Señor director:

La casa Maroto fue construida en 1920 por la familia Hurtado Maroto y posteriormente fue sede de la Cruz Roja a partir de 1960. Su valor histórico-arquitectónico permitió que fuera considerada dentro de los inmuebles de conservación histórica por el Consejo de Monumentos. Según el Plano Regulador de la Municipalidad de La Reina, se obliga al propietario a conservarla, pero permitiéndole la conexión con otros edificios en sus fachadas oriente y sur, las cuales no pueden poner en riesgo su unidad volumétrica.

El proyecto Mall Plaza Egaña, propietario del inmueble,  decidió conservarlo y transformarlo en un Club de Jazz y en un centro gastronómico. Pese a la conservación no podemos negar el asesinato de lesa urbanidad que se ha hecho en su entorno. En primer lugar, no existe ninguna armonía entre las dimensiones de la casa y el centro comercial que se construye. A lo anterior se  agrega que hace algunos meses han instalado un cartel publicitario que impide la libre vista de su fachada.

Esta situación nos invita a pensar en lo importante que es la existencia de una zona de amortiguación que proteja este tipo de inmuebles y su entorno. Para eso es necesario perfeccionar la normativa existente.

Situaciones similares han ocurrido en nuestra capital con la iglesia del Liceo Alemán en Bellavista, la que ha sido amenazada con el edificio de la Universidad San Sebastián, y el citado mall de Castro y la Iglesia San Francisco, declarada Monumento Nacional el año 2000.

Antonio Vega Montalva

Licenciado en Historia y magíster en Desarrollo Urbano