¿Quién es usted realmente?, le pregunta un hijo a su padre. El hijo, un transformista cuarentón, ha llegado a reclamar la aceptación del padre, un escritor que acaba de recibir un premio importante. En concreto, le pide que le escriba un texto para que él lo represente. Y el padre se niega. Ese es el punto de partida de Bailando para ojos muertos, obra de Juan Radrigán que al fin, tras dos años, Víctor Carrasco estrenará en marzo.

Los personajes están en la casa familiar, ellos y la madre, una profesora de artes plásticas retirada. Afuera atardece. Adentro, el hijo prepara la comida y una performance que hará ante sus padres. "Los tres están en momentos cruciales, enfermos, sintiendo la cercanía de la muerte. La vida los está consumiendo. Hay una sensación de final que los inquieta, se percibe que este es un encuentro decisivo. Se tienen que hacer todas las preguntas que nunca se hicieron, algunas muy dolorosas", cuenta Carrasco.

De clase media y del mundo de la cultura, estos personajes no son los clásicos marginados por origen económico que pueblan los textos de Radrigán (Amores de cantina). Pero ellos también están fuera. La discriminación que sufren es uno de los temas más fuertes de la obra, retratada principalmente desde el hijo gay. "Pero aunque la sexualidad es un tema, el énfasis está puesto en los problemas de comunicación de la familia y la marginalidad de los personajes", dice el director.

El retrato familiar que se dibuja en el montaje no serviría para tarjeta Village. "Hay un cliché de la familia como útero, como un espacio cálido donde se acepta sin reparos, pero es todo lo contrario. En ella se pueden encontrar prejuicios feroces y la aceptación es muy difícil. Es complejo resolver las heridas y fracturas producidas por los roces", cuenta Carrasco.

Esta familia es interpretada por José Soza, Diana Sanz y Pablo Schwarz. Fernando Milagros está a cargo de música, iluminación y de la escenografía, la que se comenzará a construir la próxima semana. "La luz va a mostrar el atardecer, y la escenografía, el interior de la casa, con muebles, bien realista. De los trabajos que he hecho, este es el más realista", explica el director. Además, el equipo ha tenido la asesoría de Hija de Perra para la construcción del personaje de León, el hijo transformista.

Escritor, maduro y premiado. ¿Qué tanto hay de Radrigán en el personaje de César, el padre de familia? Carrasco responde: "Yo lo escucho todo el rato, a él, su rabia, dulzura, poesía, ironía. No me atrevería a decir que es 100% él, pero me parece que, de todas sus obras, esta es en la que más lo reconozco".

Lugar incierto
Han pasado más de dos años desde el primer anuncio de estreno. El dramaturgo le entregó el texto a Carrasco (La amante fascista) el 2010, el director aceptó y decidió que sería el primer estreno del Teatro de la Palabra, la sala que originalmente abriría el 2011. Entonces vino el lío legal. La Municipalidad de Providencia no le renovó la patente ni le dio permiso de obra a su sala, por no ajustarse al nuevo plan regulador. Y entre trámites, el montaje quedó en pausa. Entremedio, la obra fue estrenada en septiembre del año pasado, en Valparaíso, por Arnaldo Berríos. Y tuvo un par de funciones en noviembre y enero.

Con las nuevas autoridades en la alcaldía, el proceso del teatro partió de nuevo y aún no hay respuesta sobre su futuro. De todas formas, Carrasco espera estrenar el 28 de marzo en su sala. "Hay que encontrar el mecanismo para poder hacerlo, pero si no, se hace igual", dice. Así que en el Teatro de la Palabra o en otro lugar, Bailando para ojos muertos debería estrenarse en Santiago el 28 de marzo.