"Por Florencia Aguirre, de Coyhaique. Por Lucía Pérez, de Mar del Plata. Por todas las mujeres, yo digo con fuerza #NiUnaMenos". Este fue el mensaje que la Presidenta Bachelet envió a través de su Twitter personal la mañana de hoy, en repudio por los crueles femicidios de los últimos días. Más tarde, mientras en el centro de Santiago se desarrollaba la marcha contra los femicidios, enfatizó su postura y llamó a denunciar a los agresores en un mensaje televisado. "Como Presidenta seré clara, no toleraré que hechos como estos queden en el olvido ni en la impunidad. La violencia contra las mujeres y niñas debe terminar".

La Mandataria se sumó así a las miles de ciudadanas en Chile y en el mundo que buscan generar conciencia y frenar los asesinatos contra mujeres, pero también todo tipo de discriminación y abuso menos visibles.

"Chile está lleno de manifestaciones que tienen que ver con el machismo y que nos violentan igual. Y esas son las que no se han querido mirar desde la sociedad y desde la institucionalidad. Mientras esto no se ataque de manera integral, difícilmente vamos a poder combatirlo. Por eso, nos sentimos esperanzadas cuando las mujeres se levantan a decir basta", dice Lorena Astudillo, vocera de la Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres.

Este movimiento social iniciado en Argentina a raíz de la cruel muerte y empalamiento de Lucía Pérez se tomó las redes sociales en Chile para demandar, transversalmente, políticas públicas efectivas contra la violencia de todo tipo contra la mujer y la generación de un cambio de conciencia a nivel individual.

"Creo que es maravilloso que todas las mujeres nos podamos aunar, independientemente de las ideas políticas, la edad o el estrato social, y que estemos pensando en conjunto cómo hacer que esta epidemia de violencia contra la mujer pare de una vez", precisa la sicóloga Ana María Aron, directora del Centro de Estudios y Promoción del Buen Trato de la U. Católica. En su opinión, la violencia de género se origina en el sistema de creencias patriarcal en la que hombres y mujeres han sido educados en Chile, y que por siglos consideró a la mujer una propiedad. "Este concepto de propiedad, tanto de la mujer como de las hijas, es una idea tremendamente arraigada en nuestra cultura hasta hoy, y contra eso estamos peleando. Cuando un hombre violenta de alguna forma a una mujer, está exagerando al máximo un patrón que está en la cabeza de todos los hombres", precisa Aron.

En su opinión, cambiar esas creencias es un proceso lento y no se logra exclusivamente por leyes más duras. "Por eso, hay que partir por educar por la no violencia desde el jardín infantil para empezar a cambiar los estereotipos y cómo los niños y niñas se ven entre sí. Y eso significa trabajar con los educadores, la familia, los medios y, por supuesto, que con las leyes, que establecen claramente lo que se puede o no hacer".

La socióloga Claudia Dides y directora ejecutiva de la ONG Miles Chile, cuestiona que parlamentarios involucrados en hechos de violencia doméstica sigan en sus puestos. "Cuando un país no es capaz de dar el ejemplo respecto de sanciones efectivas en casos así, los hombres se sienten impunes. Cuando un país tiene políticas públicas que son patriarcales, que no reconocen los derechos de las mujeres, es un país que se siente impune y, por lo tanto, los hombre van a sentirse con la capacidad de seguir matando, violentando y violando a las mujeres. Y de eso estamos hartas", puntualiza Dides.

Desde la sociedad civil hay coincidencia de que es urgente reformar la legislación. "Hay procesos de la ley de violencia (contra la mujer) que debieran ser cambiados y revisados. Es una ley de 1995 que ha tenido algunos pequeñas modificaciones e incluyó el femicidio, pero que hay que ampliar hacia una ley de violencia de género, que incluya otros tipos de violencia y no sólo la doméstica o intrafamiliar (entre convivientes)", agrega Dides. Al respecto, la ministra del Sernam señaló que el proyecto para su reformulación será enviado antes de fin de año al Congreso.