"¿Cómo pudo ocurrir?", preguntan seis lectores tras enterarse el pasado miércoles 26 de julio que una periodista chilena, radicada en Madrid, había escrito para La Tercera varias entrevistas que eran falsas, que nunca fueron hechas. Entre ellas, a los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, de España; y Álvaro Uribe, de Colombia. El diario presentó excusas a sus lectores, a las personas supuestamente entrevistadas y a algunos prestigiosos medios españoles de donde ella tomó maliciosamente parte de los contenidos.

El diario reaccionó con transparencia y coraje para aclarar la situación. Y, más allá de lo que ya se ha publicado, y de lo que dicen los dictámenes del Consejo de Ética, los lectores deben saber que al interior de La Tercera existe un manual de estándares editoriales, que dispone que los editores y periodistas deben establecer procedimientos de verificación y control, que aseguren que la inmediatez de la publicación no afecte o ponga en peligro las normas, en especial en lo referido a patrones de calidad y veracidad.

La libertad de expresión comprende el ejercicio de un periodismo de calidad, independiente y objetivo, que debe hacerse de acuerdo a estándares de excelencia, difundiendo información veraz y opiniones debidamente fundamentadas. Por ello, los periodistas deben identificar de manera fiel y completa el origen de los textos o fotos que utilizan, y es de su responsabilidad evitar que alguien incurra en plagio, que se considera una falta grave a la ética profesional.

En respuesta a los lectores que se refirieron a este delicado tema, cabe reiterar que la repudiable mala práctica de la periodista chilena que reside en Madrid, sorprendió al diario y a los controles internos, y creó una situación grave que -como señala el propio medio- afecta a éste, a sus lectores y al trabajo serio y responsable que realizan los profesionales que trabajan en La Tercera.

Un rally distinto

A propósito de los comentarios del director de la Academia de la Lengua sobre el creciente empleo de extranjerismos en la prensa -citados en la columna anterior- el lector Flavio García H. indica que el 22 de julio, La Tercera (Negocios) publicó una información con el título "Pese a último rally, cobre se acercaría a US$ 3 promedio recién en 2020". Agrega que "la redactora no revela a cuál rally se refiere... ¿el Dakar, tal vez?".

Más allá del humor del lector, la palabra inglesa "rally" genera una confusión. Porque rally, en cuanto torneo deportivo es "una prueba automovilística por etapas que se realiza en carreteras y caminos irregulares y dificultosos" y así figura en la última edición del diccionario académico. Pero, lejos del Dakar, el "rally" que aparece en el título es un anglicismo de uso muy restringido en español, que tiene otro significado.

El "Oxford Dictionary", considerado el más erudito y completo léxico de la lengua inglesa, acoge otros significados para esta palabra, tales como "nueva ofensiva" (en economía) o "recuperación" y "repunte" (en finanzas y temas bursátiles). Es este el rally que aplicó la redactora a su título sobre el precio del cobre. Desde luego, ella pudo usar términos más claros y comprensibles para decir lo mismo y evitar la confusión.