Una de las características y curiosidades que tuvo este último Clausura fue el despunte de algunos jugadores chilenos por sobre futbolistas foráneos. Sólo como ejemplo habría que destacar que los goleadores del torneo fueron Felipe Mora con 13 anotaciones y Esteban Paredes con 11. En general, este campeonato mostró mejor rendimiento de nuestros compatriotas.

extranjero

Soy de los que piensa que la contratación de un extranjero se justifica en la medida de su rendimiento por sobre cualquier otra consideración. Su carácter, compañerismo y otras habilidades blandas deben ser aditamentos de su calidad futbolística y no su arma principal. Un foráneo debe venir a aportar lo que tu equipo no tiene, por tanto debe ser un titular indiscutido y un referente del equipo. No concibo que se contrate extranjeros para que hagan banca toda una temporada, menos si eso significa menoscabar las posibilidades de un jugador formado en el club. Con esta premisa me dispongo a analizar los resultados de la última encuesta hecha a capitanes y directores técnicos, donde hay resultados que llaman la atención.

En particular en el mejor extranjero, donde aparecen Diego Buonanotte junto a Diego Churín, con 6 votos cada uno. Es decidor que ninguno haya llegado al 50 por ciento del global como le ocurrió en el anterior semestre al propio jugador de la UC. A modo de chimento les cuento que Gustavo Lorenzetti recibió un par de votos como mejor extranjero, cuando en realidad recibió su carta de nacionalización en enero. Es decir, jugó como chileno.

Más curioso aún considerando que Buonanotte jugó 990 minutos en este Clausura versus los 1.039 que dispuso en el Apertura, donde fue elegido el más mejor del torneo y de los cruzados. Si lo vemos además desde la perspectiva goleadora, es aún más radical la diferencia. Ocho en el Apertura contra tres de este último torneo.

De este pequeño volante se espera mucho más, especialmente a nivel internacional donde mostró algunos destellos de personalidad y liderazgo. Por momentos desapareció, pero en otras ocasiones no gozó de la compañía necesaria para desenvolverse de manera natural. Su mejor versión, vista en el semestre anterior, es la que muchos esperamos, considerando su enorme talento y creatividad.

Vamos al segundo en cuestión. Diego Churín es hoy objeto de deseo de muchos, especialmente de la U. Su voluntad dentro de la cancha es encomiable y posee un dominio único en el área. Sabe cómo y dónde moverse colectivamente. Eso además de su capacidad goleadora, que, al igual que el ejemplo anterior, bajó notablemente en el segundo torneo. 11 goles del Apertura contra 5 del Clausura. El pergaminense no es sólo un buen definidor. Además, es de los pocos centrodelanteros que son capaces de ir a posiciones incómodas en beneficio del equipo. No fueron pocas las veces que lo hizo en a favor de su compatriota Carlos Salom. Aún así, se espera más de este goleador.

Podemos concluir que la elección hecha por los votantes envuelve ambos torneos más que el último en particular. En lo personal considero que hay dos nombres que tuvieron en los últimos seis meses un rendimiento sobresaliente en sus respetivos clubes y que no obtuvieron los votos necesarios para erigirse como el mejor extranjero.

Matías Rodríguez, de la Universidad de Chile, que se asemejó mucho a la versión que vimos el año 2011 y que le significó partir a la Sampdoria. Tuvo una temporada sobresaliente mostrando versatilidad y un fondo físico envidiable.

Pero si tuviera que quedarme con un solo nombre elijo a Gonzalo Bustamante de Deportes Iquique.

El volante nortino es de los más inteligentes de nuestro fútbol, con una visión de juego envidiable y una capacidad técnica acorde al puesto. Probablemente el bajón de los últimos partidos le significó una menor recordación por parte de quienes votaron la encuesta, pero en la globalidad del torneo tengo la impresión que no puede quedar fuera de ningún ránking. Personalmente los resultados de esta encuesta no me representan. No porque no los considere buenos futbolistas, que sí lo son, sino porque en el último campeonato no fueron los más destacados.

Y a propósito de esto último aprovecho de hacer una salvedad. En los últimos años y, en otros ámbitos de la vida, las encuestas no han sido precisamente muy certeras (Donald Trump es el ejemplo más evidente) y esto se debe a un elemento básico humano: la subjetividad. Y si la extrapolamos al fútbol lo podemos llamar "lealtad". No son pocos los electores que votan por sus propios compañeros (práctica que en esta encuesta está explícitamente prohibida) como un signo de compañerismo mal entendido, obviando de manera flagrante al resto de lo colegas de otros equipos que hicieron un mejor trabajo en el último período.

¿Entendible? Por supuesto. Alguna vez también cometí ese error.