado su retirada pero volverá a la carga y le veremos de nuevo en las pistas. Él es así. Pienso que es posible que se tome incluso un año sabático y después vuelva a lo más alto. Lo conozco bien: ama el atletismo y no lo va a dejar tan fácilmente".

Usain Bolt posee una cara oculta. Bajo su apariencia de simpatía a raudales, de caribeño cachondo, de despreocupación total, se esconde todo lo contrario. Un profesional concienzudo con una ambición competitiva sin límites. Es uno de esos pocos atletas que no son como parecen. Hay campeones que se transforman en las pistas, ofrecen una imagen para la galería y esconden debajo una fuerza abrumadora, una energía indomable, incluso una gestualidad que sólo aflora en los entrenamientos más duros y en la competición. Bolt es un atleta de doble cara y no va a abandonar su trono fácilmente. Menos aún cuando su heredero aún no está del todo perfilado.

La principal razón para creer en la permanencia de Bolt en la alta competición se centra en la ausencia de un sucesor claro. ¿Quién recogerá su cetro? El canadiense André de Grasse es un serio candidato, un velocista fino, fibroso, de mucha clase. Pero debe subir aún un peldaño más en la escalera de los más veloces. El otro gran candidato es el joven Christian Coleman, estadounidense, de baja estatura y, con 21 años, más rápido de lo que era Bolt a su edad. De Grasse ha corrido el hectómetro en 9"76 y Coleman en 9"82. Bolt les sigue sacando un mundo con sus 9"58 de Berlín.

El dinero es otro potente argumento para apostar por la continuidad de Bolt. El relámpago de Trelawny gana 30 millones de dólares al año y se planteará seguir hasta Tokio. La otra gran razón se llama Puma. La marca del felino vive literalmente del jamaicano y va a exprimir y elongar su vida deportiva al máximo.

Esta semana vamos a ver de nuevo esa mezcla de fuerza y relajación que se llama Usain Bolt. Relajación, talento y trabajo duro. Va a ganar los 100 metros en Londres. Pero no será su última carrera. Bolt necesita más atletismo. Y Jamaica necesita a Bolt.

* Analista experto en atletismo y médico